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Muchos en la vida hemos cometido errores y a veces quisiéramos que nos dieran una segunda oportunidad. Más allá del arrepentimiento real de quien cometió el acto, o del pesar que nos despierta la otra persona, debemos analizar como esto afecta nuestras conductas a futuro y de eso hablaremos hoy.

El subconsciente acepta por verdadero lo que sucede por primera vez.

Más allá de la llamada consciencia hay un conjunto de mecanismos que mueven al ser humano y estos son subconscientes. Es decir que en su mente se puede proponer algo sinceramente, pero después su voluntad falla, como sucede con los viciosos y su promesa de cambiar. Nuestra conducta es el resultado en parte de la costumbre acumulada de años; tendemos a actuar siempre de la misma manera, y también de la fuerza de las motivaciones.

Su mente revisa que si algo salió bien a la primera, entonces se supone que a la segunda saldrá bien, y tratará por todos los medios que a la próxima sea así. Ejemplo, supongamos que usted tiene un hijo, el niño no hizo la tarea y saca mala nota, usted le prohíbe los juegos hasta que termine de estudiar, pero el niño a través de caritas, de insistir, le persuade de dejarlo jugar, entonces, el subconsciente que en esos momentos su principal motivación son los juegos, la mente inmadura del niño no sabe de la importancia de estudiar, asume que para lograr su objetivo solo debe de hacer caras tristes, y dar uno que otro abrazo que conmueva al padre.

El subconsciente asume que hay un medio para conseguir unos objetivos y por tanto para una próxima, en vez de cambiar, refuerza la conducta. Es decir que el niño de nuestro ejemplo, se aferra con más fuerza a jugar que a estudiar, y para lograrlo si el padre es más estricto en una próxima entonces el niño desarrolla mecanismos para lograr su objetivo, empezando por la mentira, y luego a través de pataletas. La capacidad de proyectar al futuro es un mecanismo consciente y no del subconsciente.

La naturaleza, un mecanismo más allá del bien y del mal.

Si hablamos de la naturaleza, la naturaleza no se anda con sentimientos, ella no cede a halagos ni a presiones, ella es un mecanismo de actos y consecuencias de una manera milimétrica. En el ejemplo del niño la naturaleza no mide si el niño en el futuro se mal acostumbra, si no que premia la capacidad de manipulación del niño, pero llegado el futuro, cuando el niño enfrenta la vida por sí solo y no tiene fuerza de voluntad para terminar proyectos, entonces la naturaleza le castiga y le ofrece pobreza.

En la naturaleza existen unas leyes y unos mecanismos que siempre actúan de la misma manera. Si por ejemplo usted conduce borracho, es muy probable que termine muerto, y en esto la vida no cede, es implacable, así sea que lo allá hecho una sola vez, no le perdonará, y aun a pesar de que usted fuera una mente brillante que fuera a cambiar el mundo, la naturaleza no reflexiona esto y califica su acto primario.

La pobreza, la falta de carácter, los conflictos, la poca capacidad para obtener resultados, así como el éxito, todo en esta vida es el resultado milimétrico de mecanismos naturales, y en esto no intervienen preconceptos, afectos, sino; solo lo que es.

Nuestra incapacidad para hacer daño conscientemente a quien queremos.

Muchas veces, ante una decisión en la que debemos de ser estrictos, nos volvemos blandos, por la sencilla razón que nos ponemos en el lugar del otro y porque le apreciamos, nos imaginamos las privaciones a las cuales le vamos a someter, y sentimos dolor al tratar de infringirlo a otros. Es este tipo de blandesas la que hace que seamos permisivos cuando debemos ser estrictos.

Caso contrario pasa con quien nos cae mal, siempre somos duros. Así sea que la otra persona sea buena y solo cometió un pequeño error, nuestro subconsciente e instinto de protección solo mide el daño hecho, y que debemos defendernos ante dicha agresión, destruyendo la raíz de la amenaza.

Es entonces a partir de una decisión consciente que debemos de aprender a ser estrictos por el bien de la otra persona, por más dolor que nos produzca, debemos pensar en su bien. Seguramente podamos pensar en ser duros, pero luego al llegar el momento cedemos ante el sentimiento de compasión, y es por eso que debemos de prepararnos psicológicamente, debemos de reforzar nuestra decisión a través de convencernos una y otra vez, que es por el bien del otro. Si no hacemos esto, siempre cederemos a las manipulaciones emocionales de los demás.

Consciencia vs mecanismos.

