Dado que nuestro puesto de trabajo es el lugar donde más permanecemos, entonces es importante sentirse satisfecho, ya que de no ser así, este se convertirá en un desgaste que provocará que otros aspectos vayan mal.  Si tu trabajo te genera estrés, entonces lo más seguro es que vivas aburrido y pelees con tu familia, si tu trabajo te quita todo el tiempo, no tendrás oportunidad de disfrutar la vida, ni de mejorarla.  Hacer una buena gestión de nuestro trabajo hará que lo disfrutemos más y se convierta en algo que ayuda a solucionar nuestra vida, y no algo que nos ocasiona problemas. Veamos entonces cuales son esos errores que hacen que nuestro trabajo se convierta en una carga pesada.

1. Dejarse poner más trabajo.

Hay momentos en que en una empresa surge un aumento de trabajo, y este siempre se le suele asignar a aquel que no opone ninguna resistencia, y si resulta más trabajo, se le pone a ese mismo. Identificar a estas personas es muy fácil, ya que siempre dan más de sí, nunca dicen que no, y al no poner problema pues se puede abusar de él, incluso sin la otra persona caer en cuenta. Sencillamente si su trabajo está a tope, mejor no acepta más tareas, ya que esto disminuirá la calidad de lo que está haciendo, y también su tranquilidad. Luego, nadie va a ser consciente de esto y solo quedaras mal.

2. No saber quejarse.

El quejarse es una labor importante, ya que anuncia que algo anda mal y debe ser mejorado. Cuando una persona no se queja, entonces siempre le toca los peores materiales y lo ubican en el peor puesto posible. Igual que el cuerpo cuando le echamos algo que le cae mal, que genera un reclamo a través del dolor, así mismo nosotros debemos anunciar que algo anda mal, de no ser así, nadie sabrá si quiere que algo te moleste.

3. Dejarnos desviar hacia áreas no especializadas o que no te gustan.

El éxito de nuestro trabajo se basa en que tan expertos seamos en hacer algo, ya que solo a partir de ser un experto nos valorizamos y nuestro trabajo es de calidad. Dedicarse a hacer cosas en lo que no se es bueno o no se está preparado, es cultivar problemas futuros, porque lo imprevistos siempre aparecen cuando se hace algo que no se conoce. Por otra parte, cuando haces cosas que no te gustan, disminuye tu rendimiento, ya que no sientes ninguna motivación en mejorar, no intentaras hacerlo de la mejor forma.

4. No tener una un cronograma ni una medición de tus tareas.

La improvisación en cualquier aspecto nos lleva a resultados inciertos, lo cual hace que en el camino aparezcan problemas de la nada. Debes aprender a programar cada cosa que haces, ya que de otra forma el trabajo se acumulara, quedarán tareas sin hacer, y no podrás dar un informe confiable sobre cuando se tendrán unos resultados. También es importante medir lo que haces, ya que a partir de aquí se define cuanto te demoras haciendo cada cosa, que aspectos te quitan tiempo, que actividades son no lucrativas, que cosas se pueden obviar, que mejoras se pueden implementar.

5. Egoísmo.

Es importante pensar en nosotros mismos, ya que solo a partir de aquí podemos gestionar bien nuestro trabajo y estaremos más satisfechos. El inconveniente en esto surge que el olvidarnos completamente del entorno, hace que del entorno surjan problemas que más adelante nos dan sorpresa. Es importante hacer valer los anteriores puntos, solo si hay las condiciones para hacerlo. Supongamos que alguien tiene mucho trabajo, así que esta persona, tarde que temprano se quema, y finalmente puede que nos toque hacer parte de sus funciones. En estos casos es mejor sacrificarnos y brindarle una ayuda hasta que coja un respiro.

APRENDER A ARGUMENTAR.

La argumentación es la herramienta que debemos utilizar para hacer valer nuestras ideas. Si te niegas a hacer un trabajo y no tienes un buen argumento entonces quedarás como un flojo, si te quejas por quejarte entonces quedarás como alguien molesto, así que siempre debes tener unas buenas razones apoyando tu decisión.

1. Saber cuándo agachar la cabeza.

Para aprender a exigir hay que aprender a ceder, representar una persona indolente y caótica no es la imagen que debemos dar. Por tanto hay cosas que debemos aguantar sin mostrar dolor, por ejemplo en casos que se es nuevo, en momentos de crisis laboral, etc.

2. Dejar satisfacciones.

Debes enfocar tus esfuerzos a dar unos resultados esperados los cuales dejen satisfecho a los demás, a partir de aquí, si tendrás derecho a exigir, y lo que digas será acogido con buen gusto. No necesariamente debe ser algo grande, si no que sea algo importante. Una sola cosa importante que hagas, te hará indispensable en un grupo de trabajo.

3. Siempre dejar vías de solución.

Cuando vienen ante ti con más trabajo, y no lo vas a aceptar, debes argumentar por qué no lo haces, y ofrecer sin vacilación, una mejor solución a ello. Debes decir que eso disminuirá el rendimiento en algo importante, que es mejor que cierta área especializada se encargue, y que se pueden obviar ciertas tareas que no son necesarias. De este modo, podrás continuar tranquilo sin sentimientos de culpa o señalamientos. Si vas a exigir algo, argumenta que la ausencia de una herramienta, está generando problemas de rendimiento, que si quieren continuar con los buenos resultados es mejor no ahorrar esfuerzos en ello. Si vas abandonar un material, es importante buscarle una utilidad de tal manera que no se vea como una perdida. En todos los aspectos siempre debes tener opciones, a los demás también debes darles opciones. Esto es importante ya que el cerebro siempre recibe una sensación de solución cuando encuentra algo más, mientras que si no das opciones, hay una sensación de conflicto.

4. Predicción, preparación.

Aprender a predecir lo que va a suceder, nos da ventaja en cualquier suceso, y para ello debes aprender a medir el curso de los acontecimientos, ya que toda causa lleva a un efecto. Si sabes con anterioridad en que momento las cosas van a explotar, cuando se va a acabar algo, entonces podrás tener tiempo para pensar en una solución para que cuando llegue el momento, este evento no te coja por sorpresa. Lo mismo sucede a la hora de decir algo, debes tener todo claro, las objeciones que va a poner la otra persona y como debes cambiar la situación a tu favor. Procediendo de este modo, harás valer tus opiniones.

5. Empatía

Más que argumentos a veces lo que se necesita es caer bien, generar confianza, amistad. Los seres humanos somos muy emocionales, así que hacer cosas como preguntar cómo le fue, imitar la forma de hablar y los gestos, hablar de lo que a la otra persona le interesa, poner un toque de humor, entre otros, hacen que entres en confianza con cualquiera. El estar chocando continuamente con otros, es un desgaste que no debemos permitir, sobre todo si vamos a permanecer mucho tiempo con ellos. Cuando caes bien, es más fácil que hagan caso a tus requerimientos, y traten de no molestarte tanto. Ante los abusos de confianza siempre debes aprender a poner un límite, y reforzarlo con un buen argumento. Foto vía: Éole