Nuestra personalidad es conformada por actitudes que forman nuestra forma de ser y actuar, y están a su vez generan las circunstancias que vivimos. Todo lo que compone nuestra personalidad es producto de una decisión subconsciente y por tanto no podemos medir como afecta nuestra vida. Al no saber cómo nuestras decisiones afectan nuestra vida, entonces dichas decisiones se convierten en barreras mentales las cuales nos impiden salir de ciertas situaciones. En esta artículo hablaremos sobre cuales son esas barreras mentales formadas por paradigmas y conceptos equivocados, y como están frenando nuestra vida. Como diría una frese: “la libertad está más allá de las barreras mentales por ti creadas”

Su forma de ser no es algo que usted allá aprobado conscientemente.

Toda nuestra forma de ser no ha nacido de una decisión consciente, es decir que ninguna de sus actitudes fue producto de una decisión cuando usted era joven. En ningún momento usted se sentó a reflexionar sobre qué actitud debía de tomar en cierta circunstancia, ni cuáles eran sus ventajas y sus desventajas ni en que circunstancias debía de aplicarla y en cuáles no. Por ejemplo nadie se sentó una tarde a pensar y dijo: “Voy a ser amable, porque esto me ayudará a entenderme mejor con los demás, la desventaja estaría que habrán muchos que se aprovechen de esto, y solo podrá ser aplicado en ambientes colaborativos”.

Por otra parte una actitud no es algo que se piensa y se ejecuta de una vez, sino que es algo que hay que hacer una y otra vez, hasta que se convierta en una forma de actuar. Usted no piensa que va a ser disciplinado y luego lo es. Nuestras actitudes son producto de decisiones inconscientes, en las que el subconsciente ha decidido de acuerdo a ciertos mecanismos de supervivencia, actuar de una forma u otra para sobrevivir en ciertas circunstancias. El asunto es que el subconsciente asume esa actitud para todas las circunstancias sin medir las consecuencias a largo plazo. Por lo regular el subconsciente no se pone a medir en que circunstancias es favorable y que consecuencias vendrán, ya que sería un esfuerzo demasiado grande para el cerebro.

BARRERAS MENTALES.

1. Las barreras creadas por nuestra forma de pensar.

Sabemos entonces que nuestro subconsciente va generando actitudes a medida de ciertas circunstancias, y otras actitudes son asumidas de acuerdo aprendizajes sociales. Cada una de esas actitudes con el tiempo va formando un sistema de creencias y paradigmas, los cuales se convierten en patrones de nuestra conducta, que dictan nuestra forma de ser y actuar en ciertas circunstancias. Como dijimos, no sabemos cuáles son la mayoría de nuestras actitudes ni porque somos así. Es claro que cierta actitud genera cierta forma de actuar y cierta circunstancia. Si hay ciertas actitudes que generan circunstancias en las que no queremos estar, entonces, ¿Por qué las seguimos haciendo?, pues porque no somos conscientes de las decisiones que estamos tomando, no solemos reflexionar, si no reaccionar. Otra causa porque cada uno de esos patrones de conducta se sostiene así mismo, es por el autoengaño.

Es muy difícil cambiar la forma de ser por muy equivocada que sea, ya que cada actitud se ve a sí misma como valiosa. Me explico, si usted es ladrón, ante sí mismo ve esta actitud como valiosa, y se dirá que esta es la única manera de sobrevivir. Lo que quiero decir es que por más equivocado que usted este, cada una de sus actitudes, las ve como verdaderas y útiles. Es entonces las mentiras que creemos de nosotros mismos acerca de nuestra forma de actuar y lo realmente valioso que sean para nuestra vida, la primera gran barrera mental que es difícil de derrumbar. Usted puede ser la persona con las mejores intenciones del mundo, considerarse buena y gentil y aun así su forma de pensar lo puede estar arruinando sin darse de cuenta.

2. La máscara que nos ponemos ante los demás

Nuestra forma de ser ante los demás es muy diferente a nuestra real forma de ser y actuar, por la sencilla razón de que el sentido de aprobación de quienes nos rodean y el miedo al ridículo es demasiado fuerte. Así que la mayoría de nuestras acciones van encaminadas a que sean aprobadas por los demás, y además nos resistimos a hacer ciertas cosas, por el miedo a la burla y el rechazo. De este modo surge una personalidad que esta planteada para nuestra adaptación social, este es un mecanismo que nos garantiza sobrevivir dentro de un entorno. Lo que proyectamos ante los demás para buscar su aprobación, o mejor dicho, ese mecanismo subconsciente que permite adaptarnos a nuestro entorno, muchas veces se convierte en unas muy fuerte barrera mental que impide salir de ciertas circunstancias, debido a la presión que los demás ejerce sobre nosotros.

3. Ideas equivocadas sembradas por la cultura.

Preguntas, ¿qué pasa cuando nuestro entorno tiene formas de pensar equivocada?, ¿Cómo calificamos nuestro entorno?, ¿Es nuestro ambiente conformistas, violentos, pesimistas, u otro?, Nadie cuestiona donde vive, como nadie cuestiona lo que le dan de alimento, la forma de vestir, lo que le dicen que crean, y lo que le dicen que haga. El aceptar todo lo que una cultura nos ofrece es beneficioso dado que nos ahorra años de aprendizaje, solo que esto no quiere decir que “todo” sea correcto. El entorno en que no movemos funciona como una corriente de agua, y nos movemos involuntariamente hacia donde esa corriente nos lleva. De este modo los individuos dentro de uno entorno, que obedece a ciertos patrones culturales, tienen inevitablemente un destino. La cultura en que nos movemos y que nos arrastra en una dirección, se convierte entonces en otra barrera mental, que es difícil de romper, dado que no hay nada más fuerte que una corriente.

