“Si piensas que la aventura es peligrosa, prueba la rutina, es mortal” Paulo Coelho.
En anteriores artículos hemos hablado de la importancia de la rutina en la consecución de nuestros objetivos. En esta ocasión hablaremos de lo perjudicial que puede ser, en caso de no ser enfocada en un objetivo.
La rutina nos hunde en estos de inconscientes cada vez más hondos.
A todos nos ha sucedido que cuando enfrentamos algo nuevo, toda nuestra atención se centra en ello. Luego cuando dicho conocimiento está completamente aprendido entonces pasa a formar parte del subconsciente, y no volvemos a saber de él. Es como cuando aprendimos a montar bicicleta, las primeras veces estábamos completamente atentos a la forma de montarnos y de pedalear; hoy en día es algo en lo que ni siquiera nos fijamos, sino que lo hacemos “mecánicamente”.
Todo nuevo conocimiento con el tiempo pasa al subconsciente para formar parte de los mecanismos detrás de nuestras acciones y decisiones. Cuando no llegan nuevas situaciones, entonces no hay mucho espacio para la consciencia, somos seres completamente mecanizados movidos por el subconsciente. Saludamos de la misma forma, visitamos a las mismas personas, hacemos las mismas cosas, y nuestra vida sigue lo mismo. Lo interesante de ello, es que no nos damos dé cuenta de lo que pasa, debido a que no hay esfuerzos conscientes. No estamos tomando decisiones, si no que estamos reaccionando, y eso es muy diferente.
Mismas situaciones, mismas formas de pensar y por tanto, tus mismos problemas.
Hemos hablado de que nuestra mente se nutre de las impresiones que llegan del exterior, y que en base a ello se toman las decisiones. Al no haber algo nuevo, entonces la base para tomar decisiones son esas mismas ideas que siempre nos han acompañado y por tanto terminamos en las mismas situaciones.
Todos vivimos de acuerdo a la forma en que pensamos. Por ejemplo; si usted es una persona que piensa que el mundo está corrompido, lo cual pudo haber ocurrido por situaciones de abuso en su pasado, entonces usted puede ser una persona con tendencia a aislarse de los demás. Vemos entonces que es esa forma de pensar es lo que lo hace aislarse de los demás. Quizás ese aislamiento pueda estar detrás de problemas como el estrés, la falta de oportunidades y otras situaciones sin que se dé cuenta.
Nadie puede tomar ni pensar una decisión diferente a partir de algo que no conoce. Es como cuando a usted lo ubican en un puesto nuevo, que nadie le dice para que sirve cada cosa, y usted de buena forma procede como cree que debe de hacer, pero termina arruinando todo. Esto sucede debido a que no tenía un conocimiento sobre cómo proceder de manera correcta. Así mismo en nuestra vida, con nuestras viejas ideas, es muy probable que obremos de buena intensión pero que sin darnos cuenta estemos generando algunos problemas.
A mayor tiempo en algo, más difícil es abandonarlo, más arraigado en tu conducta.
Cuando un árbol está creciendo, es frágil, y si quisiéramos podríamos arrancarlo y sembrar otra cosa. Pero si ese árbol sembrado lo dejáramos durante años para que creciera, entonces con el tiempo sería muy difícil arrancarlo. Lo mismo pasa con nuestros viejos pensamientos, paradigmas y creencias, los cuales están profundamente sembrados en nuestro subconsciente; que son realmente difíciles de cambiar. Lo otro que es difícil, es detectarlo, ya que entre más tiempo estemos acostumbrados a hacer algo, menos requiere consciencia, y más inconsciente se vuelve.
Usted puede estar cansado de estar encerrado en casa, de estar en el mismo trabajo, de hablar con la misma gente, quiere quizás vivir nuevas experiencias, hacer ejercicio, conocer un nuevo amor, y más; pero a pesar de sus deseos, pasan los años y usted en la misma situación. Es muy difícil escapar de las situaciones a las que estamos acostumbrados, ya que están completamente arraigados en nuestra conducta. Cada día nos hundimos más en lo mismo, nos aferramos más a nuestras costumbres.
Puedes tener la solución en frente y no la puedes ver, sucede mucho.
Cuando más arraigada es una conducta y una forma de pensar, más difícil es darnos de cuenta de que existe. Pero también es difícil de darse de cuenta de cosas diferentes. Me explico, puede suceder que las cosas nuevas no sean capaces de distinguirlas porque dentro de lo que sabe, no hay ninguna referencia a ello, así que sencillamente no le pone atención.
