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De las cosas más difíciles son las relaciones interpersonales, ya que es tratar de juntar a una persona con sus respectivas ideas erradas, sus inestabilidades emocionales con otras igual o peor. Todos los seres humanos somos diferentes, y esto lleva a los naturales conflictos con otras personas que son muy diferentes en la forma de concebir el mundo y de actuar.

Las siguientes son unas claves de inteligencia emocional, para mejorar las relaciones y llevarse bien con la pareja, o mejorar la relación entre padres e hijos. Este artículo es complemento a mi artículo anterior: “7 actitudes inconscientes que alejan oportunidades y amigos”, y que es uno de los más populares de este blog.

Para llevar buenas relaciones con los demás, todo surge a partir de ti y tus acciones

Antes de empezar, es importante dejar claro, que tal y como hablamos en este blog, todo parte a partir de nuestras acciones y por tanto no depende de lo que hacen o dejan de hacer los demás. Si basas tu felicidad en lo que otros hacen, difícilmente lo serás, ya que las personas al igual que las fuerzas de la naturaleza son impredecibles, y más si de psicología humana se trata. Para llevar buenas relaciones, no depende de otros, sino de nuestras acciones, y al ser de este modo, implica que nosotros debemos hacer esfuerzos conscientes por organizar las cosas, dar el primer paso.

En la medida que tus acciones llevan a tener una buena relación, entonces la respuesta por parte de la otra persona será positiva. No puedes esperar que el otro de el primer paso y solucione todo. Siempre debes empezar tu, de este modo, al otro ver tu esfuerzo y buena intención, se verá de manera inconsciente obligado a dar lo mejor de sí.

Es importante tener claro que son claves para tener una mejor relación, lo cual es diferente a claves para convencer a otros de hacer algo que queramos, para eso recomendaría uno de mis artículos: «Claves para convencer a otros usando argumentos«.

El enfoque del artículo, no es para hacer cambiar a otros según pensemos que deben de ser, sino para cambiar nuestras conductas, de tal manera de tener una mejor relación con los demás. A partir de nuestro cambio podemos hacer que otros cambien, como lo explicaré, al final, en la conclusión del artículo.

  1. Siempre debes de ir con la actitud de dar y no con la actitud de “que me van a dar”

Es una realidad que a la mayoría de las personas no les gusta estar solas y por eso buscan la compañía de otros. He aquí un primer detalle, es decir que se buscan a las personas porque necesitamos de ellas. ¿Qué necesitamos?, pues que nos hagan compañía, que nos entretengan, que nos den seguridad o que nos motiven, entre muchas otras razones. Eso no tiene nada de malo, forma parte de la dinámica de las relaciones. El problema no es que necesitemos de los demás, el problema es que tú no estás dispuesto a dar nada.

Listo, te gustan las personas responsables, divertidas, sinceras, que colaboran. Pero ¿cómo eres tú?, eres tan interesante, tan perfecto, como lo que le exiges a los demás. Muchos a esta pregunta, en el fondo responden que sí, y de cierta manera es normal, ya que cada uno maneja una imagen de sí mismo demasiado sobrevalorada, cree que sus propias ideas son mejores, que su forma de actuar es la mejor. Esto es normal, es un mecanismo del cerebro para aprender a tomar decisiones y movernos por el mundo, ya que solo podemos tomar una decisión a partir de estar seguro de lo que pensamos. Si no consideramos que nuestras opciones son las mejores, entonces seríamos muy inseguros. El problema es que sueles creerte mejor de lo que eres, cuando solo eres un sujeto como cualquiera, lleno de todos los problemas psicológicos y conflictos que tiene la mayoría de seres humanos. Crees que tus esfuerzos son mejores, que tus acciones son mejores, y exiges demasiado de los demás. Aunque no lo creamos, es muy común esa imagen idealizada de uno mismo, y es diferente a lo que realmente somos.

