La lectura no sustituye la experiencia de vida, ni tampoco el reflexionar acerca de algo. Muchos tratan de cambiar a partir de unas buenas ideas, pero no se le puede hacer trampa al sentido de vivir, de tener experiencias. Muchos leen libros para superarse; pero no aprovechan lo que dicen, no es su culpa, la memoria olvida, el cuerpo no.

De porqué necesitamos ayuda para superar esas limitaciones, es de lo que hablaremos hoy.

La dificultad de la mente para recordar todo lo que lee y todas las buenas intenciones

Al igual que un estómago indigestado, en el cual da vuelta la comida, nuestra mente esta indigesta de información, no le es fácil procesar todas las impresiones que recibe día a día. La familia, la pareja, el trabajo, las deudas, las noticias; todos estos datos entran a competir con tus buenos libros y buenas intenciones.

Si la mente logra apartarse de todas las ideas y tener presente una sola, las cosas serían diferentes y tú podrías concentrarte en hacer solo aquello que fijaste en tu mente. Entonces hablas con una amiga y te da unos consejos y tú dices: “eso es cierto”, luego lees un libro y dices: “cuánta razón tiene este autor”, te pones a pensar en esas ideas, te emocionas, te propones algo; luego te da hambre, vas a la nevera, te llaman por teléfono, y se te olvida todo.

He ahí la historia de tu vida y de la mayoría, vivimos de entusiasmos efímeros en medio de una rutinaria vida que nos obliga a actuar de una misma manera una y otra vez, lo cual no da espacio a buenas intenciones.

La costumbre de reflexionar y creer nuestras propias reflexiones erradas

Hay muchos que van mucho más allá, se sientan una tarde de invierno en el cómodo mueble de la sala, reflexionan acerca de cualquier tema y dicen: “La vida es de esta manera como yo pienso que es”. El hecho de que tengamos una opinión acerca de temas religiosos, políticos, morales, no quiere decir que sea así, de hecho, la mayoría de esas opiniones son erradas.

El cerebro capta el mundo en base a la información y preconceptos aprendidos de la cultura en la que nació, y también a las pocas vivencias que haya logrado tener. Por ejemplo, solo puedes entender el concepto del mar, a partir de conocer el agua de la ducha, pero sino conocieras el agua, no podrías entender el concepto del mar, y otra cosa es ir al mar. Así con muchas cosas en nuestra vida, presumimos que son de un modo; pero en la realidad son completamente diferente. No se engaña a la vida, hay cosas que se deben de vivir para entenderlas.

No es de extrañar que muchos políticos que hablan bonito, no entiendan las reales necesidades de un pueblo hambriento, y si en algún momento uno de esos hambrientos sube al poder, entonces estando en dicha comodidad se les olvida lo que vivieron. Resumiendo, por una parte no entendemos lo que no hemos vivido, y por otra parte la memoria olvida con facilidad. Con este par de inconvenientes nos enfrentamos a solucionar una vida llena de asuntos pendientes en el trabajo y en el hogar.

La experiencia de vida lo es todo. El conocimiento acertado viene de cosas que has solucionado.

La vida nos hace más sabios o muchas veces más tercos. Muchos con las experiencias de la vida se   vuelven más fuertes, más inteligentes, más comprensivos, más asertivos, y otros por el contrario se vuelven más amargados, más quejumbrosos, más equivocados. En este blog he hablado bastante de la importancia de solucionar nosotros mismos nuestra vida, y en la medida que lo logremos, nos volveremos fuertes. Mientras quien pasa la vida creyendo que tiene conocimiento de cosas que no sabe, que traslada la responsabilidad de su vida hacia otros, entonces dicha persona se sentirá cada vez más ahogado por la fuerza de las circunstancias.

No es necesario saber los secretos del universo, con que sepas lo suficiente para solucionar tu vida es suficiente. No es necesario ser un gran hombre y pasar a la historia como aquel que soluciona el hambre en el mundo, con qué soluciones tu vida y no estorbes es más que suficiente.  Muchos hacen lo contrario, dedican gran parte de su vida a llamar la atención, a hacerse los importantes, a pretender saber acerca del mundo, del universo, de sus dioses y demonios, pero que poco han invertido en solucionar su vida, y no se esfuerzan por adquirir el conocimiento para hacerlo.

Muchos se esfuerzan en adquirir conocimientos fuera de su alcance, y no aprenden de la vida diaria que les tocó vivir. El mejor conocimiento es el que nace de tus vivencias porque ese es más real, mientras que el conocimiento que nace de cosas que nunca has vivido, tiene altas probabilidades de ser equivocado. Mejor es el conocimiento que nace de cosas que tú mismo solucionas, ya que si vives mucho y no solucionas nada, entonces no aprendes nada.

