El tiempo hoy en día es uno de los tesoros más preciados, cada día nos queda menos tiempo para hacer las cosas, y cada día tenemos que hacer más cosas, nos parece que los días pasaran a kilómetros por hora. Con los nuevos conocimientos podremos definir si los días realmente pasan más rápidos, si los problemas son las percepciones del cerebro, o si es que realmente somos muy desorganizados.
A medida que nos hacemos mayores el tiempo pasa más rápido.
Según David Eagleman, neurocientífico que ha estudiado la percepción del tiempo; nos dice que en pruebas laboratorio puede hacer que alguien perciba que un evento pase más rápido o más lento. Nuestro cerebro se encarga de recibir la información y luego la procesa para entregarnos unas conclusiones. Cuando la experiencia es nueva, consume más energía y la percepción del tiempo es mayor, mientras que a medida que algo se hace repetidamente; el cerebro no tiene que procesarlo, y por eso da la impresión de que dura menos tiempo. Con los años, la experiencia se convierte en una rutina automática de la que apenas somos conscientes. Un niño vive nuevas experiencias, se conecta más con ellas y por eso el tiempo es largo, mientras que el adulto solo repite experiencias carentes de contenido en sí, dado que no se conecta con ellas de manera emocional.
Adicional a estas afirmación del Doctor Eagleman, también podríamos decir que son las cosas que disfrutamos las que sentimos que vivimos y que realmente sucedieron. De adultos nuestra vida es rutinaria y nos llenamos de cosas de cosas que no disfrutamos, a la larga nos queda esa sensación de que no hicimos nada, y si no hicimos nada, entonces el tiempo no rindió. Son las tareas acabadas y los logros los que dan la sensación de que el tiempo si fue utilizado.
En esta época de globalización y del internet, hemos tenido acceso a otras culturas, a otros tipos de información de manera más instantánea. Cada día aparecen más cosas por conocer, por disfrutar, y es por eso que nos llenamos de ansiedad y de una cantidad de cosas pendientes que finalmente no concluimos. Eso ayuda a la percepción de que el tiempo no rinde y por lo tanto que los días pasan volando.
Procrastinación, el viejo arte de perder el tiempo.
Procrastinación es el hábito de postergar tareas que deben hacerse y dedicarnos a hacer cosas menos provechosas. El psicólogo William Knaus nos habla de varias razones por las que postergamos dichas tareas, como la de sentirnos incompetentes para hacerla, el miedo a fracasar en su realización, la dificultad para tomar decisiones por tanta saturación de cosas, el exigirnos mucho, y hacer las cosas en base a que si estas agraden a los demás o no. Según el psicólogo Piers Steel esta tendencia a perder el tiempo es por varios factores como son: La expectativa; que está relacionada con la confianza en sí mismo, y si estamos acostumbrados a fracasar en algo, entonces tendemos a posponer. La otra es la valoración; que es dejar para más adelante las cosas que no son placenteras, o que se tarda en que recibamos una satisfacción. La impulsividad es otro factor, el cual está muy presente en individuos distraídos y con poco autocontrol.
No podemos entonces decir que no nos queda tiempo para hacer las cosas, sino que simplemente mantenemos divagando entre cosas que generan pequeños placeres a corto plazo, y que en sí, no tienen ningún valor respecto a nuestras verdaderas necesidades, mientras que lo importante lo vamos aplazando.
Según lo que sabemos del cerebro, ¿Cómo hacer rendir el tiempo?
1. El cerebro no es multitarea, así que haga una sola cosa.
En experimentos realizados por científicos del Institut National de la Sanité et de la Recherche Médicale de París, comprobaron que un individuo al realizar más de dos tareas, empieza a cometer errores. Cada vez que realizamos una labor nuestro cerebro invierte mucha energía en ello, y una cantidad de factores cognitivos actúan en una actividad. Si dividimos dichos factores, entonces disminuyen los elementos cognitivos dedicados a esa labor.
Es por eso que es tan importante la especialización. Hoy en día un profesional es valioso en la medida de sus especializaciones y de hacer algo específico de la mejor manera, y para ello se debe dedicar a hacer una sola cosa en la que con el tiempo se volverá experto. Además, en la medida de que usted es experto en algo, en esta medida será más rápido y lo hará sin errores. Si usted es de los que hace muchas cosas a la vez, entonces está perdiendo tiempo en aprenderlas a hacer, y luego en corregir los errores que nacen de poner a prueba cada nuevo conocimiento.