Si bien la naturaleza es implacable, estricta y no cede, entonces la consciencia si se moldea y no es milimétrica. En nuestro interior la naturaleza es representada por el subconsciente que sigue una leyes naturales respecto a su funcionamiento y la consciencia representa todo aspecto superior de nuestra mente, todo aprendizaje, toda propósito superior. En el exterior son las leyes naturales la parte más básica y material, y respecto a lo superior podríamos asociar a las creencias, la fe, la esperanza y la espiritualidad.

Hay un medio por el cual nos podemos saltar a la implacable y muy estricta naturaleza y es a través de la consciencia. Cuando tu eres consciente de ti mismo, puedes hacer el esfuerzo de modificar aspectos de tu personalidad difíciles de modificar, y cuando a nivel de la vida eres un hombre positivo, tienes esperanza; entonces esa fuerza es capaz de afectar tu entorno, atraer cosas positivas y de esa manera puedes salir blindado de situaciones en las que la naturaleza es implacable. Cuando en la vida no ves la salida a un problema, imagina la salida, y está en algún momento aparecerá. Si no eres capaz de creer esto, entonces tu racionalidad es tu fortaleza y también tu principal obstáculo.

Interior y exterior, superior e inferior, positivo y negativo, es la dualidad en todos los aspectos de la vida y es por eso que en estos aspecto no debemos de ser tan fijos; la vida está llena de ritmos y matices, debemos aprender a dominar distintos aspectos contrarios de la vida, entre ellos, los de aprender a ser estrictos y también blandos.

La capacidad de cambio y superación del ser humano.

Ya hemos hablado en otros artículos, que el ser humano nunca cambia, la mayoría de las personas siempre serán de la misma forma, y que para poder cambiar deben de sufrir una fuerte crisis que motive lo suficiente a través del temor, a hacer un esfuerzo prolongado y no recompensado en el tiempo. Dicho de otra manera el cerebro sobre todo el de personalidad frágil, no hace esfuerzo con el fin de recompensas futuras, si no que siempre piensa en la satisfacción inmediata. Es decir que usted no es capaz de resistir la tentación de hacer algo que ya hizo, que le dio una solución, que le dio un placer, que le dio una victoria.

Usted puede tener el propósito firme de no volver a hacer algo, pero su voluntad le traiciona. Hay que pensar que la vida de la mayoría de las personas es gris, no hay nada emocionante, estamos ahogados por una cantidad de rutina, de presiones, de cosas nada interesantes por hacer, por eso somos tan esclavos de las cosas que brindan placer, de las cosas fáciles, y por eso la incapacidad de hacer esfuerzos prolongados que no tienen recompensa inmediata.

El ser humano tiene dentro de sí unas fuerzas incomparables, que solo salen a relucir en momentos determinantes. La mayoría de nosotros subestimamos la capacidad de superación de las personas y por eso nos dejamos llevar por la lástima, y muchos también subestiman su propia capacidad de superarse y se dejan llevar por la autocompasión. A veces la ganas de vivir, lleva al ser humano a desarrollar unas fuerzas increíbles, que desde ahí es de donde salen las famosas proezas. Un ser humano que no supera sus retos crece frágil, porque no desarrolla fortaleza interior. El peor insulto que uno le puede brindar a una persona es subestimarlo, sentirle lastima, es pensar de que es un incapaz, de que no tiene fuerzas. El peor desprecio para con uno es creer que no es capaz de superar algo, y rendirse.

¿Se debe de dar una segunda oportunidad a otros?

Por supuesto que sí, y hasta una tercera y cuarta, en tanto la situación y la persona lo ameriten. Sus decisiones no deben de estar basadas en el sentimiento de lastima para con la otra persona, o del rencor que le tenga. Las decisiones deben nacer de la consciencia, de mirar al futuro, de mirar alrededor y las circunstancias, y de mirar al interior de la persona.

Es importante que la persona sienta que hay unas consecuencias respecto a sus actos y no debe pensar que lo que hizo no trae consecuencias, no debemos negarle ese contacto con la realidad. Porque tú lo puedes pasar por alto, pero a una próxima situación cuando ya forma esa conducta parte de su personalidad y no es capaz de cambiar, la vida no le perdonará que no cambie.

¿Cuándo dar una segunda oportunidad?, cuando la persona no tiene suficiente fuerzas y se debe de aminorar el impacto con la situación, cuando no tiene otras alternativas, cuando le hace caer muy bajo. Pero si una persona es fuerte, tiene recursos, y manera de salir más fuerte de la situación, no se le debe negar la oportunidad de aprender y de superarse. También se debe dar segundas oportunidad, cuando la persona hace actos de voluntad que demuestran sus ganas de enmendar sus actos, aunque estos no lo enmienden directamente, porque hasta el perdón se gana y no se regala, como cualquier cosa importante en la vida.

foto vía: Chema Concellón