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Nuestro cerebro tiene como propósito sobrevivir y protegernos, cualquier cosa que se perciba como peligrosa, que nos amenace, activa en el cerebro unos mecanismos que se encargan de proteger nuestra integridad. A medida de que la inteligencia se va desarrollando, se va abandonando la fuerza bruta para dar paso a toda clase de elaborados mecanismos que usamos a través de las cosas que le decimos a otra persona. A veces las palabras tienen incluso más fuerza que los golpes. Con estas podemos dar ánimo o destruir la moral de otros.

Porque ante las amenazas preferimos las reflexión antes que la reacción.

En los antiguos tiempos, las personas, sobre todo los hombres, organizaban sus diferencias a través de duelos a muerte. Se sabe que en el lejano oeste norteamericano, ante las ofensas, las personas organizaban un lugar y una hora para enfrentarse con sus pistolas. Hoy en día, los mecanismos de defensa en nuestra mente no han cambiado, y las mismas cosas nos siguen ofendiendo, solo que ya no se recurre a los golpes para solucionar diferencias, si no que el subconsciente empieza a elaborar formas de defenderse a través de métodos más sutiles e inteligentes.

Antes no importaba nada, y por eso no se daba nada irse a los golpes; pero ahora se toma en cuenta el lugar donde está, las personas que dependen de ella, las cosas que ha ganado con tanto esfuerzo, etc. La razón de esto, es que antes después de una pelea, la vida seguía normal, y si hubo conflicto en una parte, podía hacer la vida en otra parte; pero hoy en día cualquier forma primitiva de reacción, le puede hacer perder todo en un instante.

Las situaciones que nos hace sentir amenazados.

El cerebro toma como una amenaza cualquier cosa que nos disminuya como persona, cualquier cosa que derrumbe nuestros esfuerzos, o nos aleje de las cosas que queremos.

Atentan contra nuestra integridad las situaciones en las que dejan clara evidencia de que no fuimos capaces, que nos hagan sentir inferior. Supongamos que usted invirtió todos su esfuerzo en hacer algo, y alguien de un momento otro llegue y le diga: “¿se tomó tanto tiempo para hacer esa bobada?”. Otra situación que ofende bastante la propia valía son las situaciones de humillación, y por eso es que las personas engreídas suelen generar tanto odio.

En los propósitos que hemos invertido nuestros esfuerzos, o en cosas que queremos lograr, cualquier amenaza de perderlos, se toma como una ofensa directa. Supongamos que usted está en la universidad, y se ha esforzado bastante por ganar una beca, y por cuestiones del destino, esa beca es entregada a otra persona por el solo hecho de ser familiar de quien la entregaba, esto genera verdadera ofuscación. Es decir que la mente de manera natural no acepta el perder el esfuerzo en algo, o que le aparten de aquello que desea.

Mecanismos de defensa.

Los mecanismos de defensa son acciones que emprende el subconsciente frente a una situación que le agrede. Esto es importante, ya que sin mecanismos de defensa cualquier persona sería sometida a toda clase de abusos, y no podría hacer nada. El típico caso es el bullying escolar y el mobbing empresarial, donde las personas son burladas, discriminadas y humilladas sin que puedan hacer algo. Esto también le pasa a las naciones, como por ejemplo el Tíbet. Esta región, la cual se dedicada completamente a la espiritualidad, era el centro de la fe budista, allí vivía el Dalai Lama. Por años se dedicaron al desarrollo interior; pero descuidaron la política, el establecer alianzas con otras naciones más grandes, etc. De este modo cuando china los invadió, no pudieron hacer nada para defenderse, y el Dalai Lama tuvo que huir de su país.

Hablando propiamente de los mecanismos de defensa, el más primario de ellos es la agresión, tal y como lo haría cualquier animal al que se le ataca una cría, al que se le roban la comida, o al que simplemente se le molesta. A mayor uso de la inteligencia, estas reacciones se van volviendo más imperceptibles y más certeras. Por otra parte, en tiempos antiguos cuando había peleas, se mantenía cierto respeto por la otra persona, y en otros casos, este respeto desaparecía, y se usaba toda clase de trucos sucios para ganar una disputa.

