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Estamos claros que todo en la vida se mide por los resultados. El que logra algo celebra, y el que no, ha perdido básicamente todo su tiempo y energía. Sin embargo hay un enorme poder detrás de esa palabra y está relacionado con la voluntad. De eso es lo que hablaremos hoy.

Siempre habrá algo que te supera, aparentemente.

Ya lo he dicho, no siempre se puede ganar, y hay conocimientos, fuerzas, y situaciones para los que no estamos preparados. No es lo mismo estar preparado para una gripa, a que te digan que te quedan 24 horas de vida. No es lo mismo que la persona que amas te deje por otro a que nunca le vuelvas a ver. Hay tipos de situaciones extremas que se pueden venir en tu contra, y son de voltajes muy impresionantes, que te pueden freír, tal y como hace una corriente de 220V en un aparato configurado para soportar 120V.

Nadie sabe en qué momento una situación extrema lo toma por sorpresa, es algo que nadie elige. Lo interesante aquí es que a diferencia del aparato eléctrico, el ser humano es un ser viviente, impredecible, desconocido, y con capacidades y fuerzas desconocidas que desata cuando se enfrenta a retos difíciles. Lo digo porque si no nos conocemos a sí mismos, mucho menos para hablar que sabemos cómo funciona un ser humano, y en esa medida somos desconocidos e impredecibles. Hay personas que nos sorprender por su capacidad de sobreponerse a la adversidad.

Tú produces problemas que están dentro de tu rango de solución.

Había hablado en un artículo anterior, que el ser humano genera problemas que están dentro de su margen de solución. Es decir, un niño de 7 años no puede producir problemas que tiene alguien de 30 años. Ni un agricultor puede producir problemas del nivel que tiene un líder de una nación. Por supuesto hay excepciones, pero entonces ese niño no sería un niño normal, y ese agricultor tampoco. Los seres humanos de manera instintiva sabemos hasta donde podemos llegar, nadie suele saltar un precipicio sino cree que lo puede lograr.

Cuando tú creas algo, cuando produces algo, lo haces en base a cierto conocimiento que tú tienes, no en base a algo que no entiendes o es de mayor alcance y por eso de cierta manera tienes la capacidad de manejar una situación nueva en la que te veas envuelto.

El peor enemigo somos nosotros mismos y nuestra negatividad.

Ya hemos hablado de nuestras capacidad ocultas y de que producimos en la medida que somos capaces de solucionar. Ahora hablemos de como nosotros mismos nos restamos fuerzas y es a través de la negatividad. Y no hablo de ese negativismo que ayuda a aterrizarnos, si no de ese negativismo autodestructivo.

Ese dialogo negativo donde dices que no lo vas a lograr, que siempre te pasa lo mismo, que siempre la embarras. Quien piensa así no suele intentarlo y no suele pensar en soluciones, si no que ahoga todas sus propias capacidades para entregarse a la situación. Muchas veces la solución viene de solo pensar como lo va a solucionar y no de entregarse al pánico.

Un mundo de sometimientos.

Sucede en este mundo que por alguna extraña razón siempre somos esclavos de algo, siempre hay algo de lo que dependemos, y siempre hay algo buscando someternos, de quitarnos algo. Ya sea la fuerza del destino, las circunstancias y las personas con poder. Y cuando no es el trabajo que te quita tu tiempo, entonces es esa nueva moda que salió y  debes conseguir. Eso que trata de someternos viene de cualquier parte.

De un momento a otro sales por ahí con tus cosas finas, te descuidas y a lo lejos hay alguien que está pendiente que te descuides para quitarte todo, y ni siquiera cuando mueres te dejan en paz, ya que los gusanos se encargan de lo poco que queda de ti.

Es decir que por más que intentes, no vas a quedar a salvo de algo que se presente y trata de someterte, de quitarte tu libertad, tu esfuerzo. Es por eso que no hay mejor forma de esclavitud, que la de buscar un amo que nos proteja de tantas cosas y peligros. Ese amo muchos la llama una determinada ideología ya sea política, religiosa, científica, o una simple tribu social. Lo cual finalmente nos hace sentir seguros, pero nos dice cómo debemos pensar y hacer.

El poder de la resistencia.

Siempre tenemos dos opciones, aceptar la situación o luchar por cambiarla. El aceptar algo que nos incomoda sin oponer resistencia es la filosofía que hace esclavos. Nosotros en todos los aspectos de la vida deberíamos ser capaces a cuestionar todo lo que nos rodea, y lograr las mejores cosas al respecto, porque de eso se trata la libertad y la felicidad. No puedes ser feliz si no eres libre, ya que mientras no seas libre en tu pensamiento y acciones, estarás haciendo cosas que no te gustan.  Por supuesto la primera libertad que tú tienes que conseguir es la de tus propios vicios e ideas erradas.