En general nos creemos que somos colaboradores y la realidad es que somos egoístas. Por supuesto estos también son mecanismos del cerebro y de eso ya hablé en mi artículo: “Somos egoístas por naturaleza”. Siempre queremos que los demás hagan más, queremos que otra persona se encargue. La clave no es andar exigiendo a otros que hagan esto o lo otro, la clave está en lo que tú tienes para dar, y vencer nuestra naturaleza facilista y egoísta. Que siempre que alguien se encuentre contigo, reciban mucho de ti. Ya sea porque eres alegre y haces pasar un buen rato, o porque eres una persona que siempre es colaboradora. Es decir que si vas a una reunión no digas: “Quien trajo los platos”, sino que la primera palabra debe de ser: “Yo traje esto”. Si se terminó la cena, entonces deberías ser el primero en ir a lavar la losa, y no el primero en decir: “es que yo la lave la semana pasada”. Si debe de haber una invitación a salir con gastos pagos, deberías ser el primero en decir: “Yo invito”. ¿Verdad que es molesto ver a las personas que siempre están de pegados sin hacer nada?, ¿Verdad que es agradable la compañía de aquel que es colaborador?

Ahora me dirás, que es que tu das mucho y el otro no da nada, o que no quieres verte como alguien que se esfuerza por ganar el aprecio de los demás. Paciencia, ya tocaré este tema en un punto más adelante en este artículo.

  1. Dale la libertad a las otras personas, no las encarceles

Tan bonita que es la palabra “libertad”, tú la dices e inmediatamente te imaginas como volando y sientes un aire fresco en tu cara. Los seres humanos vivimos vidas muy cohibidas, muy restringidas, muy obligadas a hacer lo que no nos gusta. Eres esclavo en tu trabajo, cumpliendo un horario de trabajo del cual no puedes salir, eres esclavo del que dirán, no puedes decir lo que piensas ni hacer lo que quieras, eres esclavo de las modas y tendencias, ya que por obligación tienes que comprar ropa y tecnología que todo el mundo está usando. Eso sin contar que somos esclavos de nuestros propios hábitos. Eres esclavo de tus hábitos alimenticios, eres esclavo de tus deseos, de tus estados de ánimo, y en general de cientos de cosas que no puedes controlar. En medio de este estado de cohibición, tienes que aguantarte a otros que coartan tu libertad, que te dicen cómo tienes que pensar y que tienes que hacer. Es decir, estás en medio de cohibiciones y llega alguien a cohibirte más de lo que estas. Te sientes más cohibido en tu libertad.

Alguien no necesita apuntarte con un arma y llevarte a un cuarto oscuro para privarte de tu libertad. Existe un secuestro peor, el del pensamiento, en el que te cohíben el libre desarrollo de tu personalidad. Para cohibir alguien no necesita decirte haz esto o lo otro, sino con el solo hecho de actuar lo dice todo. Hay que tener en cuenta, que los seres humanos cedemos mucho ante los demás, aceptamos las imposiciones de otros, porque de no hacerlo, no habría relaciones posibles. Tú te imaginas donde a cada instante defendiéramos nuestro punto de vista, donde ante todo reaccionáramos, entonces todo sería conflictos. Por eso debemos aguantar mucho a los demás, y entre esas cosas que les aguantamos, es seguir sus costumbres, aceptar ciertas imposiciones y cohibiciones. Pensemos en esto, eres un fumador, y resulta que cuando vas a donde alguien siempre te está recriminando el que fumes, y esto te hace sentir cohibido, mientras que si vas a donde otra persona que fume, entonces te sientas más relajado. Pues lo mismo sucede con muchas actitudes; tú tienes tu forma de ser y de pensar, y siempre te encuentras con alguien que te suelta el discurso de que esto y lo otro es malo, entonces te sentirás cohibido.

Muchos dicen que tienen una personalidad definida, y lo que tienen definido son sus temores y traumas. Básicamente las formas de pensar son temores, son prevenciones que surgieron de manera inconsciente como una forma de defenderse ante ciertas condiciones difíciles. Alguien se aferra a posiciones políticas, religiosas, a estilos de vida, solo porque se sienten seguros en ello, y siente que otros tipos de vida son peligrosos y le pueden hacer daño. Una persona así es en extremo controladora, se asegura que ni él ni nadie, sea de otra forma, porque otra forma siente que es peligrosa. Entonces todo lo tienen definido, creen que la única forma de llevar el pelo, de vestirse, de alimentarse, la única música que se debería escuchar y que si es buena, es la que a ellos les gusta, y no solo es con eso, sino con cada cosa en la vida. Hay que pensar que no todo en la vida se puede controlar, tú no puedes andar por la vida diciéndole a los demás, por ejemplo, que música deben escuchar, y no es que lo impongas, sino que con tu actitud es suficiente, y la otra persona se tendrá que cohibir para que no te sientas incómodo.

