Los hábitos son los que forman la base de todo nuestro comportamiento, a través de ellos podemos llegar a lograr nuestros propósitos, o por el contrario perder grandes oportunidades.  Un hábito es una costumbre asumida por la mente y el cuerpo, que con el tiempo se vuelve involuntaria e inconsciente.

Hacer las mismas cosas todos los días nos lleva a tener el mismo tipo de vida.

Nosotros podemos tomar decisiones en un momento determinado para ejecutar algo, pero la mayoría de nuestras acciones las estamos ejecutando por un hábito, de tal modo que siempre reaccionamos de la mismo manera, y hacemos las mismas cosas todos los días.

Cada uno de los actos de nuestra vida, son el resultado de estos hábitos. Todos los días vamos del trabajo a la casa y los fines de semana salimos con las mismas personas a hacer las mismas cosas. Al estar condicionados a un mismo ambiente; evita tener nuevas ideas,  no aprendemos nada nuevo, no hacemos nada nuevo, y en total la vida se vuelve rutinaria. Esto conlleva a que a veces como una forma de salir de la rutina, necesitamos estímulos extremos, que generalmente se recibe de la televisión o las redes sociales. Es por eso que muchos les gusta ver vídeos de gente accidentada, y los memes han tomado mucha fuerza.

Los hábitos también son mentales, lo cual lleva a tener las mismas líneas de pensamientos. Así, si nos acostumbramos a pensar que tener poco es lo mejor, si nos acostumbramos a pensar que hay que desconfiar siempre de todos, si nos acostumbramos a pensar negativamente, si ya pensamos que no avanzaremos más, entonces estas líneas de pensamientos nos guiarán a través de ciertos hábitos, y ciertas circunstancias que es poco probable que cambien.

La mayoría de los hábitos heredados suelen ser perjudiciales.

Las cosas que aprendimos en su mayoría no lo hicimos de manera consciente, o no hubo en nuestra mente inmadura un acto de reflexión que midiera su conveniencia, nosotros a lo largo de nuestro crecimiento fuimos acumulando hábitos.

Cuando no medimos el alcance de nuestras acciones, aplicamos el mismo hábito a todas las circunstancias, y esto a veces nos lleva a tener problemas. Usted no puede reaccionar siempre de la misma forma en todas las circunstancias; pero esto es lo que hacemos gracias a esos hábitos. Usted tiene una forma de ser, un carácter, que por igual aplica a todo.

La mayoría de los  hábitos son el fruto de las circunstancias o del ambiente. Si crecimos en un ambiente pesado y desfavorable, seguramente todos nuestros hábitos son de esa naturaleza. Ambientes permisivos y donde no hay retos, las personas crecen sin fuerza de voluntad para terminar proyectos.

Porque no somos capaces de cambiar.

Llega un momento en nuestra vida, en el que en un momento de lucidez, nos damos cuenta de que cierto hábito y actitud nos está ocasionando problemas.  Esto de por sí ya es para celebrar, porque darse cuenta de esto es muy difícil, ya que la mayoría de nuestras acciones son inconscientes, solo reacciones.

Una vez decidimos que algo es perjudicial y que debe ser abandonado, entonces empieza la otra lucha contra nuestra mente.  El hábito se sostiene a través de una larga lista de justificaciones que hace muy difícil abandonarlo. A esto debemos sumarle la memoria. Para usted cambiar debe de acordarse, lo cual en medio de tantas cosas para hacer y sin nadie que le recuerde y que ojala le presione, es muy difícil de lograr.

Es un gran desgaste pasar largo tiempo de nuestra vida luchando por cambiar hábitos que no somos capaces de cambiar. Además el impacto psicológico de ver que no logramos algo, y darnos de cuentas que nos está haciendo daño, nos genera ansiedad y depresión.

Los deseos que pueden estar asociados al hábito, sí producen cierto placer, entonces son más difíciles de abandonar. El asunto es que el cerebro y el cuerpo desarrollan cierto placer, por algo que llevan haciendo por mucho tiempo. De ahí que la mente se las ingeniera para que usted no abandone ese hábito.

Las herramientas de la mente subconsciente para no dejarnos cambiar.

Cambiar implica un sacrificio, es decir, renunciar a la comodidad de permanecer en algo y a la vez hacer un esfuerzo por hacer algo que no nos gusta, pero esto no lo admitimos conscientemente si no que la mente elabora una serie de excusas para evitar salir de la zona de confort y todo el esfuerzo que implica hacer algo nuevo.

