“Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida, y tu lo llamarás destino”.Carl Gustav JungDurante muchos años la psicología ha tenido la labor de dar a conocer el origen del comportamiento humano, saber qué es lo que piensa y porque. Sin embargo eso no es suficiente, ya que en la vida diaria las situaciones cotidianas nos exigen el saber por qué actuamos de un modo, para luego poder corregir nuestras conductas, ya que cada día somos más conscientes de que lo que vivimos es por nuestras acciones.

Como es que estamos sujetos a un destino.

Destino es un trayecto que usted tiene trazado en su vida, desde que nació.  Si usted lanza un leño al fuego, sabemos cuál es su destino.  Lo mismo sucede si usted echa un buen sujeto a un ambiente violento, o un ambiente negativo, sabemos cuál es su destino.

Del mismo modo que alguien arrastrado por una corriente de agua no se puede escapar de esta, del mismo modo un hombre en ciertas condiciones, presiones, y responsabilidades tampoco se puede escapar de una situación a la que está destinado.  De la misma manera que un leño necesita ciertas características para que arda, la personalidad necesita ciertas características para que se comporte de cierto modo esperado, esas características vienen muchas veces de los preconceptos.

Preconceptos que trazan nuestro destino.

Las circunstancias que vivimos son frutos de nuestras acciones, las cuales surgen por una decisión que hayamos tomado. Esas decisiones surgen a partir de los pensamientos, emociones y actitudes de la persona. Esos pensamientos son el resultado de la cultura en la que crece, la educación de los mayores y la genética.

Nuestras creencias religiosas y políticas, nuestra forma de vestir, las cosas en que nos desempeñamos, la forma de hablar, son solo unos ejemplos de porqué somos el producto de unas condiciones impuestas. A medida que crecemos, tomamos nuestras decisiones en base a la experiencia y situaciones nuevas que se vayan presentando; pero estas decisiones siguen están condicionadas por los preconceptos grabados desde temprana edad.

Aspiraciones e instintos más profundos de nuestra naturaleza humana.

Todos de manera natural siempre queremos más, más salud, más belleza, más dinero, más prestigio, más poder, más conocimiento, más inteligencia. Este es el norte más natural hacia el que un ser humano dirige sus acciones. Quienes tienen problemas emocionales quieren más castigos, conflictos y muertes, quieren ser más pobres, quieren mantenerse en la ignorancia y evitar nuevas formas de conocimiento.

Todo hombre de forma natural quiere el bien. El bien es un concepto bastante desprestigiado a causa de las religiones, el cual fue mezclado con el miedo, con lo aburrido, con la debilidad, lo pobre, y por eso es que el mal fue asociado a lo emocionante, a lo novedoso, a la libertad. Al estar el concepto tan mezclado y tan mal asociado, ha producido mala percepción en la cultura, produciendo confusión.

Por colocar solo un ejemplo miremos lo que se dice, acerca de que las chicas prefieren los chicos malos, y a veces vemos niñas muy lindas con el malo del barrio. En realidad las mujeres no prefieren los chicos malos, sino que gustan de hombres fuertes y arriesgados, que den la impresión de que es capaz de protegerlas. Están siguiendo un instinto natural, que solo encuentra respuesta en chicos malo, porque los buenos son miedosos y pobres. Otros conceptos errados y parecidos, es la de que el dinero es malo, que la mujer bonita es bruta y muchas cosas más por el estilo.

Ya habiendo aclarado esto, redefinamos el bien, como calidad, como utilidad. Una manzana es buena en la medida de que este saludable, un aparato es útil, es de calidad y por tanto bueno, en la medida que funciona y no da problemas. Del mismo modo que el deportista famoso, que ha roto todos los records, es recompensado y llamado bueno, entonces alguien con calidad humana, líder, fuerte, que vive emociones, que vive bien y se ve bien, que es libre, que tiene poder, es realmente bueno. El concepto del mal debe ser asociado a las cosas que no sirven, que son conflictivas.

Definiendo un nuevo destino.

El destino entonces es algo que no debe ser impuesto, sino algo que debemos trazar nosotros mismos. Ese destino debe ser acorde a nuestra naturaleza humana en donde hay armonía, paz, belleza, prosperidad. No es natural aspirar a ser un arruinado. Una vez claro este concepto, entonces debemos escoger la forma de vivir, los hábitos que nos van a llevar a ese estado de bienestar.

Del mismo modo que lo que queremos vivir es bueno, entonces nuestros actos deben ser buenos, es decir actos de calidad, actos de poder, actos que son útiles. Una secuencia de actos de calidad en un mismo sentido, nos llevan inevitablemente a vivir cosas buenas. Los actos son productos de nuestros pensamientos, los cuales no pueden llegar a ser buenos si estos son confusos, inestables, conflictivos. No podemos saber la naturaleza de nuestros pensamientos, sin descubrir de donde surge y porque.

Autoconocimiento para formar un nuevo destino.

Cambiar tu forma de pensar y cambiaras tu forma de actuar y por tanto tu vida. Para cambiar la forma de pensar debemos saber que pensamos y como nos está afectando esos pensamientos. Es en la parte de la observación, donde está la dificultad, ya que son los mismos pensamientos errados calificándose a sí mismo.

Es entonces importante adquirir nuevos conocimientos, y en base a ello calificar los preconceptos errados. Estos nuevos conocimientos deben de venir de la fuente misma del bienestar, es decir de triunfadores. Mejor que alguien que se dedicó a estudiar el funcionamiento de la mente y te de concejos de cómo se debe operar, es mejor escuchar a quien realmente supero adversidades. Debemos basar nuestro juicio en base a la experiencia y los buenos resultados y no en base a conjeturas y reflexiones.

Una vez tenemos claro cuáles son las formas de pensar y de actuar de quienes han superado sus limitaciones; entonces debemos enfrentarlos a nuestros pensamientos y formas de actuar. Si tenemos una forma de pensar y es diferente al que es exitoso, debemos probar la nueva forma de pensar y mirar si da como resultado el éxito. En la medida que algo de buenos resultado entonces deberá ser convertido en un hábito.

Enfrentar la vida y nuevos hábitos.

Son los actos los que forman nuestra vida, en la medida de nuestros actos suceden las cosas. Hay una gran diferencia entre pensar de manera errada y pensar cómo se debe pensar, y luego viene esa otra gran distancia entre pensamientos y actos. Es aquí donde todos se quedan, en la lectura y buenas reflexiones. La razón de esto es que la vida hay que vivirla y no es algo que se lograr con solo pensar cómo debe de ser.

Es importante aprender a enfrentar la vida, a vivir cada situación, y con las cosas que vamos aprendiendo, sacarle el mejor provecho. En la medida que superemos nuestras limitaciones iremos logrando sabiduría, voluntad, inteligencia, los cuales son indispensables para lograr el éxito en nuestra vida. Habiendo aprendido a enfrentar y superar nuestra vida, entonces podremos acercarnos a nuestros propósitos más rápidamente a través de implementar nuevas formas y estrategias de acciones, y también nuevos hábitos. Una vez somos capaces de implementar nuevos hábitos, entonces podremos acercarnos todavía más rápido a nuestras mentas a través del aprovechamiento de nuestro potencial mental, con disciplinas como la meditación.