Siempre lo he dicho en mis artículos, pasamos por la vida leyendo libros, para encontrar en alguna página una frase que diga: “Este es el gran secreto para el éxito, y lo puede aplicar sin hacer nada”, todo se debe a una excusa subconsciente que ejerce la pereza para evitar el esfuerzo. Esto hace que las fórmulas en apariencia sencillas, pasen delante de nosotros, sin ponerle cuidado. Cualquiera que sea la fórmula para lograr las cosas de la mejor manera, sin excepción necesitará para su aplicación un esfuerzo prolongado de meses y años. Pero espera, depronto en el próximo libro dirá que no es así.

La intención y la buena actitud son de esas pocas fórmulas que requieren poco esfuerzo y tiempo, pero su trampa está en lo obvio y la extrema sencillez que por supuesto pasará desapercibido para los que a causa de la pereza esperan encontrar la gran fórmula. Sobre cómo cambian nuestra psique y de cómo puede cambiar nuestra vida, es de lo que hablaremos hoy.

El antiguo tema el poder de la mente sobre el cuerpo y lo que le rodea

Se que mucho de mis lectores son escépticos de cualquier tema que no sea bajo la lupa de la ciencia, y se que los artículos del blog gustan porque de alguna manera va en contra de los típicos temas de superación personal, y que sobre todo este no es un blog de motivación. Nunca será suficiente lo que yo puede escribir sobre lo difícil que es encontrar la verdad debido a nuestros prejuicios, condicionamientos naturales del cerebro, la forma en que nos programaron (digo, educaron), y entonces escribo un artículo al respecto como por ejemplo: El cerebro no busca la verdad sino sobrevivir y deberíamos hacer lo mismo, y luego al siguiente escribo una cosa que va en contra de un prejuicio y no falta el que dice que porque escribí eso. Pero qué remedio, como también lo he dicho, a veces el escepticismos y la falta de interés, es un bloqueador para temas sobre los cuales no estamos preparados o estamos muy sobrados.

Pues bien, hoy también voy a hablar de un tema que ataca alguno que otro prejuicio, y se refiere al poder de la mente, a la influencia de la mente sobre la materia, cosa que pudo ser explicada en nuestro artículo de física cuántica. La física cuántica nos habla de cómo las partículas subatómicas, son afectadas por el lente observador y por el pensamiento. Por otra parte está el tema del poder de la mente sobre el cuerpo, cosa que fue ampliamente explicada por Ronald Hubbard (fundador de la cienciología), en su libro “Dianética: El poder del pensamiento sobre el cuerpo”. En base a estos dos puntos hablaremos de lo que nos concierne hoy.

El poder de la intención

Ya he hablado de la importancia de tener metas, porque solo a través de ellas nuestra mente tendrá un norte hacia el cual dirigir sus esfuerzos. Hay cosas que debido a las circunstancias de nuestra vida no lo vemos viable conseguir, pero que en el fondo nos gustaría que fuera así. La intención es ubicar en nuestra mente algo que queremos, pero que no lo vamos a poner en acción, porque o sino, sería una meta.

Con la intención en un apartado de la mente, ponemos algo que queremos, y en algún momento, la mente buscará de alguna manera la dirección hacia es intención, entonces poco a poco, nos vamos acercando. El poder de la intención está en que usted no encuentra un modo de lograr algo, usted no está haciendo nada al respecto, pero tiene una intención de las cosas sean de un modo, y entonces de un momento a otro sucede de ese modo.

El problema que nos sucede a todos, es que nuestra intención está enfocada en tristezas por cosas que nos han sucedido, en venganzas porque alguien nos miró feo. Hay que redireccionar el rayo de la intención, hacia nuestros sueños, en pensar lo bueno que sería lograr algo, dejar un espacio de nuestros pensamiento sumergidos en las tristezas, y proyectarlo hacia lo que nos gustaría lograr. De esa manera el pensamiento perdido en medio de tanto caos mental, encontrará una luz hacia la que aferrarse y de manera subconsciente encaminará sus acciones en esa dirección.

La intención es mantener ese pensamiento genuino, libre de interés, libre de planes, es solo un pensamiento que usted tiene en su mente, sobre lo que usted quiere. Para que funcione debe de estar libre de dudas acerca de que si es un deseo tonto, o si no es posible. También debe estar libre de intenciones contrarias, en las que usted pone a dudar a su mente sobre lo que realmente quiere. Otra condición es que debe ser una intención lo más exacta posible. No es lo mismo tener la intención de viajar algún día, que tener la intención de ir a Walt Disney. Es diferente a la ilusión, ya que esta es algo que tiene en su mente, pero que cree que es imposible. Otra característica de la intención es que está libre de deseos, no es algo que usted necesita obtener, o que deberá lograr, solo es algo que está en mente y punto.

El poder de la actitud

La actitud es otro nivel, ya que no es algo que usted tiene en su mente, sino en sus emociones. Es como una forma de ser, una predisposición. Normalmente nuestras actitudes son negativas, una actitud de desamparo, de tristeza, de soledad, de inconformismo, de negativismo, de incapacidad, de víctima, y un largo conjunto de estas emociones que nos acompañan día a día. En definitiva mantenemos con una pésima actitud, que disminuyen nuestras fuerzas.

