Uno de los sentimientos más fuertes en el ser humano, es el sentido de la propia valía, es decir que valoramos mucho lo que somos y lo que hacemos. El desprecio y otro tipo de ataques a nuestro sentido de valía, es algo que sucede con mucha regularidad, y es la raíz de muchos conflictos y enemistades. Sobre cómo funciona esto, es de lo que vamos a hablar hoy.
Porque sobre-valoramos nuestro esfuerzo.
Todos tenemos nuestras propias luchas, y vivimos demasiado ocupados en nosotros mismos como para prestar atención a otros, así que a falta de alguien que nos aliente, lo hacemos nosotros mismos, porque necesitamos ser reconocidos como individuos, sentir que nuestra existencia sirve para algo. Y es que el deseo de ser reconocidos es un mecanismo natural por el que se garantiza que las personas traten de brillar, y que otros le admiren y esto mueve a muchos líderes a compartir sus conocimientos.
Más allá del aliento que necesitamos, hay algo llamado esfuerzo. Y es que la gran parte de nuestra vida nos la pasamos esforzándonos, sacrificando muchas cosas, como es el dormir bien, pasar más tiempo con la familia, descansar plenamente, y además someternos voluntariamente al estrés, y todo esto para conseguir energía. Si la gasolina mueve al auto, la electricidad a los electrodomésticos, a nosotros nos mueve los alimentos y también el dinero. ¿Y para qué queremos eso?, pues para invertirlo en el propósito de la vida, el placer. Nacimos orientados al placer, es claro que todos preferimos cosas como por ejemplo comer un delicioso almuerzo, a ponernos a lavar los platos.
Mecanismo de defensa cuando atacan nuestra valía y esfuerzo.
Todos por naturaleza tenemos un mecanismo de protección, que garantiza que podamos sostenernos. Si alguien nos agrede; entonces debemos de protegernos contra ese elemento agresor. La mayoría de las veces atacamos y si podemos reducimos a la mínima expresión ese ente agresor para asegurarnos de que no nos va a hacer daño. Las agresiones pueden ser físicas y también emocionales.
Hemos hablado de lo que implica para nosotros esforzarnos y además la importancia de ser reconocidos. Si alguien por ejemplo nos hace perder todo nuestro esfuerzo, no reconoce nuestra labor, entonces lo tomamos como una agresión. A nivel subconsciente se siente como si todos los sacrificios fueran a cambio de nada, y hacer esfuerzo para nada, para el instinto de supervivencia no es algo precisamente beneficioso y debe de combatir esa sensación. El sentirse que no sirve para nada es como preguntarse para que vivir.
Tres sutiles formas en que despreciamos y nos desprecian.
1. La no valoración del trabajo.
El invertir todo el día en algo, renunciar a toda una cantidad de cosas placenteras que pudo haber hecho, invertir en ello todo su conocimiento y experiencia, para obtener un resultado y que luego va a ser valorado por otros y que ese otro simplemente no diga nada. Entonces en donde queda tu esfuerzo, en donde queda todo tu sacrificio.
Nuestro esfuerzo es algo que valoramos mucho, y debe de ser retribuido en forma de palabras, dinero, o un esfuerzo similar por parte de la otra persona. Nadie da algo simplemente porque sí. Además tenemos un problema, como no leemos la mente, necesitamos a través de un gesto saber lo que otro piensa de lo que hacemos, y si no lo reconocen, sentiremos que lo hicimos mal.
2. El decir que algo está mal hecho y otras palabras desvirtuadoras.
Más grabe que no reconocer todo ese esfuerzo, es decir directamente a alguien que ese esfuerzo está mal hecho. En el fondo lo que se está diciendo es que todo ese saber, sacrificios y experiencias de años, no le han servido para nada, y le hará sentir como un tonto. Y así como esta, están otras palabras, como; ¿es que no entiende?, ¿no es capaz?, ¿hay que explicarle de nuevo?, ¿se demoró todo ese tiempo?
Por supuesto esto se pasa por alto cuando usted está en la actitud de aprender, y cuando la persona que valora su trabajo es alguien que usted admira, o si ese alguien compensa en sobrada medida monetaria lo que verbalmente está despreciando.
