En todos los aspectos de la vida, los resultados miden la realidad de las cosas. Solo los hechos hablan con claridad aquello que las palabras y las buenas intenciones no pueden sustentar. Dedicar nuestra vida a dar resultados es la mejor manera de progresar, ya que solo se asciende a través de cosas tangibles. No debemos olvidar que un hecho vale más que mil palabras.
Pero ¿qué sucede que a veces sabemos tantas cosas, somos tan buenos en algo, y nadie nos tiene en cuenta o no conseguimos las cosas que queremos a pesar de nuestro mejor esfuerzo? Veamos algunas de las razones sobre las que no hemos caído en cuenta.
1. Mucha información, poca aplicación.
El conocimiento a veces puede ser una trampa de arena del que no se puede escapar fácilmente. Es tan bueno saber cosas, que sin nosotros percatamos, nos pasamos toda la vida aprendiendo cosas, subconscientemente sintiéndonos grandes porque sabemos más que los demás, y además creemos que en ese próximo libro si vamos a encontrar la solución a nuestra vida, si vamos a terminar de descubrir aquello que no entendemos.
Es muy cierta una frase que dice: “quien sabe mucho acerca del funcionamiento de un musculo, jamás ha ganado una carrera”. Esto se debe a que ambas cosas requieren muchos esfuerzos, y es muy difícil desarrollar ambas al mismo tiempo. Alcanzar un equilibrio entre estos dos polos opuestos es realmente difícil, y es por eso que siempre encontraremos personas que se jactan de ser muy prácticos y otros que se jactan de sabérselas todas.
Pero detrás de tanto afán por leer y saber cosas se encuentra una forma de esquivar el esfuerzo, esperamos que aquello que estamos leyendo nos de la fórmula mágica, que nos evite los sacrificios, la disciplina, que se requiere para ejecutar las cosas, y llevarlas a buen término. A veces nos dejamos llevar por los títulos de los libros: “piense y hágase rico”, “como influenciar sobre los demás”, “el secreto”, “usted puede sanas su vida”, y al terminar de leer los libros quedamos sabiendo una cantidad de cosas maravillosas que solo aplicamos las 3 primeras semanas mientras nos dura el entusiasmo.
Lo que dicen los libros pueden servirnos, es dedicarnos a aplicarlo concienzudamente hasta el final, pero no podemos esperar que lo que le llevo gran parte de la vida al autor conseguir unos resultados, a nosotros nos lleve un par de semanas. En ese par de semanas, ya aparecerá una nueva lectura que nos entretenga.
Escapar de esta trampa de arena es muy difícil, ya que el hábito de estar leyendo es un vicio como cualquier otro, que a veces solo verdaderas crisis nos hace abandonarlo. Pero esto es solo la mitad, ya que la otra parte más difícil, es la de aprender a ser personas de resultados. Nuestro cuerpo perezoso esta tan acostumbrado a sentarse a leer y muy poco a aplicar que nos es difícil enfocarnos en los hechos.
Hay un momento para estudiar y otro para aplicar. ¿Será que llego nuestra hora de empezar a aplicar?, Tal vez es la hora de abandonar tanta teoría y aplicar esas cosas que sabemos que nos sirven para solucionar ciertos aspectos de nuestra vida. Deberemos coger la disciplina de ejecutar cada día eso que sabemos que nos lleva al éxito, hasta que se convierta en una habilidad.
2. Un puñado de cosas a medias.
Todo en la vida requiere cierto grado de tiempo y esfuerzo para desarrollarlo. Entre más tiempo y esfuerzo le dediquemos a algo, es más probable que quede bien hecho. Las cosas que se hacen por encima son frágiles y con el tiempo se derrumban o desaparecen. Todo conocimiento superficial acerca de las cosas, es como si no lo supiéramos, porque básicamente no nos sirve para nada. Usted puede haber leído mucho acerca de cómo nadar, y haberse echado unos chapuzones en una piscina donde alcanza el fondo, pero eso no le servirá para cuando algún día caiga al mar. En la vida solo podemos hacer uso de aquellas cosas que se hayan convertido en una habilidad a través de la disciplina. Desarrollar cada uno de nuestros potenciales y habilidades; consume cierto tiempo y esfuerzo, el cual es ocupado cuando aprendemos otras cosas que quizás no nos sirven.
En el mundo laboral sucede lo mismo. Muchas veces somos profesionales con un montón de conocimientos; pero sin una habilidad por la que destaquemos, que nos haga sobresalir sobre los demás. La pregunta que nos debemos responder no es que tanto sabemos, si no para que somos buenos, que somos capaces de hacer bien hecho, y luego asegurarnos que los demás lo sepan.