Dos personas diferentes con demasiadas prevenciones acerca de la vida no es fácil convivir, es indispensable aprender a disfrutar de lo que el otro hace, para que la otra persona se sienta libre. Hay que hacer un esfuerzo por involucrarse en lo que al otro le gusta, y compartir cosas como los videojuegos, el ver películas de cierto género, el escuchar cierto tipo de música rara que le gusta al otro. Yo por lo menos no soy fumador, de hecho, nunca aprendí a fumar, y sin embargo, cuando salgo con una pareja que fuma, yo fumo y además lo disfruto mucho, a tal punto que me dicen que conmigo fuman más que con cualquiera, y eso teniendo claro que no se fumar. El problema, no la tiene las cosas, el problema siempre eres tú, y en el caso del vicio del cigarrillo el problema está en tu adicción.  Pongo este ejemplo del cigarrillo, pero se aplica a muchas cosas. Y si tú eres capaz de hacer sentir a una persona completamente libre, de que te disfrutas lo que ella disfruta, y no le haces sentir como si le estuvieras recriminando algo, o que no puede hacer algo, entonces esa persona se sentirá muy bien contigo. Seguro con este ejemplo saltarán los naturales comentarios acerca de que el tabaco es nocivo para la salud, y por eso invito a leer mi artículo: 19 claves para superar cualquier vicio o adicción.

En este punto también hay otro “pero”, respecto a cómo corregir cosas nocivas en el otro, y ya hablaremos más luego en este mismo artículo.

  1. Interesarse de manera sincera en el otro

La persona más importante para uno, es uno mismo, nos gusta hablar de nuestras ideas, de nuestros triunfos, de nuestras dificultades. El que otro esté pendiente de cómo estamos, nos da la impresión de que le importamos, y realmente es así. Nadie invierte un miligramo de esfuerzo ni de interés, en alguien que no le importa. Así que alguien que está a tu lado y no te pregunta cómo has estado, ni escucha atentamente lo que dices, te hace sentir como si no le interesarás, como si no representarás ningún valor para esa persona, como si solo quisiera algo de ti.

Todos estamos haciendo un esfuerzo por lograr algo, queremos que alguien nos pregunte si con ese esfuerzo si logramos lo que queríamos. Todos en algún momento pasamos por alguna dificultad, y queremos que nos preguntes, si esa dificultad ya pasó. Queremos compartir el cómo nos sentimos, hablar de lo que nos ilusiona, de nuestras esperanzas, de nuestras expectativas, de nuestras inseguridades y de que alguien nos diga que podemos sentirnos seguros. Si tu logras que una persona se abra a compartir este tipo de sentimientos, entonces te tomará en estima y no se querrá despegar de ti. Todos sufrimos problemas de falta de afecto, de inseguridades, de autoestima, y que haya alguien para compartir estos sentimientos, nos hará sentir que no estamos solos o indefensos ante este tipo de situación.

Por otra parte, la persona menos importante para alguien son los demás, a menos que sienta un sincero aprecio por el otro. Así que el estar contando como te fue, como te sientes, a los demás, pues la verdad a nadie le importa, es en serio, cada cual esta tan concentrado en sí mismo, en sus problemas, que no quiere escuchar de otros. Si el otro cuenta sus tristezas, entonces sonará como alguien desesperado, y si cuenta sus triunfos sonará como alguien orgulloso, por eso nos molesta que alguien hable tanto de sí mismo, ya que a nadie le interesa. Eso sí, cuando la otra persona es de nuestro afecto, entonces sucede todo lo contrario, nos interesa saber a cada instante que está haciendo. Ese afecto debe ganarse. Una clave para saber si le interesas a otro, si está interesado en escucharte, es que te pregunten de forma sincera, ¿cómo estás?, y si no te preguntan, entonces no les digas, porque realmente no les interesa, y tampoco es su culpa, ya que no hay un afecto de por medio. Es por eso que debes hacer un esfuerzo consciente, invocar al espíritu de la curiosidad, como aquel que acaba de descubrir algo nuevo, y empieza a enterarse de manera fascinante quién es esa otra persona. Una vez la otra persona se abra, entonces empezará a interesarse en ti.  Es bastante agradable la compañía de personas que se interesan realmente en nosotros.