3. El olvido y la falta de atención.
Olvidarse de alguien y solo recurrir a él cuando se necesita, es algo que hacemos con mucha regularidad. Olvidarse de al menos llamar a alguien, es decir sencillamente no me importas, no tienes nada interesante que me puedas aportar. Por supuesto esto no lo pensamos, si no que el subconsciente lo asume así. Como se sentiría usted de que alguien a quien aprecia, simplemente no le interese nada de lo usted hace, no se preocupe de cómo se siente, no se interese en saber si tiene alguna dificultad y si le puede ayudar en algo. Es sentirse como un objeto, ¿verdad?
Otro tema es no prestar atención a las personas, es decir que cuando hablan, se les interrumpe y no se les deja terminar, o pide o través que le repite, o se pone a hacer otra cosa mientras la persona dice algo. Esto no es tan grabe; pero deja un sentimiento de desprotección, de poco valor para la otra persona, que se puede tomar como una agresión y desprecio.
3 formas de valorar a otros, y saber corregir sin lastimar.
1. Valore en público, critique en privado.
Para cada uno de nosotros es muy importante nuestro prestigio y reconocimiento frente a los demás. Por eso la mayoría de las personas no andan diciendo las cosas en las que quedaron en ridículo, en las que fracasaron, si no que hace detalle de sus triunfos. Cuando alguien nos desprestigia públicamente por más razón que tenga, lo tomamos como una agresión directa, que debe ser respondida de alguna manera.
Si tiene que decir algo negativo de una persona, acérquese en privado y genere un ambiente cordial, luego hable de los aciertos de las personas y luego sutilmente insinúe la parte negativa de la persona haciendo que el mismo llegue a la conclusión y no que sea porque usted le hizo quedar en evidencia.
2. De ejemplo, usted no tiene derecho a hablar si no es mejor.
La mejor manera de hablar y que las personas no lo tomen como agresión, es mostrarse como un experto y maestro en determinada materia. Si usted habla de orden a otros, usted debe ser un ejemplo de orden. Debe de inspirar respeto respecto a lo que dice. A quien le tienen respeto, tiene el derecho de hablar más directamente sin dar tanto rodeo. Si usted no es el mejor, entonces hágalo a través de referentes y asociaciones. Para el ejemplo puede citar libros, frases y obras de personajes importantes y admirados, o de como una persona y una empresa haciendo uso de cierta virtud logro el triunfo.
3. Sea sincero, reconozca aciertos en la medida del trabajo.
Reconozca los aciertos de la otra persona a medida que los ve, eso sí, sea sincero. Si usted no ve talento en una persona, no le haga pensar que lo tiene. Si le quedo bien, dígalo, si lo hizo rápido, dígalo. Mientras lo dice, es importante que sus gestos acompañen sus palabras. Dibuje una sonrisa en su rostro cuando vea que alguien hace algo bien, debe mostrar como un gesto de: “lo logramos”, “me haces sentir orgulloso”
Con este tipo de palabras la persona piensa que va por buen camino, que la otra persona espera mucho de él, y que por tanto debe de seguir esforzándose.
4. Corrija en término de metas.
Las correcciones es mejor que las deje para un determinado momento. No hay nada más molesto que alguien te esté recordando cada cosa que haces mal. Es mejor separar un momento para decirlo todo, y ser muy sincero. Eso sí, ante todo pregunte la razón de porque algo no se logró, y no empiece atacando sin saber que paso.
Hable en términos de proyectos y metas, y no en término de errores. Haga que la persona sienta que debe de lograr algo, y no que se sienta como un tonto. La mayoría de las personas no hacen las cosas mal a propósito, sino que es por falta de conocimiento. Si alguien fallo, manifieste la corrección como una meta que debe de cumplir la persona. Dígale como debe de hacerlo, y pregunte para cuando lo va a hacer.
Conclusión
El desprecio no viene solo de las palabras ofensivas si no de los gestos, y el sentido de propia valía es algo que valoramos mucho y por eso debemos de manejarlo muy bien en las relaciones con los demás. Si no quieres perderte ningún artículo suscríbete a nuestro correo, o síguenos en las redes sociales donde también publicamos noticias de ciencia y psicología de interés general.