Sin darnos cuenta las soluciones pueden estar frente a nosotros y simplemente no las tomamos, ya sea porque no la identificamos como una solución, o porque internamente no tenemos referencia a ello. Para que me entiendan lo que les quiero decir, les coloco un ejemplo. Todos saben que los animales en cautiverio pierden la capacidad de valerse por sí mismos, y si algún día si se les abriera la jaula, no serían capaces de salir, les da miedo lo nuevo. Lo mismo sucede con nosotros, ya que muchos años en la misma situación, ya nos hemos acostumbrado y nos da miedo atrevernos a lo nuevo. Total, que a la larga terminamos en las mismas, con todas nuestras cargas y preocupaciones. De este modo, una mujer no sería capaz de abandonar a su esposo a pesar de lo infeliz que es, alguien no sería capaz de abandonar un método de trabajo porque piensa que le puede ir peor, y otras cosas más.
La adaptación a las situaciones difíciles con el tiempo hacer ver la situación como normal
Cuando un pensamiento nuevo llega a nuestra mente, entonces dicho pensamiento es como si se ubicara en posición de nadar contra la corriente respecto a los habituales pensamientos, y ese pensamiento no lo llevamos al nivel de un patrón de conducta (como dijimos en el artículo pasado), entonces lo más seguro es que termine desapareciendo. De ahí que las cosas nuevas no son fáciles de sembrarlas en nuestra vida.
Si ya de por si es difícil el cambio cuando estamos dispuestos, entonces lo es muchísimo más cuando no lo queremos. Como seres humanos, desarrollamos un nivel de adaptabilidad muy alto a donde estamos, así que, si llevamos mucho tiempo en un tipo de vida, entonces nos adaptamos a ella, y nos engañamos a nosotros mismos haciéndonos creer que estamos muy bien. Es entonces cuando escuchamos a las personas decir que son felices aun cuando les vemos un evidente caos en sus vidas, y entonces si tienen problemas con el dinero; empiezan a decir que este no es importante y que antes viven más bueno así. Si tiene problemas con los demás, entonces se hace creer a sí mismo que el mundo y la gente están corrompidos y que es feliz viviendo aislado. Que, si tiene problemas, estos antes les están enseñando, que son pruebas divinas que hay que aguantar con paciencia. Esto hace que se aferre con seguridad a sus condiciones de vida, y que además de ello, considere equivocadamente que su vida es ideal.
Estas personas por lo regular creen haber encontrado la respuesta a todo. Han desarrollado una forma de vivir en la que se han adaptado a su pequeño mundo y a sus grandes dificultades, y por tanto están completamente seguros de que su forma de hacer las cosas es la mejor, siempre se les escucha hablar orgullosos, y dando concejos a los demás. Con estas actitudes de autoengaño, es entonces más difícil de cambiar nuestras vidas.
El cambio y nuevas experiencias aclara tu visión.
Hay algunas cosas que podemos asociar con la quietud, que son cosas carentes de vida, de vitalidad. Una piedra, un rió estancado, etc. Por el contrario, hacemos más referencia a que algo está vivo, cuando vemos que se mueve, cuando cambia de estado. Una persona deprimida, por lo regular no tiene ganas de hacer nada. Una persona alegre siempre está en movimiento.
La rutina tiene un efecto petrificante en nuestra vida, nos amarra a un lugar y a unas condiciones de vida. Nos estanca, y con ello vienen también la depresión, y los problemas, tal y como a un rio quieto llega los moscos y toda clase de insectos. Debemos entonces evitar que nuestra vida se estanque, que nuestro pensamiento no se vuelva inerte. Porque esto lo que hace es que no le encontremos el sabor a la vida.
Hay otras formas de pensar y de vivir que quizás no hemos querido descubrir, de las que no hemos querido aprender y en las que puede estar las respuestas que buscamos, o el impulso que necesitamos para que nuestra vida evolucione. Abandonar nuestra forma de pensar y actuar es algo muy difícil, pero un primer paso es querer cambiar. Buscar nuevos amigos, con formas de pensar y actuar diferente, el buscar nuevas situaciones para experimentar, el hacer algo que antes no se había atrevido a hacer; es una forma de romper la rutina.
La rutina es importante cuando nos hemos establecido una meta, pero el aprender cosas nuevas y vivir los cambios, viene de salir de la rutina.
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Foto vía: Hedgey
Gracias por el consejo, estoy seguro que me ayudara mucho