Debido a que nuestras fuerzas y tiempo es limitado, muchas veces no alcanzamos a solucionar y lograr todas las cosas que queremos, y deberemos aguantarnos. Pero eso no quiere decir que las aceptemos como si nada hubiera pasado. Cuando tú te sometes a la fuerza de la circunstancia, del destino y los designios de alguien, pierdes a cada paso individualidad, iniciativa y fortaleza. Todo hombre debería ser capaz de llegar a influenciar su entorno y el deber de una mujer debería ser el de someter a un hombre así.

El liberarte de ti mismo y las cosas que te someten.

Bien, entonces así estamos todos, sometidos por la fuerza de las circunstancias, lleno de deudas, de problemas, de vicios, de confusiones, de reglas, de responsabilidades. Todo eso que te somete y no te deja ser libre para desarrollar tus ideas. Lo primero es dejar de darle poder a tu amo, aprender a pensar por sí mismo, a lograr tus propias cosas con tu esfuerzo, a desarrollar individualidad. Para eso debes necesariamente dominar tu personalidad como lo he hablado en artículos como: “5 claves para liberarse de la pereza y el agotamiento”, “el problema está en que nos olvidamos ejercitar la mente”, 5 razones por las que no hacemos lo que nos proponemos”. También debes de liberarte del autoengaño como lo hablé en mis artículos de: “porque no nos gusta que nos digan la verdad”, “la máscara de la personalidad”.

Esa es la verdadera batalla, con nosotros mismos. Porque a ti te someten porque alguien hace lo que tú no eres capaz, te someten por tus necesidades, porque eres ingenuo y te dejas engañar debido a que no sabes muchas cosas. Y por eso en vez de ir a buscarles problemas a los demás buscando tu libertad, debes de mirar como mejoras a nivel individual y te liberas de ti mismo del autoengaño y la esclavitud de tus vanos deseos. A medida que te liberas de ti mismo, te vas liberando automáticamente de las cosas que te rodean.

El poder de decir “lo intente”

Vaya lio, ahora resulta que no debes solo liberarte de la esclavitud de las circunstancias, de las dificultades, si no de esa esclavitud de ti mismo. Con lo difícil que es dominar los sentimientos, con lo difícil que es descubrir las mentiras que nos decimos a nosotros mismos. Con lo difícil que es lograr llegar a acuerdos con la demás gente, con lo difícil que es pagar las deudas. Es tanta cosa que no parece que vayamos a poder.

Son muchas cosas y muy difíciles; pero hay que intentarlo, ya había hablado en mi artículo pasado de que “nuestro problema es que no nos gusta esforzarnos”. Ahora que ya sabemos que debemos de hacerlo nosotros mismos, debemos al menos intentarlo.

Cuando tú intentas algo, a pesar de que eso se vea tan difícil, tan a largo plazo, significa que estas oponiendo resistencia, y llegará el momento que de tanto oponer resistencia tu logres lo que por tanto tiempo has luchado. Pero no se confunda con el: “lo intente” mediocre de quienes pudiendo dar su máximo esfuerzo y pudiendo lograrlo, hacen las cosas a medias y no lo logran. El verdadero “lo intente” es sobre las cosas que parece que superan tus fuerzas.
Ese lo intente también se aplica a situaciones nuevas. Por ejemplo ver el amor de tu vida pasar y debes intentar conseguir contacto, o por ejemplo ves una mejor oportunidad de empleo y debes lanzarte a por ella. Intenta aprovechar toda oportunidad, ya que de intentarlo una de ellas te saldrá.

Intensión y firmeza.

Ya hable entonces de que tenemos unas fuerzas desconocidas, de que nuestras dificultades están dentro de nuestro rango de solución, y que nuestras fuerzas son aminoradas por nuestra negatividad. Luego hable de que debemos de revelarnos contra las cosas que nos someten y nos incomoda; pero que la primera labor nace de dominarnos a nosotros mismos. Y finalmente he dicho que aunque las cosas parezcan más grandes que nuestras fuerzas, hay que al menos intentarlo.

Para que tus intentos no vayan en vano, debes de tener la intensión firme de lograrlo para así desatar todas esas fuerzas ocultas, para tener el motor de intentarlo una y otra vez. Es decir que en el fondo sabes que puedes lograrlo, y para ello debes de creer mucho en ti. Y por eso lo que hablaba de fuerzas ocultas y de rango de solución, ya que si tú no crees que puedes lograrlo, te habrás derrotado a ti mismo antes de empezar.

Lucha una y otra vez por tu libertad y por las cosas que quieres, no aceptes tus condicionamientos, para que cuando alguien mira hacia ti, te encuentre luchando y no postrado. Si alguien te encuentra postrado, entonces vera que posibilidad tiene de manipularte, mientras que si te encuentra luchando, puede que te apoye, ya que si ganas, algo bueno podrá obtener el también. Sé un guerrero. Aprende a perder, como ya lo hable en mi artículo: “6 claves para superar el miedo a perder”, y si hoy no lo lograste, entonces al menos lo intentaste, seguro que para lo próxima lo lograrás.

foto vía: Kris Williams