Las relaciones interpersonales están muy marcadas por prejuicios y actitudes frente a los demás, nuestro cerebro siempre acomoda las cosas que observa y de manera subconsciente reacciona a los sucesos en el entorno que le rodea.
Sobre cómo hacemos que los demás actúen de cierta manera y de cómo lo que nos rodea afecta nuestras acciones, es de lo que hablaremos hoy.
El cerebro filtra lo que observa en base a prejuicios
Si ustedes alguna vez han utilizado la búsqueda avanzada en google o los filtros de Excel, sabrán que estos tienen por propósito ahorrarnos esfuerzos para encontrar algo más rápido. Por ejemplo, con google, en medio de millones de posibles respuestas a tiendas de moda, agregamos la palabra tiendas de moda en la ciudad XXX. En Excel, cuando un cuadro tiene cientos de filas, filtramos para que nos muestre únicamente según la ciudad, según el correo, y otros datos. En medio de tanta información que recibe el cerebro al mismo tiempo, es muy difícil centrarse en algo si no utiliza filtros. Es decir, mecanismos que le ayuden a descartar cierta información y le ayude a enfocarse en ciertas partes.
Esos filtros que usa el cerebro son nuestros prejuicios. Supongamos que hemos empezado nuevos en un trabajo, y debido a que uno de los compañeros le parecía divertido desorientarnos, empezamos a cometer errores de desempeño. El jefe al ver esto, crea unos prejuicios acerca de nosotros, nos considera como alguien malo para el trabajo, lo cual le generará alarmas, después de todo, el dinero para pagar nuestro sueldo sale de su bolsillo, y es por eso que en él se genera desconfianza. Esa desconfianza es un mecanismo o filtro que usa el cerebro para detectar algo que lo pueda afectar y así prevenirse de ello. Gracias a esa desconfianza, el jefe no nos entregará ciertas responsabilidades, estará más pendiente de nuestros fallos y los encontrará.
Por otra parte, para quien empieza en un trabajo, que empieza fallando y le tienen desconfianza. Se sentirá inseguro, sabe que no puede fallar de nuevo, lo cual hace que su mente no se concentre con facilidad, aumentando las probabilidades de fallar. Finalmente, el jefe ha confirmado sus sospechas, somos malos en el trabajo, y en el lado de nosotros, su visión ha afectado nuestro desempeño. Entonces queridos amigos, déjenme decirles que así sucede con cada aspecto de la vida.
Sobre como nuestros prejuicios observan actitudes de otros que no corresponden a la realidad
Las cosas que pensamos de la vida están condicionadas por nuestras escasas experiencias personales, conclusiones erradas sacadas en nuestra infancia, hábitos equivocados de la cultura. Todos ellos se convierten en paradigmas detrás de nuestras experiencias y vivencias personales una vez dejamos nuestro hogar y tenemos mayor consciencia de la vida.
Todos esos prejuicios vienen a ser filtros con que observamos a los demás. Por ejemplo, usted creció en unas condiciones muy precarias, llena de carencias, y a su alrededor veía como muchos derrochaban en lujos innecesarios que le podrían servir a usted para salir de su dolor. Esto genera ciertas conclusiones en la mente inmadura del niño que sufre, se genera un odio inconsciente hacia los que tienen más. Como una manera de compensar el complejo de inferioridad, empieza a despreciar a los que tiene más, los considera personas malas y observa todos sus actos como agresivos. Entonces si habla de sus vacaciones en otro país, usted pensará que lo están humillando.
Lo más curioso es que usted con sus prejuicios incitará comportamientos que harán que lo humillen. Por ejemplo, si usted entra en un trabajo, donde uno de sus compañeros ha gozado una mejor calidad de vida. Entonces se encontrará necesariamente con alguien con una manera completamente diferente de pensar, con una actitud diferente hacia la vida. El otro al crecer en un ambiente de abundancia, su mentalidad estará enfocada en que la abundancia genera abundancia, mientras que por otro lado quien crece en la carencia, todo lo ve desde el ahorro. Usted no estará de acuerdo con la mayoría de lo que esa persona piensa y hace, y por tanto inevitablemente tomará una actitud defensiva ante el otro. El otro seguramente puede ser de buen corazón y te regalará cosas como un acto de amistad, y lo asumirás como si te estuvieran humillando. Este es solo un ejemplo muy posible, y aclaro que es una posibilidad, porque es que no falta el que lo toma todo literal.
