Seguramente nos ha pasado o hemos escuchado a  alguien decir: “porque a mí”, “que hice para merecer esto”,  y demás expresiones en donde sentimos que los demás tienen algo contra nosotros, de que nos pasa las peores.  La situación es que no hay un grupo de personas que se hayan conversado para hacernos la vida imposible, si no que nosotros somos los que generamos esas actitudes que tanto nos molestan de ellos.

Del mismo modo que alguien nos provoca rabia, respeto, ternura, etc, nosotros podemos provocar ciertos comportamientos en los demás, de los cuales no somos conscientes.

Mecanismos subconscientes que nos hace abusar, sentir envidia y otras emociones.

Está claro para nosotros que lo más importante es sobrevivir, este es un mecanismo interno que garantiza que luchemos por superarnos. Muchos de los resortes internos que mueven el subconsciente proceden en base a los instintos animales.

A pesar de que nosotros hemos evolucionado mucho y somos mucho más inteligentes, todavía hay instintos y mecanismos subconscientes que habitan en nosotros. Por eso todavía somos competitivos y sentimos celos de quien le va mejor, por eso podemos llegar a abusar de otros que consideremos de menor rango, por eso armamos combos, en las que podemos generar chismes de otros que nos caigan mal. Por supuesto dado que ahora somos más inteligentes las formas de proceder son más avanzadas y sutiles, pero el fondo sigue siendo lo mismo. De estas actitudes no somos conscientes dado que el nivel de doble moral es tan alto que estas actitudes pueden estar en nosotros sin que nos demos cuenta.


Actitudes nuestras que generan actitudes que nos molestan de los demás.

Existen mecanismos subconscientes que nos impulsan a actuar de cierta manera, como ya lo hemos visto.  Ahora veremos cuáles son esos comportamientos más comunes que le reclamamos a los demás, y que nosotros somos los responsables.

 

  1. Complacer en exceso a otros, convierte a otros en abusivos.

Muy por el contrario a lo que pensamos, de que entre más le demos a alguien más nos va a respetar, más nos va a quedar debiendo, pues sucede todo lo contrario, vemos que dichas personas se vuelven aprovechadas, y siempre quieren más, y antes nos critican cuando no cumplimos con lo que están acostumbrados a recibir.

Si vamos a explicar dicho comportamiento, es que subconscientemente asociamos la servidumbre como alguien que no inspira respeto.  Miremos a un Rey en una nación, o un gerente en una empresa, quien inspira respeto es a quien se le sirve y no al contrario.

Cuando alguien empieza a complacernos en todo, lo asociamos con servidumbre y de cierta manera esto nos lleva a inconscientemente a considerarnos por encima de él. Si ese alguien falla en complacernos entonces sentiremos “subconscientemente” que el sirviente no está cumpliendo con sus obligaciones.

El tipo de personas que suelen dar mucho siempre suelen atraer a personas necesitadas de algo, ya sea que busquen afecto, dinero, protección. Este tipo de personas siempre se le escuchara decir: ¿Porque me pagan tan mal?

 

  1. Actitudes muy sumisas atrae a personas aprovechadas.

Si bien es cierto que hay que ser humildes, y que no hay sentimiento más despreciable que la arrogancia de otros, también es cierto que la mucha sumisión suele ser motivo de abuso.

Las personas que en ningún momento se hacen rogar, que nunca dicen no, que siempre está cuando se les necesite, son personas que sabemos que podemos contar con ellas, entonces siempre le pediremos el favor, sabremos que no importa lo ocupado que estén nos ayudarán, y si en algún momento le pedimos dinero sabremos que si nos demoramos para pagar el no hará ningún gesto, por eso no hay que hacer el esfuerzo por pagarle a tiempo.  Si una persona sumisa subiera al poder, entonces nadie le obedecería, ya que se sabe que si se incumple con las obligaciones no habría represaría alguna.