4. El famoso sistema.

Si usted observa cualquier cosa a su alrededor, todo conserva una forma, una proporción. Mire su computador, para que este funcione en conjunto, cada una de las teclas deben de estar en un lugar fijo, para que ese sistema de circuitos, batería y de programas pueda funcionar. Del mismo modo, los miembros dentro de una sociedad cumplimos una función que encaja dentro de un sistema. Es claro que hay funciones dentro de un sistema, más agradables de cumplir que otras. Los sistemas religiosos, económicos, políticos cumplen una función que permiten que una sociedad no se derrumbe, solo que esto no quiere decir que sea el más acertado.

Igual a como sucede en el organismo cuando se traga algo que no se adapta a ese sistema y termina por ser expulsado, del mismo modo, el no adaptarnos a los sistemas sociales, laborales, y culturales, hace que seamos expulsados de estos, y es por eso que todo cambio siempre es muy difícil, y por eso todos formamos grandes filas de conformistas, y las personas innovadoras que vienen con ideas frescas y nuevas les cuesta hacerlas valer, aun cuando sean para el mejoramiento. Son entonces esos mecanismos invisibles que nos mueven a todos y que todos debemos de obedecer; los que se convierten en otra barrera mental que nos impiden hacer otras cosas diferentes que no sean las ya dictadas por ese sistema de leyes y códigos de conducta social. Por supuesto el sistema en si no es malo, todo tiene que funcionar bajo un sistema, para que todo lo que dependa de él sea sostenible, y eso también quiere decir que dentro de dicho sistemas tienen que haber cosas que no gusten a todos. Con todo eso, eso no quiere decir que los sistemas sean perfectos, y no haya cosas que corregir.

5. ¿Existe un destino?

Experimento: Coja una verdura, si es posible modifíquela genéticamente para hacerla más grande y con otro sabor, siémbrela en cierto terreno fértil, llénela de cantidades de agua y sol moderadamente y cuídela de los insectos; entonces con el tiempo, tendrá una mata llena de verduras. Ahora haga lo mismo y siembre cualquier semilla en un terreno estéril, no le de agua, y sométalo a cantidades abundantes de sol, entonces seguramente esa siembra se pierde o sale con mal sabor. Ahora miremos el caso de un ser humano que nace de unos padres con ciertas deficiencias genéticas debido al abuso de ciertas sustancias, a la mala alimentación, a ciertos problemas emocionales, y a la falta de deporte, luego enseñen a ese niño paradigmas equivocados, y luego entréguenlo a un ambiente hostil, entonces dicho ser humano no tiene muchas posibilidades de ser exitoso, aun teniendo las mejores intenciones.

Claro que hay una gran diferencia entre el vegetal y el ser humano, y es que entre muchas otras cosas esta esa gran palabra llamada la consciencia. El implacable destino es una serie de circunstancias que llevan a alguien por una ruta y hacia un destino. El lugar donde nacimos, los padres que tuvimos, las enseñanzas que recibimos, la cultura en que crecimos, el sistema social al que obedecemos, son entonces hilos invisibles que moldean nuestros pensamientos y nos llevan inevitablemente a actuar de cierta manera programada, ya que todos por lo general seguimos el ritmo tradicional de vida.

Pregunta, ¿existe el destino?, la respuesta básicamente es sí, y si nació para ser un antisocial lo será, y si nació para ser pobre será pobre, aun con todas sus quejas y con todas sus buenas intenciones. Pregunta, ¿Hay alguna manera de escapar al destino?, la respuesta básicamente es que no, ya que es muy difícil descubrir cuáles son los patrones de conducta que están afectando nuestra vida, también es muy difícil tener iniciativa y llevar a cabo lo que conscientemente pensemos, y es muy difícil salirse del molde y luchar contra la corriente de las circunstancias de nuestro entorno. Cambiar es muy difícil, ya que si el ritmo de vida actual no lo permite. Todos nuestros esfuerzos son consumidos por la jornada laboral, y otras actividades que hay que hacer. El cambio es difícil, habíamos hablado en un artículo anterior de la importancia de tener palabra, porque si ni siquiera somos capaces de cumplir lo que decimos, mucho menos de cambiar nuestro destino. A un a pesar de todo esto, sigue habiendo esa gran palabra llamada consciencia, con el que se puede cambiar todo.

¿Es posible cambiar el destino?

Las barreras mentales son entonces esos grilletes invisibles que nos mantienen atados a un lugar, y no nos permiten ser libres. Libertad sería poder elegir lo que queremos vivir, solo que esas elecciones no pueden nacer de la inconsciencia. Entonces, ¿que podemos hacer para cambiar nuestros destinos?.  Si realmente queremos cambiar un destino desfavorable requerimos aprender conocimientos adicionales que nos permitan ver las cosas de un modo diferentes, tomar decisiones conscientes a partir de esos conocimientos, y luego disciplinarse en aplicarlo. Esa es la fórmula.

Por supuesto, eso suena más bien a una utopía, dado que en medio del ritmo actual de vida, nadie suele ponerse en esas labores, las cuales requieren mucho tiempo y esfuerzo. La buena noticia es que aparte de eso, un hombre puede hacer cambios drásticos en su vida, liberando su potencial mental. Una vez una persona hace uso de su potencial mental, entonces puede lograr grandes cosas rápidamente, sin importar el ritmo de vida.  A esto súmele descubrir y ser conscientes de nuestros patrones de conducta equivocados para así liberarnos de ellos. Nuestra libertad esta en nuestra propia forma de pensar.