A lo largo de nuestra vida, hemos vivido toca clase de situaciones extremas, agradables, amorosas, y absurdas; mientras tanto nuestro cerebro va tomando nota de todo, para así reorganizarse y tomar decisiones que garanticen el volver a vivir situaciones agradables, y evadir o generar una defensa contra las que no lo son tanto. A esto también debemos sumarle que la fuerza de la costumbre deja una enorme huella en nuestro interior, y con el tiempo las asumimos como parte de nosotros.

En esta ocasión nos vamos a concentrar en las situaciones duras que por lo regular generan reacciones extremas en nuestro subconsciente, especialmente nos vamos a concentrar en el sentimiento de fragilidad que queda ante una situación que nos golpea.

Como reaccionamos ante situaciones que nos sentimos frágiles es de lo que hablaremos hoy.

  1. La agresividad, como respuesta ante lo que nos lastima.

Un niño que no ha enfrentado situaciones duras es dulce y alegre, mientras que, al vivir las situaciones duras, va trasformando la personalidad, puede volverse duro, si no sabe transformar la situación.

Toda situación en la que nos vemos acorralados, genera agresividad. Para ilustrar esto miremos lo que sucede cuando usted amenaza o le da un golpe a un perro, entonces este reacciona agresivamente, ahora miremos el caso en el que usted amenaza a un vecino, seguramente el como persona civilizada tratará de organizar las cosas por las buenas, pero si esto falla, en algún momento responderá con agresividad.  La razón de esto, es que los animales al carecer de cierto grado de inteligencia, recurren de una vez al instinto, mientras que el ser humano como ser racional recurre primero a la razón y luego al instinto.

Uno de los mecanismos que el ser humano emplea para liberarse de cargas y problemas es dirigir la culpa a alguien más, ya sea a la sociedad, al estado, al vecino, a la familia, a dios. Estos mecanismos de evasión solo están presentes en los seres humanos, ya que no es común ver a un animal asignar la culpa a los demás.

  1. La sumisión, como respuesta a situaciones que no puede superar.

La forma de ser de los padres afecta mucho la conducta de los niños, y pueden generar sumisión. Cuando los padres se enojan y castigan ante toda equivocación, cuando nos dan muchos permisos, cuando no escuchan las razones del niño, entonces el subconsciente del niño se va acostumbrando a que hay cosas que no puede enfrentar, y se vuelven sumidos. Formas de actuar en extremo permisiva de los padres, los vuelve libertinos y frágiles.

Respecto a la vida, cuando alguien ha vivido una situación extrema de la cual no puede zafarse fácilmente, lo primero que hace es reaccionar agresivamente y si con la agresividad salió adelante; entonces la usara para otras situaciones, pero si la situación sigue una y otra vez a pesar de sus reclamos, entonces genera un sentimiento de fragilidad que vuelve a la persona sumisa.

En este punto, muchos pueden recurrir a las creencias y a la fe, como un medio de sentirse protegidos ante algo que claramente los supera.  Este tipo de fe ya no es por la fuerza de la imposición de una cultura, sino por la fuerza de la necesidad.

  1. La fantasía, como mecanismo de escape ante lo insoportable.

Si a pesar de la sumisión la situación no mejora, entonces el siguiente mecanismo del subconsciente, es fantasear.  Las situaciones largas y molestas, en las que ya sentimos que todo va a seguir siendo así, no queda más remedio que acomodarse y disfrutar.

Subconscientemente cuando no podemos hacerle frente a algo entonces lo aceptamos y nos adaptamos a esa forma de vida.  Esto es un mecanismo natural, ya que, por instinto animal, siempre buscamos adaptarnos a nuestro ambiente.

  1. El suicidio, cuando no hay escape ni en las fantasías.

Si ya se siente que nada se puede hacer, que la situación es insoportable, y cuando los niveles de depresión no dejan ver ninguna luz, entonces lo único que la persona quiere es morirse. Ya ha perdido toda fe, toda esperanza, todas ganas de luchar, entonces ve la muerte como su única salida.  Las ganas de seguir luchando dependen de la fortaleza de la persona.  En personas débiles, cualquier asunto los descompone.

Es muy curioso el intento de suicidio ya que, si miramos los animales, que viven peor que nosotros, no traten de suicidarse, y más bien luchan por traer crías.  Es decir que todos tenemos problemas, pero en los animales al carecer de la razón, no envenenan sus almas ni se complican.

