En una discusión, los argumentos que están en juego son los menos importantes,  y a la larga lo único que importa es la habilidad del argumentador. Por supuesto un buen argumento, lleno de plena coherencia y lógica, suele ganar, pero entre personas con el mismo nivel de argumentación.

En el fondo lo que siempre estamos manejando son nuestros intereses personales, y por ello subconsciente-mente estaremos acomodando las cosas según nos beneficien o no. Cuando dos personas se enfrentan en una discusión se enfrenta el ego, tal y como dos boxeadores se enfrentan y debe ganar y cuidar su honra. El agotamiento y los niveles de bajeza que se puede llegar en una discusión son muy grandes y se debe evitar al máximo.

En este artículo daremos las claves para ganar discusiones sin usar ningún argumento. De hecho no lo recomiendo usar, porque hay que caer en niveles bajos, prácticamente tienes que ser alguien sin sentimientos y odiar a la otra persona. Sin embargo, es importante entender estos puntos, porque a cada momento siempre tratarán de usarlos con nosotros. Estos trucos pueden ser usados por argumentadores experimentados, que suelen ser serenos y tienen muchos argumentos; pero en manos de un principiante, suele producir problemas.

1. Aprende a sacar lo malo de lo bueno, y lo bueno de lo malo.

Esto viene del viejo principio del tao, que habla que hay tanto bien en el mal, como mal en el bien.  Siempre hay algo bueno que le podremos encontrar a las cosas malas, y algo malo se le podrá encontrar a lo más bueno.  Este es lo que representa el símbolo de yin y el yang.

Por ejemplo, si alguna vez fuéramos a comprar una casa y al llegar a verla, la primera impresión que nos deja, es que esta vieja, pequeña, y queda en un lugar muy ruidoso; entonces un buen vendedor nos la haría ver como un estilo rústico, acogedor y cerca de todo.  Es simplemente cambiar la óptica del argumento.

Esto lo podemos hacer en nuestras discusiones diarias, solo se trata de encontrar el lado malo de lo que el otro está diciendo, y mostrar el lado bueno de lo que estoy exponiendo.  Intenta pensar en algo que tú defiendes bastante, y luego busca los argumentos que pueden desvirtuar esa idea y veras lo fácil que es.

2. Busca los flancos más débiles del argumento del otro.

Nuestra mente no tiene la capacidad de pensar en todos los ángulos y referencias de un argumento, así que cuando usted habla, siempre lo hace de lo primero que se le viene a la cabeza. De este modo, nada es lo suficientemente bien explicado, ni nada dice todo lo que tiene que decir.

Siempre que alguien diga algo, usted debe de ubicar aquello que quedo incompleto, aquello que el otro paso por alto, y te darás de cuenta, como en un momento puede cambiar el sentido de lo que dijo.

3. Exagere bastante, desvirtúe el comentario de otro.

Todo exceso es malo, así que cualquier cosa puede ser vista como mala, si usted tan solo la exagera un poquito. Por ejemplo en una discusión, acerca de la selección de pareja, una persona dijera que es muy selectiva, entonces sencillamente puedes decir que si entonces se cree mejor que los demás. Mire que en este ejemplo las dos frases no tienen nada que ver, cada una se refiere a algo muy diferente; pero que en el contexto, puede verse como se dice lo mismo.

Destruir es fácil, construir es difícil. Imagine el hecho por ejemplo de que alguien dice un comentario como que su amigo es un ladrón. La pregunta es si usted lo volvería a dejar solo en su casa. Con este ejemplo tan sencillo solo quiero demostrar que desvalida y destruye cualquier cosa es tan fácil con tan solo comentarlo.

