Los malos hábitos forman la mayor parte de nuestras acciones, y son los responsables de todas las situaciones que no queremos vivir. Sin embargo por mucho que intentemos superarlos, siempre vuelven una y otra vez.  La clave es sencilla, todo se reduce a preparación. Un hábito es una acción inconsciente, que haces de manera automática ante determinada situación y la cual no eres capaz de controlar. Los actos de por si no son buenos y malos, si no la aplicación y falta de control de estos. Es esa falta de control la raíz de nuestros males.  Es el propósito de este artículo descubrir cómo enfrentar esa falta de control a través de la preparación.

10 razones por las que nunca podemos superar un mal hábito.

Como una manera de preparar nuestra mente para que sepa como vencer un hábito, es importante conocer los  resortes ocultos de nuestra falta de voluntad para vencer un mal hábito.

1. Las raíces de nuestros actos es algo desconocido.

La mayoría de nuestros actos nacieron en la temprana infancia, y estos actos serán la base de nuestros nuevos hábitos. Identificar y vencer esos hábitos arraigados desde niños o adolescencia es algo verdaderamente difícil porque no eres consciente de ellos, ya que están en lo más profundo de la inconsciencia. No tienes ni la menos idea de porque eres como eres y porque actúas como actúas.

2. No puedes calificar algo con los mismos argumentos que lo crearon.

La mayoría de nuestros actos nacieron en temprana edad cuando no sabíamos que era la vida, ni que queríamos de ella. Así que no tenemos ni la menor idea de cómo hacemos las cosas. Es muy difícil calificar conductas con el mismo conocimiento que fueron formadas.  A menos que tú conozcas otras culturas, aprendas otras formas de ver la vida, jamás te darás de cuenta de la naturaleza de tus actos. No te puedes ver a ti mismo ni a tu forma de pensar.

3. La mayoría de los actos nacen en la inmadurez e ignorancia:

Nuestros actos de la infancia, no nacieron de la reflexión y de la sabiduría, estos nacieron como una forma de reacción ante una circunstancia para la cual el cerebro de un niño no está preparado. Así que si de infantes tomamos una decisión, seguramente fue la más tonta y  no la más sabia. Aun hoy en día con todo nuestro recorrido, nuestras decisiones no son sabias.

4. Autoengaño en nuestras decisiones.

Lo perjudicial es convencerte a ti mismo que haces bien, cuando realmente haces mal. Un ejemplo sencillo es respecto a las personas que se acostumbraron a decir la verdad de frente, sin importar si esto hace sentir mal a otro. Esta falta de tacto y forma de decir las cosas, la califica ella misma como una virtud y si tratará de cambiarlo no podría porque piensa que es lo mejor.

5. Solo reacciones y no decisiones.

Cuando hacemos algo por varias veces esto se seguirá haciendo así, y se refuerza cada vez que lo haces.  El organismo es como un niño pequeño que hace lo que se le dice y lo seguirá haciendo si esto le produce placer o si le acostumbraste a hacerlo varias veces. Cada vez que lo haces pierdes más control y consciencia sobre él. Tu no tomas decisiones, simplemente reaccionas.

6. Cientos de malos hábitos.

Son miles de hábitos que forman nuestra personalidad, y nuestra forma de hacer las cosas. Todo es hábito. Nuestra forma de sentarnos, hablar, comer, lo que hacemos en el tiempo libre y hasta lo que pensamos, cada acto se vuelve un hábito automático. Si la mayoría de nuestros actos son perjudiciales, entonces es muy poca la fuerza que nos queda para generar buenos hábitos. Es como tratar de construir un castillo en medio de un lodazal.

7. Ritmo de vida absorbente.

Si en algún momento nos propusiéramos algo, esto desaparece en medio de las cientos de cosas que hay que hacer a diario. Verías como te olvidas de hacerlo varias veces, o como debe ser interrumpido por algo que debe hacerse urgente. Porque para vencer un hábito de años, o crear uno nuevo, no es algo que se logra con hacer un par de veces.