  •  Una frase sutil; pero mortal: “Si esta no me mata esta vez, entonces no veo porque no”  

Sabemos que algo puede ser perjudicial y que con el tiempo si seguimos por el mismo camino puede ser fatal, pero como es algo que no está sucediendo en estos momentos, entonces inconscientemente pensamos que no sucede nada, y preferimos evitar pensar en las consecuencias a futuro. Si algo lo hemos venido haciendo y no ha pasado nada; entonces con una más que se haga tampoco pasara, el esfuerzo para el cambio se hará más adelante. Ese más adelante se estira y se estira en cada oportunidad.

Si bien hay cosas que no le van a matar. Estas pequeñas cosas, se suman a otras pequeñas cosas muy bien justificadas en su mente, que no se ha percatado y que las asume como buenas, y como al fin y al cabo no lo matan, entonces las permite.  Solo que cientos de pequeñas cosas que lo perjudican, sí que hacen efecto.

  • La mente nos engaña siempre con: “Solo una última vez” Después de un periodo de larga lucha con nuestra mente, hemos decidido que ya no lo íbamos a volver a hacer, y para ello hay que celebrarlo una última vez.  Pero esta última vez se repite una y otra vez, y ya para la próxima no será por una celebración, si no por cualquier ocasión que nos dé oportunidad para hacerlo.

    El cerebro tiene poca capacidad de proyectar el futuro y sus consecuencias, vive más que todo el presente. Ese eterno presente donde aún no vemos las consecuencias nos perjudica. Pensamos que ya en el futuro haremos algo al respecto. Es importante entonces que usted sepa por un momento pensar fuertemente en las consecuencias.

  • Cuando el vicio se convierte en premio: “Esta ocasión lo amerita” Resulta que peleamos con alguien, o está haciendo mucho frío, o mucho calor, o las situaciones del país, etc.  Entonces por esta vez, lo haré.  Estas ocasiones ocurren con mucha frecuencia, y los fumadores lo saben.

    Su hábito generalmente está unido a una situación adversa o favorable, el cerebro entonces necesita compensar con algo esa emoción fuerte que está sintiendo. Usted tiene una mala asociación, debe de buscar asociar dichos momentos con un nuevo hábito.

  • Generar falsas complacencias: “Necesito una satisfacción”  Nuestra rutinaria vida, en donde nada emocionante pasa, y que además nos toque que hacer sacrificio de algo que nos hace sentir bien, es algo que no podemos permitir. Al fin y al cabo es el único vicio que tiene y le hace sentir bien.

    Todo es costumbre, y hasta las satisfacciones es algo a lo que usted se acostumbre y no necesariamente las necesita. Si eso fuera así, la gente que lleva años en una cama, o en una cárcel, se morirían de pena, y no es así. Usted no necesita ninguna satisfacción, porque incluso biológicamente lo que su cuerpo y cerebro buscan es sobrevivir, y en tanto usted tenga lo básico, puede lograr muchas cosas.

  • Convertir el defecto en virtud: “Esto antes es bueno”  Todo en la vida tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, así que empezamos a buscarle el lado positivo al hábito.  Si tomamos entonces es porque mata las lombrices, si fumamos, entonces es porque ayuda a relajarse, si vivimos encerrados y no queremos salir, entonces es porque así no nos metemos en problemas.  Si somos mandones, entonces asumimos que somos unos líderes.

    Si bien que cada cosa tiene algo bueno, usted debe de ser realista y medir la magnitud que realmente tiene algo en su vida. Si la respuesta es que es algo perjudicial, entonces debe de terminarlo cuanto antes.

  • Procrastinación: «Mañana empiezo»Siempre va a aparecer algo para aplazar. Nos decimos: Tengo que terminar de hacer esto, y tan pronto lo haga entonces empiezo con esto otro. Y resulta que a lo largo aparecen toda clase de inconvenientes, como que debe de visitar a un amigo que enfermo, debe de arreglar la ducha, y una cantidad de deberes que hacen procrastinar ese compromiso.

    Del mismo modo que usted cuando siente la necesidad de ir al baño, lo debe de hacer por encima de lo que sea, entonces del mismo modo cuando usted toma una decisión sobre algo que le perjudica, debe de empezar de inmediato.

  • La eterna excuza: “No tengo recursos ni tiempo suficientes”Siempre nos va a faltar algo, y por eso podemos escapar en la forma de prepararnos mejor, de conseguir más recursos, de establecer nuevos contactos, etc.  Y en eso nos pasaremos toda la vida hasta que finalmente no hacemos nada.