La multitarea solo es posible cuando el subconsciente ya ha asumido algo de tal manera que la pueda realizar de manera automática. Por ejemplo un artista de circo, el cual camina en la cuerda floja y también mantiene en el aire unas bolas. Si inicialmente hace las dos tareas al mismo tiempo, entonces no tendrá mucho éxito, en cambio sí domina primero una de ellas y luego domina la otra, entonces lo podrá hacer sin ningún problema.
2. Atrapar y enfocar la atención.
Por el ritmo de vida que llevamos, cada día es más difícil mantener la atención en algo. Cada nuevo aparato electrónico, cada red social, cada nueva meta que nos pongamos, son actividad que quedan pendientes en nuestro cerebro y que mantienen dando vueltas hasta que las solucionemos. Además día a día estamos sometidos a la sobre estimulación de los anuncios publicitarios, de tal modo que algo solo atrapa nuestra atención en la medida que nos genere mucho estimulo. A esto sumémosle que nuestra mente divaga entre toda clase de recuerdos y sueños que disminuye enormemente la atención. Con tantas cosas que vemos en el día, solo ponemos atención a cosas muy espectaculares, mientras que lo demás permanece “invisible”.
Según el neurocientífico Michael Posner el cerebro es plástico y podemos adaptarlo a que se concentre en ciertas actividades. Así que nosotros a través de ciertas disciplinas podemos entrenar el cerebro para que se concentre en algo. Por ejemplo hay personas que llevan la mente a estados de relajación profunda y luego obligan a la mente a concentrar la atención en un solo objeto. Nosotros en nuestras actividad diarias podemos aprender a centrarnos en ciertas actividades.
Si aprendemos a eliminar las distracciones normales y nos dedicamos a una sola actividad, entonces todos los recursos cognitivos se podrán enfocar en el logro de una actividad permitiendo que esta sea exitosa. Para que la atención no se disperse y nuestra mente no divague por lo aburrido que sea una actividad, debemos encontrarle un objetivo a lo que hacemos, y además de eso añadirle recursos emocionales, como por ejemplo retarse a sí mismo a terminarlo en determinado tiempo.
Por otra parte según el conocimiento que tenemos de el efecto zeigarnik, nuestro cerebro siempre tiene por objeto terminar cosas inconclusas. Por eso una buena manera de atrapar la atención es poner a trabajar la mente en algo, a través de colocarse objetivos que cumplir. Si usted traza una actividad diaria y mide lo que puede lograr con ello, entonces necesariamente el cerebro se pondrá a trabajar en ello, y habrá una tendencia a cumplir la tarea.
3. El uso de las neuronas espejo a favor.
Según los últimos descubrimientos de la ciencia se sabe que las neuronas espejos son las responsables de imitar conductas que se encuentran en el entorno. Tratamos automáticamente de igualar o reproducir gestos y actitudes de quienes nos rodean. Es decir que aparte de ser aquello de los que nos alimentamos, también somos aquello de lo que nos rodeamos. Podemos concluir que quienes crecen en ciertos ambientes tienden a tener las mismas conductas, y es por eso que todos en una cultura siguen las mismas costumbres.
Como hemos visto en otros artículos, sabemos que el cerebro no suela distinguir mucho el tiempo, ya que el tiempo es algo que nosotros nos inventamos, el cerebro todo lo asume como un presente, o podríamos decir mejor, un pasado, ya que el todo lo asume a partir de lo que tiene registrado. Y son por estos mismos registros que tampoco hace mucha diferencia entre lo que ve, lo que imagina y lo que recuerda, ya que estos activan los mismos mecanismos cerebrales.
A partir de esto podemos concluir que aquello de lo que nos rodeamos, lo que leemos, las personas con quienes mantenemos en contacto, etc., van ligeramente modelando nuestra conducta. Es decir que en la medida que nosotros nos rodeemos de las cosas que favorecen nuestros objetivos en esa medida los podremos lograr.
Conclusión
Son las experiencias con las que más nos involucramos emocionalmente las que nos dan una mejor experiencia de vida. Son las actividades y logros, las que nos dan la percepción de aprovechar nuestro tiempo.
Recordemos cuales serían esas actitudes que nos llevan a hacer una mejor gestión de nuestro tiempo.
– Especializarse en ciertas actividades, evite la multitarea.
– Repita cierta actividad hasta que la haga de manera inconsciente y no implique esfuerzo.
– Disminuya las distracciones de modo que la atención se fije en una sola actividad.
– Atrape y enfoque la atención mediante generar objetivos que cumplir, e involúcrese emocionalmente.
– Rodéese de todo lo que favorezca y esté relacionado con sus objetivos.
Procediendo de este modo, podremos sacarle mayor provecho a las cosas que hacemos.
Foto vía: Brandon Christopher Warren