  1. No le eches en cara errores, debilidades y fallas a los demás

Los seres humanos tenemos unos mecanismos de defensa que tienen por propósito defendernos ante cualquier tipo de agresión. En la etapa animal, esos mecanismos de defensa son respecto a agresiones físicas, y a nivel humano es respecto a las agresiones emocionales. A nivel emociones los seres humanos nos defendemos de algo que nos haga sentir inferior, que alguien se burle de nosotros, que grite a los 4 vientos nuestras fallas, que nos haga notar nuestras debilidades. Al sentir este impacto, nuestro cerebro reacciona generando un mecanismo que obligue a alejarnos del otro, y para eso debe de caernos mal. Luego de que nos cae mal, empezamos a atacarle y así caemos en un círculo vicioso de hostilidad.

Ya lo hablé en mi artículo: “5 razones por las que las personas nunca cambian”, es demasiado difícil que alguien cambie su forma de ser, sus actitudes, y que alguien le esté recordando y recriminando esto, sonará como una agresión. Entonces su pregunta natural será si se tiene que estar aguantando al otro y le respondo al instante. Todos los seres humanos tenemos nuestras cosas buenas y malas, así como aceptamos lo bueno, debemos aceptar lo malo. Las cosas buenas en el otro, nos hace olvidar las cosas malas, es como cuando estás en tu trabajo, tienes que aguantarte muchas cosas malas, pero las soporta debido al pago. Lo otro es que, si la otra persona tiene demasiadas cosas malas, entonces que haces al lado de una persona así, el problema es tu falta de decisión para alejarte de alguien que te hace más mal que bien.

Por otra parte, con inteligencia todo se puede solucionar. Esto es especialmente útil para solucionar conflictos con nuestra pareja. Para hacer notar los errores de otros, primero debes hablar de las cosas positivas del otro, luego de tus errores, y finalmente del error del otro, haciéndolo ver como una virtud en ciertos aspectos. Luego planteas una solución en donde tú haces un esfuerzo por ayudar. No debes dar muchos rodeos, busca una excusa en las cosas cotidianas, y trata de ser lo más claro posible. Por ejemplo: “Veo que llevas con ese problema varios días, que te parece si yo te llevo al especialista, yo lo pago y miramos de que se trata”. En este ejemplo has planteado una solución, has hecho saber que tu cubres los gastos, y que además un experto revisará el tema. Muy diferente sería, si le hicieras ver al otro de que es un defecto y no le planteas soluciones. Es decir, el otro no tiene ningún problema con esa actitud, y si tú tienes el problema, entonces debes plantear la solución. Cosa muy diferente cuando los padres tratan de solucionar los problemas con los hijos. Para bien o para mal, los padres tienen mucha influencia en la vida de su hijo, y los jóvenes son inmaduros e inexpertos, así que unos buenos padres, siempre saben llevar un buen equilibrio entre complacencia y disciplina.

De estos temas ya hablé en mi artículo: “10 claves para decir la verdad a otros”, además profundicé en el tema con el artículo: ¿Por qué no nos gusta que nos digan la verdad? Y formas de autoengaño. Por otra parte, si el otro tiene un hábito muy marcado, entonces te invito a que le compartas mi artículo: 19 claves para superar cualquier vicio o adicción.