3. Rodéese de todo lo que lo apoya.

Dicen que la voz de dios es la voz del pueblo, y por eso el secreto de muchos está en saber ganarse a la gente.  Vemos muchas veces, que la gente recibe el apoyo de los demás no por su talento, si no porque supo ganarse su aprecio. Un ejemplo muy claro de esto es en la política, no creo que haya alguien que se haya tomado el trabajo de mirar todas las propuestas de los candidatos, de estudiar el fondo de la situación social, y luego escoger la mejor opción, que a largo plazo sea beneficioso para el país, a pesar de que es bien del país afecte sus intereses personales.

A veces el secreto de un político no está en sus propuestas, si no en hacerse ver popular. Usted vota por alguien porque lo que dice cumple alguno de sus intereses personales, y porque va adelante en las encuestas.  Si en una discusión hay amigos que baten la cabeza a lo que usted dice, entonces el otro por más razón que tenga, no tendrá manera de ganar. Incluso usted puede decir mentiras, y sus amigos por ser amigos, le apoyarán.

4. Apoya o desmerita argumentos recurriendo a algo con fama.

A veces no importa si algo es cierto o no, si no que lo que importa es quien lo dijo.  Basta haber alcanzado un prestigio y una imagen favorable, para que todo lo que se diga sea aprobado.

Einstein, Gandhi, Platón, etc. Son personajes que alcanzaron fama, y aunque les debemos mucho, no son perfectos, ni todos sus argumentos son validos.  Pero el hecho de que son quienes son, hace que cualquier cosa que hayan dicho, sea considerada como acertada, sin ni siquiera tomarnos el trabajo de reflexionar si es verdadero o no.

Si tu argumento es flojo, entonces apóyalo con algo de mucha credibilidad. Por ejemplo: “Esta comprobado científicamente que…”, “Según decía Einstein…”. Y si el argumento del otro es fuerte, entonces desprestígialo asociándolo a algo que no sea popular. “Entonces según eso nos vas a poner a vivir como monjas”, “Hitler solía decir ese tipo de cosas…”

5. Busca afinidades.

Cuando estamos frente a alguien que queremos impresionar, automáticamente ocultamos todo aquello que puede hacer perder el encanto.  Con quien nos relacionamos, nos ocultan cosas que nos ofenden, y nos muestran las cosas que queremos ver.

En nuestras relaciones interpersonales, la cuestión a veces no está en el argumento, si no en entrar en simpatía con el otro, en apoyar nuestro argumento en algo que la otra persona es afín, pero sin atacar a la persona en sí. Hablar en base a lo que la persona admira, le gusta y está de acuerdo, hace que necesariamente tenga que aceptar lo que tú dices, porque inconscientemente hay algo con lo que está de acuerdo.

6. Mucha seguridad, demasiada seguridad.

La mentira más grande dicha con pasmosa seguridad, es más creíble que la mayor de las verdades dicha con inseguridad. Cuanto usted hable, dígalo con una certeza y una claridad que no dé lugar a dudas, manténgase firme en esa posición.

Busque que el otro dude de lo que dijo. Incluso puede ser mentiras; pero si dices cosas como por ejemplo:”yo había escuchado que eso había cambiado”, “según tengo entendido eso hace tiempos que lo sacaron”, esto hace necesariamente entrar en duda al otro, que se empezará a cuestionar lo que está diciendo, mientras tu permaneces firme en tu posición.
El no aceptar nada bueno del otro, es otro mecanismo, ya que si aceptas algo bueno de lo que el otro dice, le estas dando fuerza a su argumento. Hay que defender fanáticamente el propio argumento, y establecer al otro como su contrario.

7. La humildad y la buena moral.

Los seres humanos por naturaleza rechazamos el mal, siempre buscamos el bien y las cosas buenas. Por otra parte  no hay sentimiento más despreciable que el orgullo y que alguien se crea libremente mejor que nosotros. Usted en una discusión puede recurrir descaradamente a esto y ganará la discusión de manera inmediata.

Si alguien muestra mucha seguridad en sus comentarios, habla como si tuviera la razón; entonces es si no desviar la discusión en el sentido de que el otro se cree más que otros, de que es arrogante, y de eso modo usted le dejara como un canalla frente a los demás, el sintiéndose lleno de vergüenza no tendrá más que aceptar lo que usted diga.