8. Las influencias y ciertos ambientes.

Somos lo que nos alimentamos, y no solo alimento físico, sino también emocional, las impresiones que lleguen a nuestra mente. Lo que vemos, con quien andamos, lo que leemos, todo eso influencia nuestra conducta. Así que estar en un medio ambiente donde se refuerzan malos hábitos es difícil superarse. Ambientes conformistas, negativos, sin proyectos, son muy perjudiciales.

9.  La orientación al placer y al facilismo.

Vivimos en una cultura donde todo lo queremos para ya, y que además genere una forma de placer.  Eso no está mal, pero nos ha dejado un profundo desgano hacia todo lo que implique esfuerzo, y desde ahí es de donde nace la procrastinación. De esta manera nuestros actos son más impulsivos, y si hacemos algo que no es placentero, entonces solo es por presión externa y no por decisión.

10.  La fragmentación de nuestro deseo.

Queremos cientos de cosas al mismo tiempo, estamos sobre estimulado. Todo lo necesitamos, todo es importante y urgente, y debido a eso, emprendemos muchas cosas, y todo queda inconcluso.  No hemos tomado una decisión en la vida, no queremos sacrificios, queremos tenerlo todo.  De esta manera usted simplemente se lanza hacia cientos de cosas, sin ninguna voluntad para hacerlo, movido solo por el instinto.

LO UNICO QUE DEBES SABER PARA SUPERAR UN HÁBITO.

En esta lucha contra los malos hábitos nos parecemos a un competidor que tiene un rival muy fuerte, el cual siempre nos encontramos y siempre nos vence.  No conocemos sus movimientos, su fuerza es superior, y simplemente no podemos vencerle.  La razón de esto es que no estamos preparados. Pensemos simbólicamente que es como entiende el cerebro. Pensemos en un boxeador, dicha persona por supuesto tiene que hacer muchas cosas en su vida diaria, pero siempre sacará un espacio para entrenar, y así ser fuerte y vencer a su rival.  Lo que pasa con nosotros es que somos como ese boxeador, el cual nos dedicamos a hacer de todo, solo que no entrenamos para vence al rival, de modo que cuando aparece nos derrota fácilmente. Lo único que debes saber es que para vencer un hábito debes prepararte, desarrollar fortalezas, para cuando el hábito se presente, tengas manera de superarlo.

NUESTRA MENTE, NUESTRA MEJOR HERRAMIENTA.

Todos los actos tienen su origen en la mente. El origen de las conductas esta en el pensamiento y es a través de este que podemos cambiar los hábitos.

1.  La sugestión de un nuevo pensamiento semilla.

Una de las mejores herramientas para cambiar el curso de los pensamientos es la sugestión, que es simplemente repetirte una y otra vez ciertos pensamientos con ciertos propósitos. La fuerza de la costumbre de un pensamientos semilla, ira desplazando gradualmente otros tipos de pensamientos que vienen a tu mente de manera automática, de tal manera que este nuevo pensamiento tendrá suficiente fuerza para superar otro tipo de pensamiento.  Por ejemplo debes decirte a ti mismo, soy capaz de dominarme a mí mismo, tengo confianza en que así será, lo que debe ser hecho será hecho, se lo que quiero de la vida.

2. La visualización como herramienta del subconsciente.

Si el lenguaje suele actuar sobre la consciencia, las imágenes van directo al subconsciente. Nada mejor que unas imágenes simbólicas, para programar el subconsciente. Puedes imaginarte a ti mismo como un boxeador que aumenta sus músculos y que luego enfrentas a un rival que tiene por nombre vicio, y que le vences con cierta facilidad.

3. Repetir la lección.

Debes hacer los anteriores pasos durante un tiempo, entre más veces los hagas, más rápido serás capaz de vencer un mal hábito.  No es necesario hacer nada raro, incluso puedes recostarte a la hora del almuerzo y repetir mentalmente dichas frases, o ver dichas imágenes.  Lo ideal sería una hora diaria, para que surja suficiente efecto, si tienes una voluntad media, entonces 10 minutos diarios, y si no tiene voluntad, entonces un minuto diario. Foto vía: «PictureYouth»