El hecho, es que nuestros prejuicios alteran la forma de ver las cosas, y además pueden influenciar conductas en otros que nos lastiman. Pensamos que las personas son de cierto modo, nuestro cerebro todo lo interpreta con ese filtro, y además incitamos ese tipo de acciones que nos lastiman.
Sobre como el entorno afecta nuestra conducta
Todo nuestro entorno afecta nuestra conducta por la sencilla razón que de manera inconsciente reaccionamos ante lo que nos rodea. Es decir, es imposible permanecer indiferente antes las cosas a nuestro alrededor. Si esas cosas que vemos, las vemos con prejuicios, y quienes nos rodean también, entonces no queda si no problemas. Esto no sería inconveniente si solo interactuáramos con una sola cosa; pero son cientos las interacciones que tenemos en el día, no solo con personas, sino con cosas.
Prendes la televisión y ese comercial está afectando tus decisiones acerca de en que vas a invertir tu dinero, luego entras al Facebook y esa noticia que ha compartido tu amigo en su muro está afectando tu percepción del mundo. Pero no hablemos de eso, que ya lo he tocado en otro artículo, y lo que nos interesa ahora son las relaciones interpersonales.
Está claro que muchas de nuestras acciones están dictadas por la forma en que queremos llevarnos con los demás. Salvo aquellos que salen con esas teorías de que no les importa el qué dirán, la mayoría de las personas desarrollan una sensibilidad ante los comentarios de los demás, ya que es un mecanismo de nuestra especie que nos ayudan a caer en cuenta de errores que son difíciles de detectar por sí mismo. El hecho es que muchas de las acciones que hacemos están encaminadas a mostrarnos mejores que los demás, y a que nos aprecien, estos son mecanismos inconscientes que vienen de los instintos animales en las que todo se regía a través de la figura del macho alfa. Hay muchos que tienen distorsionado este mecanismo, y por tanto llegan a manipular y robar energía o voluntad a los demás. Digo todo esto porque dentro de las interrelaciones todos manejan una cantidad de intereses personales, unos para manipular, otros para impresionar. Todos buscamos algo de todo, no hay un estado de indiferencia ante lo que otros hacen, ni hay un desinterés en nuestras acciones. En esa lucha de intereses particulares habrá conflictos.
Más allá de los intereses personales que se manejan en las diferentes relaciones sociales, está otro tema, y es que nuestro cerebro tiende a adaptarse al entorno que le rodea. Supongamos que sales con unos amigos y todos consumen drogas, entonces para poder tener empatía con ese grupo de amigos, deberás imitar conductas, y es probable que termines haciendo lo mismo. Este es el ejemplo más sencillo, pero de manera sutil esta conducta transforma pensamientos religiosos, políticos y actitudes frente a la vida. Si por ejemplo creces en ambientes conformistas, entonces es muy difícil desarrollar una actitud emprendedora en tales circunstancias. Por ejemplo, el que tus padres vean todos los días las noticias y escucharlos decir día a día que el gobierno es corrupto, te hace crecer con una imagen desesperanzadora respecto a la situación de tu país.
Finalmente, la imagen que otros tienen de ti, te hace actuar de esa manera, debido a lo que ya hablamos de cómo nos inducen a hacer cosas que otros creen que nosotros hacemos o somos. Así que, si tú crees que alguien es flojo, lejos de ayudarlo a superar ese obstáculo, lo que estás haciendo de manera inconsciente es reforzar esa conducta en él.
Para superar toda esa clase de condicionamientos internos y externos que afectan nuestra conducta tenemos que ser demasiado conscientes, y en este blog siempre hablamos mucho al respecto.
Mirar sin prejuicios, actuar sin influencias
Es importante que cuando interactuemos con otros, no vayamos con prejuicios, no nos predispongamos, y más si no conocemos todos los ángulos y realidades de la situación. No porque sea lo correcto, sino porque de hacerlo, el único perjudicado eres tú. Establece unos mecanismos para comprobar de manera real, que está sucediendo, y no lo hagas en base a lo que tu pudieras creer. He ahí la diferencia.
Por otra parte, no deberíamos ser apasionados con las ideas, no sabemos que ideas no son nuestras y son frutos de las circunstancias y cosas que nos rodean. No eres las ideas, estas vienen y van, muchas de ellas no son tuyas. No es recomendable dejarse arrastrar por las ideas, así que deberías saber enfocarte más bien en aquellas ideas que nacen de tus deseos más profundos, lo demás no deberías darle tanta importancia.