A través de las palabras podemos hacer ver algo como depravado, deshonesto, indecente, inhumano, inferior, cochino, inconsciente, aburrido, interesado. Los seres humanos tratamos de mostrarnos como decentes ante los demás, alguien sin defectos, interesante, y atacar esta parte es debilitar inmediatamente a la otra persona por donde más le duele. Si alguien habla de dinero entonces tú hablas de abusivo e interesado y falta de humildad, si alguien habla de pobreza; entonces tú hablas de desorden, de suciedad.  Por ese viejo principio de dualidad, cada cosa siempre está asociada a su parte contraria.

8. Ataques psicológicos al otro.

Los ataques psicológicos son importantes ya que este tipo de agresiones al no ser físicas pueden ser muy disimuladas, y nadie dice nada. Su efectividad está en que ataca el sistema de creencias y el sentido de propia valía del ser humano, y por tanto duelen más que un golpe, sus efectos son más devastadores, porque va a la misma raíz de la forma de ser y las decisiones.

Cuando la persona siente la agresión; entonces entra en un estado de defensa y agresión más fuerte; se enoja. Al hacer esto la otra persona queda inhabilitada; porque un argumento no es creíble cuando va acompañado de rabias y enojos. Quien está seguro de lo que dice y sabe que tiene la razón, por lo regular no entra en discusiones, y mucho menos se enoja. Además, ¿qué tipo de argumento válido puede tener alguien que necesita de ganar una discusión a toda costa?, que lo toma como un gana o pierde, y que si pierde es como si le destruyera la vida. Una persona así no tiene mucho a donde aferrarse y por tanto es débil, y un débil no puede interpretar lo que le rodea de manera correcta. Es su manera incorrecta de ver el mundo la razón de su debilidad. Razón y violencia son cosas opuestas, violencia y debilidad son cosas similares.

La mejor forma de atacar al otro es burlarse de sus argumentos, y si se puede caer un poco más bajo, puede burlarse de su forma de ser y de verse. Lo otro es atacar la inteligencia, como por ejemplo hablando sobre su poco conocimiento de un tema, sobre su poca capacidad de deducción o incluso decir frases que son muy comunes; pero a nivel psicológico tiene efectos devastadores; por ejemplo, decir que él otros es ingenuo, tonto, retrasado, lo cual hace que el cerebro tienda de cierta manera inconsciente a favorecer el argumento del otro para que así le quiten esa etiqueta de tonto, ya que a nadie le gusta sentirse tonto.

9. Mantenga la serenidad

La clave para ganar una discusión es mantener la serenidad, y en ningún momento insultar al otro. Ya que si te descompones e insultas, es señal de debilidad, de que estas mal. La violencia es una muestra de debilidad, de miedo, es un recurso que usan las personas cuando están en las últimas. Si mantienes la serenidad, eres fuerte, dominas la situación. Además, si el otro empieza a perder el control, debes insinuar que no vas a continuar la discusión, porque el otro no sabe comportarse. Es mejor detenerse ahí, porque lo que viene después será a peor.

Conclusión.

Las discusiones es de verdad una perdedera de tiempo, y una vez se ingresa en ellas se sale bastante mal, porque es el orgullo de ambos que está en juego, y ya la batalla no es física si no intelectual, no hay nada bueno que se obtenga con ellas, ya que siempre se tiende a caer bajo. Por supuesto tienes dignidad y debes hacerte respetar, y si alguien viene a ti sin tu hacerle nada y se aprovecha de ti, lo has evitado por todos los medios, has seguido conductos sociales para superarlos y no superas la situación; entonces este artículo te ha dado algunas bases que te puede ayudar en caso de desventaja con personas con las que no se puede entrar en una discusión, gente impulsiva. Por otra parte para personas con argumentos, te invito a leer mi artículo. claves para convencer con buenos argumentos”.

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