El ser humano en sí posee un sentido de propia valía, de dignidad, con el cual se mueve en el mundo. Este sentimiento hace que el ser humano se conserve a sí mismo dentro de unos estándares que bien manejados el ayudan a crecer, y que descuidados le hace caer muy bajo.
Este sentido es muy descuidado y mal interpretado, y de cómo nos está afectando esto en la vida diaria es de lo que hablaremos hoy.
Recientemente subí un vídeo a mi canal de YouTube, hablando de este tema y además doy unas claves para hacerse respetar. Les recomiendo verlo.
Porque el cerebro empieza a aceptar las injusticias y la falta de dignidad.
Por naturaleza somos resistentes al cambio, a aceptar cosas en nuestra vida. Por ejemplo si usted es una persona que le da pesar los animales, usted no sería capaz de matar un caballo para comérselo. Pero en algún momento se ve obligado; entonces mata al animal y luego lo podrá seguir haciendo de manera normal. El cerebro genera unas resistencias; pero una vez hecho lo ve normal y deja de ponerle cuidado.
Lo mismo pasa con nosotros, hay cosas que culturalmente son aceptadas, que hacemos a diario, o en algún momento tuvimos que ceder, y ahora lo vemos completamente normal. Respecto a nuestro sentido de valía, al principio lo tratamos de conservar; pero luego con el tiempo vemos normal el abuso, el ser un arrastrado, y ya la mente pasa a ocuparse de otras cosas.
Por otra parte los cambios en la personalidad no son algo que se hacen de un día para otro, sino que es algo gradual e imperceptible. Respecto a la dignidad, el orgullo y el respeto, se pierde de una manera muy sutil y luego con los años ya no nos queda nada de ello.
Cuando el orgullo y la vanidad no son tan malos.
A muchos no le importa ser el centro de las burlas, se acostumbran a las injusticias, a ser un perdedor, y con el tiempo el cerebro acepta esto como normal.
Hay un impulso natural que alimenta el orgullo. A todos nos gusta el poder, a una mujer le gusta ser llamativa y ser el centro de las miradas, a los hombres le gusta ser líderes. Este impulso inconsciente que sienten muchas personas es una fuerza motriz que lleva a las personas a esforzarse.
Las ganas de brillar no es un sentimiento malo. Está mal visto que una persona sea vanidosa y orgullosa; pero dichos sentimiento manejados en una dosis normal, ayudan al ser humano a satisfacer ciertos instintos naturales que nos ayudan a mejorar como especie. Cosas como oler bien, arreglarse por las mañanas, comprarse un bonito vestido y lavarse, peinarse, ir al gimnasio, ser un empleado modelo, tener unos dientes limpios y blancos, se deben gracias a un poco de orgullo bien manejado.
¿Porque la pobreza y el perder el respeto se acepta culturalmente?
Jesús dijo muchas cosas, algunas de verdad muy sabias, por ejemplo: «el que esté libre de pecado que tire la primera piedra». Pero no sabemos hasta qué punto todo lo dijo él. Siendo un hombre de gran influencia, su imagen pudo haber sido manipulada por el imperio romano para dominar a las masas. Eso de que si alguien se lleva tu capa, dale la camisa, pon la otra mejilla, ser humilde, ser sumiso, indefenso, es una parte de la doctrina con el cual se puede esclavizar fácilmente a otros. Hay a quienes no les importa quitarle todo a alguien que se ganó todo con esfuerzo, y si no se defiende, pues mejor.
La humildad fue una de las virtudes más exaltadas por la fe cristiana. Este mundo era temporal y no teníamos que preocuparnos por lo material. La vanidad, el orgullo, el ostentar cosas, el pretender ser mejor, el buscar una vida de lujos, era sumamente despreciado y este sentimiento ha sido alimentado durante cientos de años. Muchos hacía de su vida una muestra de escases, de descuido y era algo que de verdad se sentían orgullosos.
Hacer de la miseria, de lo grotesco algo de lo cual le hace sentir mejor que otros. Más espiritual. Ser espiritual se redefinió como una persona pobre, sin ambiciones, sin orgullo, indefenso. Este tipo de filosofía le sentó muy bien a muchos, ya que después de todo, para ser pobre, indefenso y lucir mal, no hay que hacer esfuerzo.
