El ser humano es de los pocos animales que se reconoce a sí mismo, de que existe, entonces también es de los pocos animales que necesitan que su entorno le reconozca su existencia. Muchos de nuestros esfuerzos están dirigidos a ese reconocimiento por parte de los demás, y de cierto manera ayuda al progreso; pero también se puede convertir en un sentimiento que nos trae desventajas. De como surge este sentimiento y como nos afecta la vida, es de lo que hablaremos hoy.

Como el reconocimiento se relaciona con el afecto, y porque despreciamos a quien nos ignora.

Todas las cosas que existen, existen por algo, y nosotros podemos decir que cumplimos con un propósito en la vida. Cada cosa en la naturaleza lo cumple sin importarle lo que otros piensen. A un animal no le importa si alguien sabe de él o no, si se ve bien o no, si está limpio o no. En cambio los seres humanos necesitamos que nos digan que lo hicimos bien, que nos vemos bien, qué hacemos falta, que nos necesitan, que hicimos una buena elección. Los seres humanos necesitamos afecto, amor y reconocimiento exterior, no sentirnos aislados y olvidados. ¿Acaso alguien puede vivir completamente ignorado?, eso no es fácil, necesitamos que nos reconozcan, y nos presten atención. El desconocimiento nos duele, nadie puede querer a quien le desprecia; es por eso que de los sentimientos más repudiables, es que nos hagan sentir menos, o que no somos importantes, que no nos presten atención cuando hablamos, que bostece mientras le decimos algo, o que voltee a mirar para otra parte. Dentro de la cultura humana, hemos establecido unos códigos de conducta, que todos debemos seguir para llevar buenas relaciones con los demás. Es en este punto que fallamos mucho, y de ahí que hay tantos conflictos. Cosas como el saber escuchar, agradecer el esfuerzo de una persona, son cosas que se pasan por alto con demasiada facilidad.

Porque buscamos afecto, y el papel del reconocimiento, en la evolución humana.

La aprobación exterior de las cosas que hacemos, juega un papel muy importante en la evolución. Ese impulso que sentimos a que al hacer algo, nos digan si lo hicimos bien o no, si sirve o no, tiene por propósito, tener en cuenta el criterio, las experiencias de los demás, y por tanto una inteligencia colectiva de un grupo de personas, que tendrán un mejor criterio en decir si algo sirve a todos. Es por eso que cuando vemos algo bueno, lo que hacemos es copiarlo, comentarle a los demás, luego se globaliza. Si algo como un celular inteligente de pantalla táctil no hubiera recibido la aprobación y el reconocimiento de muchas personas; entonces este invento no hubiera tenido auge, y la persona que lo invento no hubiera tenido motivación para inventarse algo tan revolucionario como eso. Es un sentimiento muy fuerte ganar el reconocimiento, y deberíamos usarlo a favor cuando inventamos algo. Las mayorías reconocen el esfuerzo individual, cuando algo realmente es bueno. El reconocimiento es una confirmación de que algo puede estar bien hecho, y a nivel de sociedad e incluso de la especie, ayuda a mejorar y a lograr mayores niveles de fuerza, de orden, de comodidad, de esplendor. Actividades como los juegos olímpicos, lleva a desarrollar súper-humanos con mayores niveles de velocidad, de fuerza, los cuales se quedan con la fama, con un reconocimiento económico, pero la sociedad se quede con un buen espectáculo, y la especie se queda sus habilidades que son transmitidas a las siguientes generaciones en los genes. En un invento revolucionario, el inventor se queda con la gloria y el dinero; pero la especie se queda con el beneficio de que dichos genes de genio pasan a las siguientes generaciones. Eso ha sucedido en las especies. Así que es muy normal que de manera natural busquemos el reconocimiento. Incluso en una empresa a cualquiera de nosotros nos gusta que se nos reconozca el esfuerzo en el trabajo. La búsqueda el reconocimiento por parte de las personas, y el brindar admiración hacia aquellos que logran algo destacable, consolida las relaciones sociales, establece estructuras de poder, garantizando que solo los más actos dirigen los destinos en una empresa, y en una sociedad. Aunque suele haber muchas excepciones a la regla. Es por eso que uno de los principales temores por instinto de las personas es sentirse solos, olvidados, ignorados, y que nadie los reconozca. Es decir que a nivel de especie no conviene que estemos solos y por eso el impulso a relacionarnos, a ganar amigos, a llamar la atención para que nos tengan en cuenta. El consolidar una buena cantidad de amigos, es un gran mecanismo de supervivencia, ya que solo, no se logra muchas cosas.  La popularidad nos permite mantener contacto con muchas personas.

La búsqueda del reconocimiento, el llamar la atención y la vanidad.

Queda claro entonces que el llamar la atención, el mostrar las cosas buenas que tenemos, es algo positivo para nosotros, y es favorable a la especie. Ahora hablemos de como dejarse llevar por este sentimiento y cultivarlo en exceso, nos puede perjudicar.

Nos gusta mucho llamar la atención. Hace algunas décadas tener un carro era motivo de orgullo, eso generaba mucha admiración. Luego, cuando vinieron los celulares o móviles, se convirtieron en la forma de llamar la atención, y en general cualquier cosa externa la usamos para no pasar desapercibidos. Ahora con este mundo de internet, donde podemos darnos a conocer, se han generado nuevas formas de llamar la atención, y muchas veces las cosas que publicamos las hacemos para llamar la atención, para esperar ese me gusta, o ese comentario positivo. Si bien esto es normal, todos lo hacemos, aunque a veces es demasiado el esfuerzo que dedicamos a llamar la atención, y nos podemos dedicar horas enteras de manera inconsciente, a actividades que buscan al aprobación de los demás. Esto puede descuidar el tiempo que dedicamos a hacer cosas que pueden ser más urgentes.

El poder personal y la necesidad de afecto.

Hemos explicado a nivel evolutivo la función que cumplen todas estas acciones, que buscan mejorar la especie a través de la inteligencia colectiva. Pero se debe decir que lo que se hace en pro del conjunto disminuye en pro de la individualidad. Nos hemos vuelto muy psicodependientes, ya que necesitamos demasiado la aprobación de los demás. Y también a influido en construir una personalidad no natural, sino con una máscara hecha para que nuestra personalidad sea aprobada por los demás. El hecho es que esa búsqueda de afecto y de aprobación, es un círculo vicioso que se entra para no salir, porque nunca se está satisfecho. Siempre necesitaremos que nos digan que lo hicimos bien, que quedamos bien, y nos volvemos esclavos de las apariencias, de la moda. Todo esto genera una gran inseguridad, y al ser más inseguros, necesitamos llamar más la atención. Si bien la aprobación externa es importante por todo lo explicado anteriormente, no debemos dejar que esta nos consuma. La seguridad no se debe buscar afuera sino adentro, no debemos hacer las cosas para que los demás nos digan que están bien, si no para que nosotros nos cercioremos de que somos capaces. Al nosotros ver que fuimos capaces, nos llenaremos de seguridad en sí mismos. Si dejamos de adornarnos tanto para los demás y lo hacemos por nuestra autoestima, entonces nos veremos más naturales. Esto también tiene un riesgo ya que en exceso puede llevar a la persona a ser ególatra y egoísta, a no tener en cuenta los sentimientos de los demás, y es por eso que hay que llevar un sabio equilibrio entre llamar la atención, y hacer las cosas para nosotros mismos. Foto vía: Ania