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Existen varios aspectos internos con el que nuestra mente subconsciente mueve toda esa maquinaria llamada ser humano, hay motivaciones detrás de cada cosa que usted hacer, y todo ello está relacionado con lo que nos produce placer, satisfacción y gozo, o con lo que nos produce dolor y miedo.

En base a todo esto trazamos un camino en nuestra vida que es lo que se supone debe de hacernos feliz. El propósito de este artículo, es mostrar como tu mente a armado ese concepto que tienes de la felicidad, y como has definido lo que es bueno para ti.

Para nosotros es felicidad el placer en todas sus formas.

Defina en su vida todas las cosas que le producen placer. Por ejemplo tenemos que él viajar, el comer todo lo que le gusta hasta hartarse, el comprar toda la ropa que le gusta, pasar el resto de su vida con alguien que le gusta, en una casa que le gusta. Es decir que usted ha armado el concepto de ser feliz en base a lo que da placer.

Eso está muy bien, los animales por instinto buscan lo mismo. Ellos buscan ese placer en la comida, en el liderazgo y en el sexo.  Es decir que la búsqueda del placer y la felicidad es una fuerza natural en las especies que les ayuda a sobrevivir.

El ser humano es más inteligente y por eso los placeres son más variados y puede disfrutar mejor de lo que le rodea. Un animal no tiene la inteligencia para disfrutar de una buena pieza musical, y un humano con sentidos e inteligencia más desarrollada, si. Todas estas cosas producen unos deseos en el ser humano que le motiva a vivir y progresar, lo cual a la larga mejora a la especie humana.

Las razones por las que no nos gustan los sacrificios, las tareas y la disciplina.

Sabemos que en un inicio lo que nos producía placer estaba totalmente relacionado con la supervivencia. Es entonces el displacer, el dolor, aquello que en principio atentaba contra la supervivencia. Un depredador, una sequía, y en general cosas que no gustan y de lo que se huye de manera natural.

Respecto al ser humano, con más inteligencia y sentidos más sensibles, las cosas que nos produce displacer, son mucho más variados. Además, aquello que no produce placer, no produce nada y a la larga también es algo molesto que no produce deseos de hacer.

Levantarse temprano, hacer una actividad que no le produce satisfacción, el esfuerzo, ir a trabajar en lo que no le gusta, nada de eso es placentero y por tanto lo evitamos, lo aplazamos. Su instinto y su subconsciente lo traicionan y usted siempre evitará estas cosas.

Nuestro particular forma de buscar la felicidad es producto de vacíos y hábitos.

El placer no necesariamente es instintivo, también se puede desarrollar por habito. Por ejemplo usted no le gustaba un género musical y después de tanto ser obligado a escuchar por el lugar donde vive le puede quedar gustando. De este modo, un niño que creció en ambientes violentos puede desarrollar placeres sádicos, un niño violado puede desarrollar trastornos homosexuales o ser ninfómana.

Los vacíos también forman nuestra definición de placer, un niño que haya vivido en la completa humillación y falta de afecto puede desarrollar un placer desmesurado por la fama. Un niño que creció en totales condiciones de hambre y carencia, puede desarrollar un placer por el dinero. Y competirá contra ese hábito de carencias en que creció.

En base a estos hábitos y carencias, el niño empieza a recibir unos estímulos del mundo exterior, que le forman una idea de lo que le puede hacer volver a vivir esos hábitos y le puede llenar esos vacios y se obsesiona con ello. También ese niño recibe unos conocimientos culturales, una educación, que le definen lo que es bueno, lo que le debe producir placer y lo que debe de ser malo, y esto estructura su pensamiento y acciones. Por ejemplo alguien que busque el dinero por un vacio que tuvo, lo puede ver como malo según la creencia que le haya impuesto la cultura en la que creció.

Intereses particulares definen nuestro concepto del bien y del mal.

El bien y el mal, no es más que un enfoque que le damos a las cosas de acuerdo a aquello que nos produce placer y dolor. Es bueno en tanto nos produzca placer, y es malo en tanto nos produce displacer. Esos conceptos en un inicio son culturales, es malo lo que la sociedad dice que es malo, y es bueno lo que la sociedad dice que es bueno, hasta que lo vivamos, o los vacíos nos impulsen y cambie el concepto.

Por ejemplo el cine es malo para un fanático religioso de esos abuelos que crecieron con mano de hierro, lo ven como un espectáculo de violencia y de sexo que atenta contra la moral, mientras que es bueno para un joven lleno de adrenalina, hormonas y libre de los prejuicios de abuelos. El licor, las drogas, es malo para quien no lo consume, y es bueno para quien lo consume. Si alguien en un principio pensaba que algo era malo, y luego por la fuerza de la circunstancias desarrolla placer por ello, o debe de hacerlo; entonces pasa a pensar que es bueno. Por ejemplo para el agricultor las exportaciones de productos es malo; pero para alguien que es exportador eso es bueno.

Lo que para la cultura hoy en día es bueno o malo, no es más que  producto de los intereses que en algún momento alguien defendió y luego lo impuso. Por ejemplo matar a otro es malo culturalmente, pero luego vienen filosofías que dicen que es bueno, y alguien que nunca mato a nadie y pensaba que era malo, termina matando a otro con todo el gusto del mundo por esa filosofía. Las cosas más atroces y degeneradas se pueden ver como buenas dentro de una cultura.

Autocontrol y disciplina, sacrificios conscientes para la búsqueda de la felicidad.

Esa burbuja en la que vivimos con todos nuestros conceptos del bien y del mal, nuestro propio universo con nuestras definiciones particulares de lo que nos rodea, nos crea entonces una visión particular de lo que es ser feliz, y cada cual lucha a su manera por esa felicidad.

A diferencia de los animales que lo que le produce placer es instintivo, el ser humano ha desarrollado consciencia, y a definido como placer cosas que no son instintivas. Por ejemplo por instinto es placentero quedarnos durmiendo hasta tarde, pero por consciencia debería de ser placentero ir a trabajar para después poder disfrutar del placer de recibir el dinero y comprar una cama mejor para dormir. Si se deja llevar por el instinto de dormir hasta tarde, esa persona se verá enfrentada a sufrimientos que le producen dolor y displacer.

Es entonces el consciente arte de hacer sacrificios y esfuerzos temporales, el resistir a ciertos placeres momentáneos para conseguir un placer mayor, lo que diferencia al ser humano del animal, y lo que lo lleva de ser alguien que simplemente come y duerme a alguien que desarrolla obras monumentales para placer de la especie. Este nuevo impulso del ser humano, no ha sido desarrollado plenamente y por eso sabemos que hoy en día muchos luchamos por lograr tal nivel disciplina que nos traerá la recompensa de la felicidad particular.

Te invito a completar esta lectura con nuestro artículo 5 hábitos que refuerzan voluntad y capacidad de lograr metas. Si te gusto lo que has leído, entonces comparte y da Like. No pierdas los nuevos artículos siguiéndonos en redes sociales o correo.