De las actitudes que forman parte de la personalidad nada es más común que estas, y a la vez las que más desprecio generan. La facilidad con que somos víctimas de estos estados, como identificarlos, y como surgen, es lo que veremos hoy.

Los estados de impotencia y la necesidad de sentirnos fuertes.

Empecemos por decir que el orgullo no es más que la compensación de un estado de profunda fragilidad, en la que se sintió sin nada, se sintió inferior, y de un momento a otros llega algo en lo que es mejor que otros. Si antes claramente era menos, entonces ahora debe hacer saber que es claramente mejor.

Esta compensación se hace de manera inconsciente, la persona sabe que es despreciable el orgullo, entonces el inconsciente lo empieza a manifestar a través de la voz, de la forma de caminar, de vestir, de muchas actitudes, o cuando de alguna manera cuenta una de sus historias en la que hizo algo bien.

Porque alguien se puede sentir superior, y los escapes de la realidad.

Si una persona naciera con todo lo que puede tener un ser humano, me refiero a dinero, salud, belleza, armonía, alegría, libertad, etc., entonces dicho ser humano al compararse con los demás, en la mayoría de los casos debería sentirse de manera inconsciente superior a los demás.

De todas maneras esto es muy difícil, ya que no hay ser humano que no haya experimentado cierto grado de dolor, de impotencia, ya sea a través de una enfermedad, la pérdida de un ser querido, sentir que no fue capaz con algo, que hay conductas en su personalidad que no puede controlar, etc. Todo esto hace que la vida se encargue de enseñarnos, que somos seres humanos frágiles, y que en algunos aspectos todos somos iguales.

Sin embargo puede haber casos, en los que las personas se sientan superiores, como es cuando se creen elegidos por algún poder superior, cuando recibieron de manera espontanea algo que es mejor que los demás, etc. Sienten un estado de superioridad, en lo que no hay nada que les aterrice, no hay perdida, no hay fragilidad; entonces dichas personas pueden despreciar a otras, por no llegar a su nivel, o por considerarlos contaminados, de menor calidad. Por otra parte hay quienes la vida le es muy dura, entonces se aferran a algo que les haga sentir superior, ya sea una fe, una filosofía, y entonces a través de esta escapan de la realidad, a un mundo donde ellos en sus mentes son superiores.

Lo difícil que es manejar el poder, ¿porque?.

El poder es lo más difícil de manejar, sobre todo por aquellos que alguna vez se sintieron frágiles, y de un momento a otro recibieron un poder, sobre el cual no tienen límites. Ese poder puede ser en dinero, en información, en mando, en fama, e incluso en cosas tan materiales y sencillas como una mujer que se coloca unos senos nuevos, un adolecente que compra un arma, si alguien es reconocido como el empleado del mes, o simplemente cuando alguien suele salirse con la suya, etc.

El percibirse a sí mismo como mejor en algo, y sobre todo si esto le da una ventaja sobre los demás, le hará sentirse como un niño que recibe un juguete nuevo, que empieza a usarlo, a abusar de él. Recibir para si toda esa admiración, y poder usar eso como quiera, es algo que sinceramente ni el más fuerte de los hombres puede manejar, a menos que su alma esta curtida en el batallar de la vida y tenga mucha autoconsciencia.

Se preguntarán ustedes como que es tan difícil de manejar el poder, y les respondo que es porque no hay nada más duro que sentirse frágil, que no puedes hacer nada respecto a algo, y cuando se siente la sensación de que puedes hacer lo que quieres, entonces nos descontrolamos.

El sentido de inferioridad, el sentimiento profundo de fragilidad e impotencia.

Hay personas que no han experimentado el poder en ninguna de sus formas, que siempre han estados con la cabeza baja, y que no tienen un conocimiento sobre como volverse fuertes, dichas personas se consideran a sí mismas como inferiores, como que no son capaces de hacer nada, y ven a las demás personas como superiores, como personas que al ser capaces de hacer algo, entonces tienen la responsabilidad, de encargarse de ellos, como un padre hace con un hijo.