Lo mismo sucede en el plano de la mente, hay quienes ante una ofensa saben defenderse sin rebajarse, mientras que hay otros que no respetan nada y destruyen sin compasión. Miremos un ejemplo; hay personas que frente a una ofensa deciden no volverle a hablar al otro, esto es algo de carácter bastante culto, mientras que hay otros que empiezan a difamar a esa persona, diciendo mentiras que hacen que todos en un determinado lugar se vuelvan en contra. Entre más sucios sean los trucos, más se degrada como ser humano y más salvaje se vuelve, por eso es que hay límites que no debemos pasar por mas ira que nos dé, porque hay líneas que una vez atravesadas no se puede volver atrás.

También tenemos que hablar de mecanismos de defensa que no son propiamente formas de reaccionar, sino que son actitudes asumidas con el único fin de no volver a ser agredidos. Entre las más comunes están el malgenio, el ser una persona muy sería, el ser muy aislado, el ser desconfiado, etc, las cuales van encaminadas e evitar que le lastimen. Hay otros mecanismos de defensa encaminados a que los conflictos no cojan mucha fuerza, como son el sentido del humor, la capacidad de ganar amigos fácilmente, etc.

Mecanismos de ataque y logro.

Los mecanismos de ataque, son actitudes que van encaminadas al logro de un propósito determinado, estos no parten de una reacción ante una ofensa, sino que es algo que se emprende voluntariamente para lograr algo. Se llama de ataque, porque estamos proyectando nuestras fuerzas y talentos sobre un entorno, sobre un objeto de deseo, el cual pretendemos lograr.

En el caso de los antiguos, a la hora de lograr algo, invadían, sometían, dejando destrucción a su paso. Hoy en día; debido a mayor desarrollo de la inteligencia, los mecanismos para lograr algo son mucho más sutiles. Por ejemplo; el manejo de la imagen y el saberse vender a sí mismo para lograr avanzar en un entorno laboral o estudiantil, el saber hacer uso de todo lo que tiene a su alcance para que esto actúe a favor de su meta, el saber persuadir, etc.

Hay otros mecanismos encaminados a hacer daño a otras personas, como es el caso de los que ejercen el bullying y el mobbing, lo cual tiene como propósito subconsciente, ganar fuerza y prestigio dentro de un entorno, a raíz de someter y quitar fuerza a otros, de este modo gana la amistad de otros porque estos no desean ser sometidos a sus burlas, y si en algún momento llegará a cometer un error, siempre le podrá echar la culpa a aquella persona de la que se ha aprovechado. Por otra parte, esta actitud de estar atacando continuamente a otras personas, no es más que un mecanismo de defensa para evitar que le hagan daño.

CONCLUSIÓN

Los mecanismos de defensa y ataque son actitudes que el cerebro ejerce de forma subconsciente frente a las diferentes situaciones de la vida, sea para protegernos, o para lograr algo. Nuestros antepasados más lejanos al igual que las bestias, resolvían todo a través de los golpes, mientras que a medida de que nos hemos vuelto más civilizados, más inteligentes, y hemos aprendido a vivir más como sociedad, se han desarrollados mecanismos más sutiles, más elegantes, para solventar las distintas situaciones.

Una persona sin buenos mecanismos de defensa y ataque, fácilmente es sometido por otros, y no tendrá modo de lograr lo que quiere. La manera más rápida de lograr algo, siempre será la fuerza bruta y el degradarse de todas las maneras posibles; pero esto tarde que temprano destruye a su entorno y a sí mismo. Como seres civilizados que somos, debemos procurar que nuestros mecanismos de defensa y de logro, siempre saquen lo mejor de nuestra parte humana, y sea una muestra de inteligencia y capacidad.

Para complementar este artículo te invito a leer uno de mis artículos más populares: «Como superar el sentimiento de enfado cuando nos ofenden».

Foto vía by bdebaca