Tú haces tu vida sencilla o complicada. La complicas cuando adquieres responsabilidades que nadie te dijo que asumieras, cuando te llenas de conocimientos que no te van a servir para cosas que necesitas. Muchos saben mas de ángeles, de demonios, de constelaciones, de política, que lo que debería saber acerca de las ideas erradas que lo meten en problemas. Muchos invierten enormes cantidades de tiempo a pelear con los demás, en impresionar a los demás; que lo que deberían invertir por ejemplo en hacer deporte.

Acciones automáticas del subconsciente y la memoria muscular es lo que hace difícil el cambio

Correcto, aceptas la realidad de que eres quien debe solucionar tu vida, que deberías haber sacado tiempo para aprender acerca de tu vida y de ti mismo, entiendes que tu vida cambia en la medida que cambias tus acciones, quieres cambiar y te esfuerzas, hablas con la vecina que te da unos consejos, buscas un nuevo libro con una solución, todo eso que lees lo tratas de aplicar la primera semana, pero luego te da pereza o se te olvida, y finalmente terminas repitiendo una y otra vez lo mismo.

Eso es normal, no puedes pretender que una forma de ser, que unos hábitos aprendidos por muchos años, cambien en un instante por un corto entusiasmo y esfuerzo. Toda tu forma de pensar ya está programada y actúa de manera automática, un solo pensamiento nuevo y diferente no hace efecto en toda esa estructura de miles de pensamientos, prejuicios y creencias que conforman tu forma de pensar. Por otra parte, está la memoria muscular, los reflejos y reacciones que conforman el cuerpo, ese que hace que vayas a la nevera a sacar algo para comer y no te des de cuenta sino hasta que sientes el sentimiento de culpa.

De por qué necesitamos ayuda para superarnos

A veces nuestra vida está llena de conflictos: peleas con familiares, nos echan la culpa de cosas en el trabajo, responsabilidades que se deben de cumplir, dolor de espalda, problemas de colon, gente desagradecida e hipócrita, problemas con un vicio. En medio de ese pozo profundo en el que todos de alguna manera estamos sumergidos, muchos en vez de intentar salir dicen que esa es la mejor vida, como aquel que está sumido en la violencia o la pobreza y dice que es mejor así, otros le echan la culpa al destino, a dios, al gobierno, y se le escuchan sus quejidos y maldiciones, otros sacan una mano, comprar un libro de superación personal, se quedan cómodos leyendo y dicen a otros como salirse, otros tratan de salir con algo de conocimiento y sus propias fuerzas del pozo. A veces esforzarnos no es suficiente, y necesitamos una fuerza externa que nos ayude.

Hay dos fuerzas que nos mueven a los seres humanos y en general a cualquier cosa. La primera de ellas es la fuerza interna, la voluntad, la motivación para hacer algo. Cuando eres fuerte, a pesar de las circunstancias adversas, eres capaz de superarte. La segunda fuerza que nos mueve es la que viene de afuera, aquella que nos presiona a movernos en un sentido. Es como ese jefe en el trabajo que te dice que para cuando le tienes el informe. El moverte por ti mismo requiere enormes dosis de esfuerzo y sacrificio, en el que debes de renunciar a cosas y dedicarte por mucho tiempo a algo que quizás no quieres hacer. Por otra parte, si nos acostumbramos a vivir un estilo de vida en la que funcionamos por la presión que viene de afuera, de las circunstancias, de los jefes, de los familiares, entonces no entrenaremos la voluntad personal.

Si lo sé, suena bonito el creer que podemos hacer las cosas por nosotros mismos, pero en la realidad, necesitamos la ayuda de los demás. Todos necesitamos de todos. Tu solo eres capaz de superar cosas para las cuales te has preparado bastante, pero como son cientos de cosas que conforman la experiencia humana, no todo eres capaz de solucionar por ti mismo. Por ejemplo, tú eres bueno en finanzas, pero no sabes nada de salud, entonces pides ayuda a alguien que ha pasado toda su vida estudiando el cuerpo. Así mismo en nuestra vida, no puedes pretender solucionar por ejemplo problemas de comunicación, problemas en las relaciones interpersonales, problemas en el cumplimiento de metas, sino te has dedicado a aprender cómo funciona, y si no tienes experiencia solucionando. En estos aspectos también deberías pedir ayuda.

Deberías llevar un equilibrio entre esfuerzo personal y pedir ayuda a otros que saben de cosas que tú no has tenido tiempo de aprender. Siempre hay un experto en algo, el cual a partir de su experiencia y dedicación logró superar algo que tú por tus ocupaciones no te dio tiempo, a ese experto deberías acudir. Así que si estas en un aprieto, busca en tu entorno al más experimentado en esa área y pídele ayuda. Esa ayuda, esa supervisión, esa asesoría, es lo que podrá hacer un cambio en nuestro programación mental, además quien nos asesora nos presionará y nos ayudará a recordar. No hay otro modo de lograrlo.