Tres Mecanismos para superar situaciones difíciles.

La fragilidad suele venir cuando la vida se la encargamos a alguien más, es decir que el responsable de lo que nos sucede es la familia, el gobierno.  De este preconcepto, suceden situaciones que no somos capaces de superar, que no las enfrentamos, porque la responsabilidad “es de otros”.

Ahora bien, cuando un ser humano acepta que él es responsable de lo que le sucede, entonces empieza a encargarse de su propia vida. Nadie se encarga de aquello de lo que no se considera responsable. Es por ello que quien tiene esa consciencia empieza a luchar por mejorar todas las condiciones desfavorables que tiene.  Es en este punto donde está la diferencia entre progreso o autodestrucción.

  1. Enfrentar la vida con todos nuestros talentos.

Igual a como sucede en la naturaleza, para enfrentar este indomable mundo contamos básicamente con nuestras propias fuerzas. Una vez que el ser humano ha aceptado la responsabilidad de su propio destino, sale con todos los talentos que tiene la enfrentar la vida. De eso ya hablé en mi artículo: «9 herramientasinternas y externas para nuestra superación».

Del mismo modo que el león en la sabana africana sale a lucha por defender su territorio, buscar alimento, retar a otro macho para aumentar su jerarquía, del mismo modo el ser humano lucha con sus fuerzas por lo que quiere.  Solo que, en vez de hacerlo por la fuerza bruta, lo hace por la inteligencia.

Como seres humanos en vez de reaccionar agresivamente por todo, buscamos solucionar las situaciones a través del dialogo, acuerdos, estrategias, alianzas, etc.  Por supuesto que hay cosas que no se pueden controlar, y al igual que cuando la enfermedad entra al cuerpo, hay que combatirla, hay situaciones en la vida real que requieren fuerza. El mejor ejemplo de esto es el Tíbet, en donde vivían una vida sin ponerle problemas a nadie, y dedicados completamente a la espiritualidad, y de un momento a otro llego China, violaron ese territorio, y el Dalai lama tuvo que huir.

  1. La cooperación; un mecanismo natural.

A veces no es suficiente con nuestras fuerzas, y necesitamos de los demás. Pero para poder contar con la ayuda de los demás, hay que aprender a dar y recibir. Debemos de estar en la capacidad de brindar, en la misma cantidad que esperamos de recibir.

Si quiere que alguien te ayude dale algo que tú tienes y él necesite. Por más mal que estemos siempre seremos capaces de hacer algo y por tanto dar algo. Así funciona la vida, dar y recibir cosas de valor.

Cuando alguien está lleno de necesidades y preocupaciones es difícil de que piense en los demás, y por eso es egoísta. Debemos vencer nuestra tendencia al egoísmo. Ya hablamos en nuestro artículo: «Somos egoístas por naturaleza».

  1. El liderazgo como una solución de quien puede hacer algo.

No todos somos iguales, y todos poseemos diferentes niveles de fuerza interior, y al igual que muchos son fuertes, disciplinados e inteligentes, hay otros que son frágiles, débiles y pocos creativos.

También sucede que alguien es bueno en algo en lo que nosotros no lo somos y por eso tú aportas tus talentos, y recibes talentos de los demás. No es pecado ser débil, ya que nadie nace con el culmen de todos los talentos, si no que cada talento, cada habilidad, cada potencial, lo puede desarrollar a lo largo de su vida.

Del mismo modo que el un padre hace con su hijo, un presidente con su nación, del mismo modo un líder con talento debe compartir lo que sabe, y no acaparar su talento ni sus habilidades para sí mismo.

Cuando alguien se da de cuenta que con el hecho de unir sus fuerzas a otros no es suficiente, entonces empieza el mismo a ser la cabeza de todos.  Cuando se trabaja en grupo ocurre el inconveniente de que no todos tienen el mismo nivel, de que cada uno busca tirar por su lado. Y de que las soluciones que muchos proponen están fuera de lugar, así que ve que lo único que puede hacer para que todo salga de la mejor manera es ponerse al frente y liderar.

El liderazgo no es algo que la mayoría elija, sino que es algo que necesariamente debe hacer para lograr sus propósitos, ya que ve que con sus fuerzas no es capaz y que necesita de los demás, y además debe de organizarlos. Recomiendo para complementar este punto leer: «10 errores inconscientes de líderes yemprendedores».

Foto vía: jamesfischer