Dichas personas miran con desprecio al que tiene más y no les da, y si pasan por su lado, esperan que le saluden como una muestra de que no le desprecian, de que saben que está ahí, de que existe, esperan una sonrisa, como muestra de que no les incomoda, porque presumen que su presencia puede incomodar. Son altamente sensibles a lo que los demás hagan o dejen de hacer.

Hay quienes no aceptan ese sentimiento de inferioridad, aunque así se sientan, y es por eso que escapan de la realidad. Muchos exaltan la pobreza, y todas las cosas precarias como algo superior, como una muestra de humildad, de sencillez, de ser mejores personas porque no son ambiciosos, y porque en la carencia no hay soberbia, no hay envidia, no hay robo. Sobre todo que en la carencia, en la desgracia, todos son iguales.

Otra forma de no aceptar ese sentimiento de inferioridad, es a través de la agresividad, porque la violencia es la única herramienta que puede utilizar el débil. Entonces atacan a alguien que destaco en algo, critican los actos de los demás, se burlan cuando alguien comete un error.

El equilibrio en los niveles de superioridad e inferioridad.

Se debe llegar a un estado en que se equilibran los sentimientos de inferioridad y superioridad. De tal manera que ninguno sobrepase al otro, y para ello hay que beber en iguales porciones, ambos estados.

Es importante lograr triunfos personales, porque así sentiremos nosotros somos capaces de lograr algo. Debemos sentir de que somos capaces de sobrevivir con nuestras propias fuerzas, y para ello debemos experimentar que somos buenos en algo, de que alguien nos reconoce, de que somos aprobados. Por otra parte el dolor es parte de la naturaleza humana, algo que nos hace sentir que tenemos límites, de que somos iguales a los demás, que no somos invencibles. Para mantener este equilibrio, todos debemos enfrentar la vida y la realidad, ya que esta nos mostrará nuestras fragilidades. Si enfrentamos la vida, nos mostrará que somos capaces, de que no somos tan débiles. Cuando alguien evita enfrentar la realidad, siente que esta le supera y por tanto espera que alguien le salve. Cuando alguien no recibe limites, sentirá que puede hacer lo que quiera y será insensible a una realidad que no sea él.

El ganarnos las cosas fruto de un esfuerzo nos hace sentir que somos valiosos; pero que también somos seres humanos como cualquier otro.

La importancia de ser reconocidos y ser valiosos.

Existe un sentimiento muy grade que es quizás una de las bases del ser humano, y es la de ser reconocidos. Debemos sentir que nuestra existencia es por algo, el ser reconocidos es básicamente darnos de cuenta de que existimos, si nadie nos reconoce, es similar a sentir que no existimos, en decir que nuestra vida no tiene sentido. Luego aparte de que nos reconozcan debe venir la sensación de que somos valiosos.

Ese valor que esperamos que los demás nos den, es para sentir que nuestra existencia es por algo, de que somos importantes, útiles, valiosos. Esto tiene una función en la vida y en la especie; porque ¿para que nacemos si no es para algo?. Hay quienes no saben para que nacen, y por eso solo sobreviven, porque no tienen un propósito superior que gobierne su existencia, una ambición, un sueño, un deseo, que les de fuerza, o porque sencillamente no han recibido un conocimiento adecuado.

Este sentimiento de existencia es algo muy sencillo de entender, porque para que existen las cosas si no es para algo. Miremos cada una de las cosas que tenemos en nuestra casa, incluso el suelo que pisamos tiene una función. Mire que usted no compra un televisor, a menos que le considere útil. Entonces lo mismo pasa con el ser humano, hay un instinto natural en el que le dice que su existencia es por algo, que no debe pasar desapercibido, y es por eso que el sentimiento de fama de gloria, de poder sobre otros, es tan grande.

Si alguien nos ataca en esto, sentimos el más profundo de los desprecios, porque no hay nada peor que alguien nos haga sentir insignificantes, débiles, impotentes. Cuando la vida nos hace sentir así, nos sentimos frágiles, pero si alguien nos hace sentir así, sentimos desprecio. Si por el contrario la vida nos hace sentir fuertes, entonces seremos agradecidos, felices, y si alguien nos hace sentir valiosos, entonces tendrá lo mejor de nosotros, nuestra amistad, nuestro respeto.

Foto vía:  Theis Kofoed Hjorth