    Siempre le va a faltar aliados, conocimiento, y una cantidad de carencias; pero si no empieza entonces no avanzará. Empiece por algo pequeño, algo que se adapta a lo que es capaz de dar y tiene. Luego en base a esos resultados podrá crecer.

En fin, son innumerables las herramientas que usa la mente subconsciente para sostener un hábito, para no hacer algo para abandonarlo. La idea, es que sigamos identificando cada excusa nueva, y que cuando decidamos hacer algo, no le hagamos caso a esas excusas.

Herramientas para cambiar hábitos.

Existen cientos de cosas que se pueden hacer, pero incluso estar pendiente de cada cosa que nos puede ayudar a cambiar, es una forma de evadir dicha responsabilidad. Si bien existen muchas herramientas que nos puede ayudar, la mejor de todas es la que depende de nuestras propias fuerzas, al menos ese debe ser nuestro primer intento.

1. Sea consciente de la importancia de cambiar, y de las consecuencias.

Una persona que no tiene autocontrol, que no domina sus hábitos, que estos lo controlan; a la final siempre termina esclavo de ese hábito, trabajando para ese hábito, y centrando sus decisiones en ese hábito

Un mal hábito nos lleva siempre a la ruina, en sus manos somos como un barco que nada justo hacia un iceberg, y no somos capaces de cambiar de dirección.  Ese iceberg son los problemas que nos esperan si seguimos así, y la falta de capacidad para cambiar de dirección, es nuestra falta de voluntad alimentada por las excusas de la mente que no nos deja cambiar.

2. Desarrolle la habilidad de lograr lo que se propone.

Otra cosa que debemos hacer para mejorar nuestra vida es llevar a cabo lo que nos proponemos, pero la mayoría de las veces nos quedamos en las buenas intenciones.  Esto se parece a aquel que habiendo caído al mar, y teniendo claro que debe nadar para no ahogarse, entonces por la pereza, por las excusas, por la falta de voluntad no hace nada. ¿Cuantas veces en nuestra vida nos ha sucedido eso?

Es por eso que debemos concientizarnos, y si bien no podemos cambiar cada cosa en nuestra vida, por lo menos respecto a las cosas más perjudiciales y prioritarias, debemos decidir hacerlo. Aprendamos a ser personas que logramos algo. Ojala que al terminar el día, la semana y el mes; podamos decir: “He logrado esto”, si son pocas las veces que usted dice eso, entonces su vida cada vez será más sujeta a lo que le dicten las circunstancias, y poco dominio tendrá sobre ello.

3. Descubrir los hábitos perjudiciales.

He aquí la primera dificultad, ya que cada uno de nuestros actos esta tan bien justificado, que parecen ser invisibles ante nuestra consciencia. El origen de los males no lo vemos en nuestros pensamientos y acciones, si no en las circunstancias externas. Consideramos que el mal está en la situación del país, en la falta de consciencia de los demás, pero no en nosotros.

Es en nuestras manos que esta el poder de cambiar nuestra vida, y si queremos algo y no lo hemos conseguido, y si hay cosas que nos salen mal, entonces somos en gran parte responsables. Es mejor pensar que somos dueños de las circunstancias y no esclavos del destino. El destino existe cuando hay inconsciencia; pero cuando eres consciente de cómo y porque suceden las cosas, entonces hay libre albedrio.

La cosas que nos suceden son la medida de lo bien o mal que hayamos hecho algo. Las cosas nos salen mal, ya sea por falta de talento, falta de sabiduría, o simplemente necedad.

4. La fórmula 3–3 para el cambio.

La simplicidad siempre puede salir en nuestra ayuda, y más si depende de nuestras propias fuerzas. El hábito es una costumbre que la mente y el cuerpo tienen y debe ser desarraigada. Esto mismo se puede aplicar al crear un nuevo hábito. Una vez tomada la decisión debemos ser capaces de saltar el abismo de las excusas.

Una costumbre se prende por hacerla varias veces y se abandona por dejar de hacerla varias veces. Esto básicamente se reduce a tres veces.  3 veces al tratar de dejar algo, y 3 veces al tratar de hacer algo.  Estas 3 veces, pueden ser 3 días, 3 ocasiones, todo depende de la frecuencia con que se haga.
La verdadera dificultad esta en vencer el cumulo de pensamientos, que nos dice que no hagamos algo, que nos convence de no continuar, y también debemos luchar contra el olvido.  Si nosotros logramos resistir esas 3 veces, entonces las otras veces será mucho más fácil.  En esos 3 días y esas 3 ocasiones deberemos luchar contra el desespero, la ansiedad, las excusas, la pereza, y en general casi todos los males que se unen para no dejarnos actuar.

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