 

  1. No guardes un mal pensamiento contra el otro, no le eches mente

El subconsciente maneja gran parte de todas nuestras acciones, a la larga no nos damos dé cuenta de que es lo que estamos haciendo. Y una de esas cosas de las que no somos conscientes, es acerca de cómo lastimamos a los demás. Les había dicho en un punto anterior, de que tenemos unos mecanismos de defensa, en el cual agredimos a otros cuando nos sentimos atacados. Sucede entonces que cuando llevamos un mal recuerdo de alguien, sentimos a la otra persona como desagradable, y por tanto empezamos agredirle a la menor oportunidad y sin ser muy conscientes de ello.

Es inevitable que, en algún momento en medio de las interacciones de todo el día, el otro diga o haga algo que nos ofenda, y al sentirnos molestos, estaremos predispuestos a agredirlo en algún momento. En la medida que recordamos el sucedo, nos molestaremos más, veremos la falla más grave, y constantemente estaremos lanzando puyas y comentarios para hacer sentir nuestra molestia, nuestro inconformismo. La otra persona por supuesto va a notar esto, y antes esos comentarios se sentirá también ofendida, por lo cual se entrará en un círculo vicioso de continuos ataques de ambas partes, que terminará por romper la relación.

Ante esos sucesos, tú tienes que transformar el pensamiento de manera inmediata, para no dar lugar a que guardes un sentimiento de molestia respecto al otro. La manera de transformar esto, es pensar en las cosas positivas del otro, en que esa persona también te tolera cosas, y que realmente el suceso tampoco es lo más grave del mundo, y que hay situaciones mucho peores. Pensando de este modo, lograrás transformar la situación en tu mente, y por tanto evitarás ser agresivo de manera inconsciente.

Lo otro es que también tienes que aprender a detectar y transformar los estados de molestia del otro. Si tu detectas que hicistes algo mal, entonces procede a solucionarlo de inmediato, si detectas que es un mal entendido, procede a aclarar al instante. Si la otra persona insiste en su molestia, es mejor apartarte, que se quede sola con sus pensamientos negativos, hasta que los transforme por sí mismo, dale tiempo. No es bueno dejar acumular disgustos en la mente del otro.

  1. Aprende a vivir por ti mismo, a ser feliz por ti mismo sin depender

Eso lo sabe todo el mundo, de que la felicidad está en nosotros mismos y no en los demás. Desafortunadamente es solo una frase bonita, porque es difícil que un ser humano, ande por la vida como si no necesitara de nadie. Todos necesitamos de todos, lo importante es que no necesites demasiado para sobrevivir, como si tu vida dependiera de lo que otro hace o deja de hacer.

Si tú tienes un problema de convivencia con otro, deberías estar en la posición de obligar al otro a que por sí mismo cambie y haga todos los esfuerzos posibles por no perderte. Tu puedes ser el tipo más equivocado del mundo, pero la otra persona necesita tanto de ti, que te tendrá que aguantar, y cambiar lo que tenga que cambiar, para poder estar contigo. Por el contrario, tu deberías estar en la posición de que eres capaz de valerte por ti mismo, de tal manera de que no necesites indispensablemente de la otra persona.

Al principio, en el primer punto decía que deberías ser alguien siempre dispuesto a colaborar, a invitar, a dar, pero no es porque tenga que ser una obligación. El dar debe formar parte de tu personalidad, ya que si lo haces por obligación entonces se notará como si tratarás de adular, y necesariamente esperaras algo a cambio, entonces si tú vas en la actitud de llevar un regalo para que después te den otro regalo, entonces se notará la mala gana en el regalo, y te quedarás frustrado esperando el regalo del otro. Mientras que, si tú regalas algo porque te nace, y te esfuerzas en entregar algo bonito, eso se notará, se verá natural. Cuando tú entregas a los demás desde la necesidad, aparentas ser un adulador, mientras que si entregas desde la opulencia y desde tu forma de ser, entonces te notarás como alguien cálido. Esa es la diferencia.