Las ganas de ser mejor, como motivación.
De niños estamos llenos de sueños, y unos malos ratos nos acostumbraron a agachar la cabeza. Debemos luchar contra esa fuerza de gravedad que nos obliga a agacharnos, a aceptar los acontecimientos, a aceptar nuestros condicionamientos. Alcemos la cabeza, miremos al futuro y luchemos por conseguir nuestros sueños.
Miremos un producto cualesquiera, este tiene un control de calidad, una presentación, una durabilidad, unos ingredientes de alto estándar. Nosotros en la vida somos un producto de la naturaleza, y debemos asumir unos estándares de calidad, en la que no aceptamos que algo nos rebaje. Somos de calidad, luchamos por mantenerla o lograrla.
El éxito no es fácil, todos tienen metas; pero el hecho de que sea difícil no quiere decir que nos rindamos. No renunciemos a disfrutar las mieles del triunfo. No tenemos que ser los mejores en todo, el querer abarcar muchas cosas y quererlo para ya mismo, es un obstáculo. Miremos un cantante, no es el mejor en todo, pero uno solo de sus talentos le llena de brillo, no lo logró de inmediato; pero años de constancia le dieron éxito. Hay que buscar un sueño, una motivación y luchar por ella.
Hacerse respetar
Que decir sobre el respeto. No dejes que nadie juegue contigo, te manipule, te humille y se burle de ti. Hoy en día es muy común el matoneo, el abuso y acoso escolar y laboral, y si eres víctima debes hacerte respetar. Nadie es más que otro, y obviamente no puedes quedar por debajo de otro. Hacerse respetar, no es sinónimo de buscar problemas. A nadie le gusta la gente problemática. Debemos aprender a hacer valer los derechos sin rebajarnos. Utilizando la inteligencia como medio, y en el momento oportuno.
Si son injustos con nosotros y nos dejamos, entonces estamos haciendo valer la injusticia. Debemos ser justos, empezando por hacer valer la justicia en nosotros mismos, no solamente para con los demás. Debemos utilizar los mecanismos sociales para defendernos. No tienes porque dejarte tratar mal, si alguien te puso un sobrenombre feo, advierte a dicha persona que no lo vas a admitir. Si alguien te debe un dinero, has que te devuelva lo tuyo. Eso es ser justo. Pero no te pases de paranoico, ni de maniatico, ni tampoco reacciones de una manera desmedida. Reacciona en la justa manera y por eso siempre es mejor hacerlo después de llegar a un estado de calma, analizar la situación, mirar si antes hemos hecho lo mismo con alguien.
Hacer daño a otro, destruir la fama, quitarle el esfuerzo de años es muy fácil. Volver a construir esto cuando se pierde es muy difícil, puede llevar años, y por eso muchas personas para evitar esfuerzos, dejan pasar esto por alto, y este es un mecanismo que usan los aprovechados, porque la gente prefiere perder cosas, que luchar por lo suyo. Debemos medir hasta que punto debemos luchar por mantener un respeto, así sea que en dicho esfuerzo se pierdan muchas cosas. La dignidad en el ser humano es importante, pero a veces hay que tragarse el orgullo por un bien mayor, por la tranquilidad, y porque no queremos perder un logro.
A veces la gente comete injusticias porque no sabe que las están cometiendo. El aguantarnos no nos ayuda, ni ayuda al otro. Hay quienes son necios y se aprovechan de quienes se dejan, al necio hay que ponerlo en su lugar, y hacerle caer en cuenta de su necedad. Por supuesto todo hecho con mucha inteligencia y altura. También hay que pensar hasta que punto alguien cometió un tonto error, y que le puede pasar a cualquiera. Todos cometemos errores y debemos dar el mismo trato que esperamos para con nosotros.
Conclusión.
Tan mal visto que es el orgullo, tan normal que es dejar pasar el irrespeto y las injusticias; pero un ser digno lucha por mantener su estado de dignidad. No se trata de ser un problemático y arrogante, si no aprovechar esta fuerza a favor, con inteligencia y talento.
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Foto vía: alicepopkorn