Está bien servir a otros, pero cuando alguien no opone ningún tipo de resistencia, no deja claro cuál es su límite, entonces pueden abusar de él.  Dicha persona puede ser el blanco de las burlas, o de que los demás se le recuesten y le pidan.  Por supuesto alguien que este encargado de la selección de personal, no va a poner al frente a un sumiso, sabe que nadie le va a hacer caso, es por eso que dichas personas a pesar de su esfuerzo suelen quedar en el mismo cargo por mucho tiempo.  Seguramente en un momento de frustración la persona dirá: ¿Porque la vida es tan injusta conmigo?

 

  1.  El mucho abuso genera rebeldes y actos en contra.

El hecho de que alguien no oponga resistencia, ni diga nada, no quiere decir que esa persona no sienta.  Supongamos que usted es el líder de un negocio, y usted suele incumplir el sueldo de los empleados, les hace trabajar largas horas que sacrifica el descanso de ellos. Todo esto les hace pensar, y les genera resentimiento, pero como saben que necesitan el trabajo, entonces lo hacen y no le dicen nada, pero de alguna manera se tienen que desahogar; así que hacen todo de mala gana, a medias, desperdiciando cosas, generando rumores.

El mismo caso sucede de los padres para con los hijos, cuando estos no les respeta sus espacios personales, no le deja opinar, etc.  Entonces el joven que ve que no puede enfrentarse a esa fuerza superior, suelen deprimirse y descarga su frustración generalmente en un vicio o en tribus sociales que den espacio al desahogo y a hacer lo que quiera.

Es difícil darnos cuenta cuando nos estamos pasando de la medida con alguien que no dice nada, y que no establece cuáles son sus límites. Y mucho más difícil cuando creemos que tenemos la autoridad y el otro no. De un momento a otro tarde que temprano una situación desagradable explota en nuestra cara, y seguramente se escuchara una frase: ¿Porque a mí?

 

  1. Mucho control y sobreprotección vuelve a las personas psicodependientes.

A veces porque alguien piensa que quiere mucho a alguien, y esto pasa especialmente de los padres para con sus hijos, suelen hacerles todo, servirles todo en bandeja de plata, de tal manera que el esfuerzo de dicha persona sea el mínimo.  También suelen vigilarles, controlarles las salidas y los amigos para que no les pase nada.

Si bien hay que ayudar a otros cuando tienen la necesidad, y hay que cuidar del peligro a los más frágiles, pasarse de la medida es supremamente perjudicial, ya que la persona no genera esfuerzo en sí mismo, no genera la habilidad que necesita para superar dicha situación.

En  el caso de los niños sobreprotegidos, no tuvieron la oportunidad de prepararse para enfrentar la vida, no sabe que es bueno ni que es malo por su propia consciencia, ni las lecciones que le da la vida, es inocente ante muchos peligros que pueden ocurrir en cualquier momento, debido a que no los conoce, no sabe qué hacer ante una situación de peligro, no sabe defenderse ni luchar.  Este tipo de personas por lo regular carece de talentos, y lo único que tienen es un empleo cualquiera que consiguieron por recomendación de alguien. Cuando se quedan sin empleo es como si perdieran la vida y luego tienen que volver ante los padres, seguramente con alguna responsabilidad más.  Luego el padre rasga sus vestiduras en señal de dolor, y mira al cielo y dice: ¿que hice para merecer esto?

La situación para la persona psicodependiente es todavía mucho más dura, debido a que él sabe que debe esforzarse, que debe ser responsable, pero él no tiene las fuerzas, no sabe cómo, no se le ocurre las soluciones.  Así que puede generar ciclos de autocastigo como un medio desesperado, siente rabia consigo mismo e impotencia ante un mundo que le parecerá muy grande.

El equilibrio de las cosas.

Debemos aprender a ayudar pero sin generar dependencia, debemos exigir a otros pero cuidar de no caer en el abuso, debemos de cuidar de nuestros seres queridos pero dejándole espacios para que aprendan sus propias lecciones.

Del mal manejo de este tipo de cosas es de donde surgen la mayoría de conflictos en el mundo y en nuestra propia vida.

La próxima vez que digamos que hice para merecer esto, entonces volquemos nuestra mirada hacia nuestro interior, analicemos el origen de nuestras actitudes, y que puede estar generando las situaciones que nos molestan, en que actitud nos estamos sobrepasando o que talento nos falta.

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