Por otra parte, dentro de la relación, si el uno es ordenado y el otro es desordenado, quiere decir que al otro no le importa el desorden, y como a ti si te importa, entonces deberías tu organizar, ya que, si al otro no le importa, entonces no sentirá motivación por hacerlo, y será una verdadera molestia tener a otro encima obligándole a hacer algo que no quiere hacer. Como a ti si te importa, entonces deberás hacerlo tú, ya que estas motivado para hacerlo. Y no lo digo porque yo sea desordenado, de hecho no creo que haya alguien más ordenado que yo, cuando niño por pereza de lavar los platos, los organizaba. Pero si aprendí, que si una persona no soluciona algo, es porque no le importa, o no tiene la consiencia para ello, y por tanto es una molestia. Tu deberías encargarte de solucionar las cosas que tú quieres que se solucionen de un modo, y no estar obligando al que no quiere. Tienes que dar la solución u olvidarlo, como el otro olvida cosas de tí. El otro aportará en otras cosas. Por otra parte, si el otro no hace nada de nada, en ningún aspecto, entonces que haces al lado de un bueno para nada, que te roba tu tiempo y energía, si estás, es porque le necesitas y no deberías decirte mentiras en eso. Aprende a aceptar la diferencia del otro en tanto la otra persona aporte cosas importantes a tu vida, y aprende a solucionar tus propios asuntos.

Debes cuidar mucho de ti, cuida tu olores, tu presentación, todo tipo de ruido que salga de tu  cuerpo, cuida la forma en  que te diriges al otro, no importa si llevas muchos años de conocidos. Hay muchos detalles molestos de los demás, y los más desagradables son los de la presentación personal.

Echa al fuego tu lista de requerimientos de cómo debe ser una persona para hacerte feliz, eso quiere decir que tienes tanto miedos, que te has asegurado en crear un modelo de persona ideal, que, en teoría, no debería hacerte daño. Si es ese es tu plan, entonces debería tener el suficiente dinero para pagarle a alguien de tal manera que renuncie a su individualidad, y actue según te parece a ti mejor. La mayoría de exigencias a las otras personas, nacen de nuestros temores, y de verdad es muy difícil encontrar a alguien que se adapte a nuestros prejuicios. Muchos creen encontrarlo, y cuando entran en una relación seria, se dan de cuenta de la realidad, y deben terminar la relación. Tu deberías lograr un estado de madurez, de individualidad, de poder solucionar tu propia vida, que lo único que tu pidas de los demás, sea su compañía, y que tu disfrute este en el solo hecho de estar al lado de la otra persona, ya sea porque le tienes mucho afecto, o porque de verdad te gusta. Ya sabemos que el afecto se gana, y si queremos a alguien de verdad es porque es una persona valiosa y solo eso nos basta, y si alguien nos gusta, es porque esa persona contiene dentro de sí, muchas cosas que nos atrae, y eso debería bastar.

Conclusión

Si tu eres una persona dispuesta a dar de manera natural sin estar con el libro de apuntes esperando a que el otro te retribuya, si eres capaz de respetar los gustos del otro y disfrutar junto él, sí de manera sincera te interesas por el otro, sino echas en cara los errores, si eres capaz de transformar conflictos de manera inmediata, si eres capaz de vivir con tu propio esfuerzo sin depender de lo que otro pueda hacer por ti, entonces si haces este tipo de esfuerzo y de enfoque, te darás de cuenta que serás indispensable, y las otras personas deberás esforzarse por no perderte y terminarán complaciendote en lo que quieras. Caso contrario si siempre andas exigiendo y cohibiendo a otros, si le restriegas sus errores, si solo hablas de ti y preocupas solo de ti mismo, si muestras evidentemente que necesitas del otro para vivir, entonces actuando de ese modo, poco probable de tener buenas relaciones.

Eleva tu valor como persona, eleva tu valor en la forma de tratar a los demás, en hacer sentir especial, en volverte necesario. La solución parte de ti. Si lo logras podrás hacer que hasta el más rebelde cambie. Si la otra persona no cambia, o no tiene nada importante que aportar a tu vida, entonces es mejor estar solo, después de todo eres una persona valiosa, y encontrarás muchas otras  personas que realmente valoren tu compañía. Estas muy viejo para ponerse a educar a alguien de edad, y la otra persona ya esta la suficientemente adulta como para ponerse a cambiar. Si no está lo suficientemente maduro y no sabe comportarse, entonces para que estar junto a alguien así.