Una buena actitud conlleva confianza en sí mismo, alegría, entusiasmo, dedicación, proyección, ganas. Esto hará que nuestras fuerzas se enfoquen de manera correcta y en vez de sentirnos agotados y tristes, toda nuestras fuerzas se aumentarán. Si bien es importante dejar que las emociones tengan su momento en reacción a una determinada circunstancias, no debe dejar que estas formen su personalidad. Rápidamente usted debe dirigir sus emociones hacia la actitud correcta. Si usted hay momentos que se siente la víctima, entonces deberá rápidamente cambiar su actitud y sentir que usted es capaz de cambiar la situación, que usted no suele ser victima, que usted es una persona que le gusta el poder sobre las situaciones, y que actuará de esa manera, como si tuviera el poder, como si dominara la situación.

Piense en la actitud de cuando usted está enojado con alguien, entonces usted siente coraje contra esa persona, ahora bien, de la misma manera usted usted puede tener una actitud de que es capaz de superar las circunstancias que tiene en estos momentos.  Es mejor tener esa actitud positiva que negativa. La actitud está más relacionada con la confianza en sí mismo, con una seguridad constante de que lograremos lo que queremos. En su mente debe cultivar una emoción: “No soy víctima, soy el que tiene el poder de solucionarlo”, “No soy el incapaz, soy el que es capaz”.

El poder de la creencia

Hace unos cientos de años un hombre hablaba sobre el poder de la fe, sobre mover montañas. Pues bien, deberíamos tener una creencia tal en las cosas que nos proponemos, que equivale a la misma fe en mover una montaña. La creencia viene de la palabra crear, es decir que desde la nada, construir algo. La creencia es la misma fe, y es la misma seguridad, solo que si la actitud está relacionada con la seguridad en sí mismo, la creencia es la seguridad en cosas sobre las cuales no conoce o no tiene control.

Si la intención actúa en el pensamiento, la actitud actúa en nuestra forma de actuar, entonces la creencia actúa sobre las cosas externas. La fe se parece a alguien que se encuentra en un cuarto encerrado, y no ve la salida, y aun así tiene la firme creencia de que encontrará la salida. Que estupidez dirán algunos. No necesariamente, porque la salida puede venir en forma de alguien le encuentre por casualidad. La fe se parece a aquel escéptico, que en medio de la situación más desesperante, en la que no encuentra una salida, quizás a punto de morir, entonces dirige sus manos hacia dios, ya que necesita creer en algo. En este caso, la creencia de la que hablamos, es algo parecido, solo que hecho de manera consciente y con un objetivo en mente.

La intención es al pensamiento, la actitud a las emociones, y la fé a las acciones. La fé está un poco más allá, porque esta viene acompañada de la acción. Tiene algunas reglas. En primer lugar la fé viene libre de dudas, la fé viene con una fijación mental, con una imagen mental de lo que quiere lograr, tiene la actitud de que será así. Para mejor proyección debe de ser muy específico, decir un lugar, una hora en que deberá suceder algo sobre lo cual no tiene un manejo. Si la intención es querer estar en Walt Disney, la actitud es la confianza que lo puede lograr, entonces la fé es estar convencido que estará en una determinada fecha, así sea que no tenga el dinero. Entonces cómo creer en algo para lo cual no tiene los medios. Pues ahí está el truco. Y el truco es que su mente debe rasgar el velo del escepticismo, y deberá estar convencido del poder de la mente sobre la materia, y de la fé en una fuerza superior y externa a él.

El mejor ejemplo de fé, lo podemos tomar de los satánicos, los de Anton Lavey, quien escribió la biblia negra. Si bien existen muchos tipos de satanismo, como los luciferinos que creen en lucifer como una entidad portadora de luz, el templo de seth que cree en el antiguo dios egipcio que fuera contraparte del dios horus. La iglesia de satán no cree en el diablo sino que para ellos es un símbolo que representa, la rebeldía en contra de unas costumbres erradas. Lo más interesante es que invocan al diablo a pesar de que no creen en él. Curioso, pero tiene su explicación en lo que venimos hablando de la fé. Y es que creer es crear.  

La fé vienen acompañada de determinación, la misma determinación que tiene alguién que quiere consumar su venganza en contra de alguien y se dice: “Lo voy a golpear”, “Lo voy a golpear”. Pues así mismo la determinación que debe tener hacia lo que queremos, y decirnos: “Lo voy a lograr”, “Lo voy a lograr”, con una determinación y una seguridad libre de toda sombra de duda. Por supuesto esta seguridad debe tener como base algo real a partir de la experiencia y cosas posibles. No es lo mismo decir, voy a estar en Jupitel el próximo mes, a que voy a encontrar el dinero para pagar la deuda, en la primera usted en el fondo lo siente que es imposible, y en la segunda usted siente que es posible, he ahí la gran diferencia. En la segunda opción si usted lo acompaña de seguridad y determinación entonces mejor.