3. Un esfuerzo mal enfocado.
En nuestra vida hay prioridades, cosas que exigen nuestra mayor atención. No es necesario andar por la vida buscando aprender cosas, ya que ellas están en frente de nosotros, son nuestros problemas más inmediatos que requieren todo nuestras sabiduría y habilidad. Si dedicáramos todo nuestro esfuerzo a solucionar las cosas en nuestra vida que requieren solución, que nos incomodan, que no nos dejan progresar, entonces aprenderíamos muchísimas cosas que no se encuentran en los libros ni en las universidades.
Es deber del hombre solucionar primeramente su propia vida, luego su habilidad le ayuda a solucionar la de los demás, después su entorno, y finalmente puede avanzar hacia otros conocimientos. Pero hacemos las cosas al contrario, y seguramente nuestra vida tiene muchos conflictos, pero nos dedicamos aprender cosas que no nos sirve para solucionarla. Pensemos, ¿cuáles de las cosas a las que estoy dedicando mi tiempo, me sirven para mi vida?, ¿que estoy haciendo por ejecutarlas?
4. El entorno en que vivimos influye mucho.
Recuerdo cuando joven haber leído de esas historias de superación personal muy interesante; era de un águila que no sabía volar, la razón de ello era que el huevo había caído por accidente en un gallinero, y luego se crío entre gallinas, las cuales obviamente no le enseñaron a volar. Lo mismo puede pasar con nosotros, podemos tener cientos de habilidades, las cuales debido a nuestro entorno no podemos desarrollar. Crecer en ambientes conformistas puede atrofiar nuestro progreso, los ambientes negativos lo que hace es atraer los obstáculos, los cuales le confirman a la gente que tiene razón acerca de su negatividad.
Somos muy propensos a que se nos pegue la forma de vida de nuestro entorno, y de quienes nos rodean. Es por eso que hay diferentes culturas y tribus sociales, donde las personas que las conforman tienen unas características muy definidas. En cada cultura y en cada ambiente social y familiar se nos puede facilitar u obstaculizar el progreso. Es muy difícil ser disciplinado si las personas que nos rodean son flojas y negativas, pero si quienes nos rodean son personas de proyectos, enfocados en los resultados y con una actitud enérgica, de seguro que nos arrastran en el mismo sentido.
5. Aprender a tomar decisiones.
Existe una tendencia en nuestra vida a aplazar las cosas, a no responder por lo que hicimos ni por lo que dijimos. Total, esto a la larga genera un cumulo de situaciones que no somos capaces de manejar. Ser personas de resultados surge a partir de nuestra capacidad para cumplir nuestra palabra, de hacer todo el esfuerzo por que se cumpla una meta, y también por nuestra capacidad de tomar decisiones.
Si queremos aprender a ser personas de resultados, debemos primeramente aprender a ser hombres de palabra. Si dijo que el viernes, entonces será el viernes, si dijo que no, es no. Con el tiempo el luchar por cumplir lo que dijo, lo convierte en una persona de resultados. Después, la siguiente habilidad que debe desarrollar es la de trazar y cumplir metas.
Primeramente debe pensar que es lo que quiere y luego escoger por dónde empezar, luego empezar la marcha y hacer todo el esfuerzo por concluir lo que empezó. Así sea que a veces nos aparezcan cosas más buenas, o incluso parezca que la decisión que tomamos no es tan buena, deberemos luchar por seguir hasta el final, ya que el aprender a concluir lo que empezó es de las primeras habilidades que un ser humano debe desarrollar. Con el tiempo aprenderá a tomar buenas decisiones, o si la cosa definitivamente lo está perjudicando, pues entonces si justifica abandonar, pero luche al máximo por no hacerlo.
Ya luego deberá aprender a tomar decisiones, si una cosa requiere una acción entonces deberá ser hecha inmediatamente, es decir debemos aprender a seguir el ritmo de las cosas, y no dejar que estas se acumulen. Si por ejemplo antes del viernes debo de hacer algo, entonces antes del viernes deberá ser hecho, si debo buscar un nuevo empleo, entonces la búsqueda del nuevo empleo será la prioridad, si debe decirle algo a alguien dígaselo; es decir, no titubee al hacer las cosas que deben ser hechas, ya que dejar que las cosas se envejezcan lo único que hace es acumular problemas.
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Que tal harol nuevamente excelentes artículos, volviendo a recapitular decía Juan Matus a su discípulo Carlos Castañeda en las Enseñanzas de don juan “no te hagas el loco la práctica es lo que cuenta” y Ricardo Arjona en su canción Jesús es verbo no sustantivo “lo que esta hay escrito se resume en Amor vamos ve y practícalo” pero al final como decía André Gide “todo está dicho ya; pero como nadie escucha, siempre hay que volver a empezar”; pero en fin sigamos adelante. Gracias Hasta pronto
Todo se reduce a hacer las cosas!, es así de simple. Un saludo!